Publicidad

2004: El año en que el oficialismo comenzó cojo y terminó triunfalista

Si bien a comienzos de año nadie apostaba por un buen resultado electoral de la Concertación, el oficialismo dio la sorpresa y, contra todos los pronósticos, logró mantener la brecha con la oposición. Esto ha abierto los aires triunfalistas del conglomerado de gobierno.


La Concertación comenzó el año negociando y lo termina de la misma forma. Mientras el 2004 buscaba los cupos y candidatos para las municipales de octubre, hoy arma plantillas para las parlamentarias y espera elegir al candidato presidencial oficialista antes de mayo próximo.

Y es que este año no ha sido nada fácil para el oficialismo. Partió derrotado y sólo los buenos resultados de las elecciones municipales, donde no hubo «empate», le trajo unos días de respiro y triunfalismo. Hoy, sin embargo, el caso Lorenzini y la elección del presidenciable ha significado un nuevo «nudo» para la Concertación.

Pero pese a los múltiples roces, tanto internos como entre los partidos de la Concertación, sin duda puede decirse que este año fue «bueno» para el conglomerado de gobierno. Y aunque ha habido varios casos de «muertes políticas» -principalmente la del caudillo de Valparaíso, Hernán Pinto- y algunos casos de corrupción siguen penando al oficialismo, en general, el balance es positivo.

Lograron una brecha electoral con la oposición, la popularidad del Presidente Lagos es una de las más altas desde que asumió el cargo, y si bien el tema de la elección del candidato presidencial puede generar más de un problema, lo cierto es que pocos conglomerados pueden decir que tienen tantos precandidatos o figuras fuertes como para competir por la presidencia de la República.

Negociaciones con traspiés

Si bien un aire de triunfalismo reinó en la Concertación, cuando presentaron el 31 de enero pasado, a varios meses de la inscripción de candidatos, un acuerdo en 309 de las 345 comunas del país, lo cierto es que las 36 comunas que restaban era nada más ni nada menos que las comunas «emblemáticas» y las que acaparaban casi la mitad de la votación nacional.

Y aunque los dirigentes de los partidos se empecinaron en terminar lo antes posible la negociación, asegurando que eso terminaría en marzo o a más tardar en abril, lo cierto es que la negociación se complicó y complicó y complicó.

No lograron el objetivo de tener lista la plantilla parlamentaria antes que la Alianza por Chile, pero lo más grave para el oficialismo no fue eso, sino que la demora y los arreglos de última hora, terminaron con más de 70 candidatos «descolgados» que fueron el fantasma que rondó todas las municipales.

El otro efecto político que produjo esta negociación fue un pequeño terremoto en el Partido Radical. La mesa, que en ese entonces dirigía Orlando Cantuarias, optó por subpactar con la DC, decisión que fue revertida por su consejo. Esto generó la salida del timonel y la creación de una mesa de consenso que encabeza el senador Enrique Silva Cimma.

El precio de Santiago

Pero quizás la madre de todas las batallas en la negociación municipal fue las tratativas por la comuna de Santiago. Mientras el PPD insistía en que esa comuna electoralmente les pertenecía, la DC aseguraba que el cupo era de ellos, pues el último alcalde había sido de sus filas.

A esto se sumaba que los candidatos de ambos partidos, Jorge Schaulsohn y Marcelo Trivelli no daban descanso a sus respectivas campañas, lo que hacía más difícil aún llegar a un acuerdo.

Finalmente, Adolfo Zaldívar, sacó cuentas y calculó que su objetivo era aumentar la votación de la colectividad, por lo que «vendió en oro» al PPD la comuna de Santiago. El resultado favoreció a la DC, que logró ser el partido más votado de la Concertación y revertir la tendencia a la baja obtenida en las elecciones anteriores. El PPD, en cambio, si bien sólo perdió por unos puntos, no logró su mayor objetivo político: derrotar al delfín de Lavín.

Pero la negociación por Santiago dejó una relación herida, que sólo hace unas semanas ha comenzado a superarse. El apoyo del PS a Trivelli como candidato significó que el PPD acusara a sus históricos aliados de «traición» y que las relaciones quedaran «dañadas» entre ambas colectividades.

Pero finalmente, salvo la derrota en Santiago, la Concertación pudo sacar cuentas alegres: logró la recuperación de comunas emblemáticas como Peñalolén, San Miguel, La Serena y Maipú, y mantuvieron la brecha con la votación de la Alianza por Chile. En cuanto a la votación de concejales, donde estuvo el gran triunfo oficialista, engrosaron su ventaja a 10 por ciento frente a la oposición.

Los descolgados de la Concertación, en tanto, obtuvieron un cuatro por ciento de la votación, lo que según dicen en el oficialismo se traducirá en votos para la o el candidato presidencial de sus filas.

Los presidenciables

Pero toda la elección municipal estuvo marcada por las presidenciales de 2005. Soledad Alvear, Eduardo Frei, Michelle Bachelet, Fernando Flores, Sergio Bitar y Marcelo Trivelli se perfilaron en un momento como precandidatos presidenciales.

Sin embargo, el tiempo y la adhesión popular a las «mujeres del gobierno» terminaron por «bajar» a los precandidatos PPD Fernando Flores y Sergio Bitar, y que las posibilidades que en algún momento se pensó que podría tener el senador Frei se vieran seriamente mermadas. Aunque él solo dirá si es o no candidato en la Junta Nacional de la DC en enero.

Pero los buenos resultados de la DC en las municipales significaron que el senador Adolfo Zaldívar evaluara sus posibilidades como precandidato presidencial, que ahora pelea con Soledad Alvear por ser el abanderado de la falange.

Michelle Bachelet, en tanto, ya tiene el apoyo cerrado del Partido Socialista y del PPD.

DC: El episodio Pinto

Sin duda uno de los momentos más complejos que debió enfrentar la mesa que dirige Adolfo Zaldívar durante este año fueron las acusaciones por supuesta pedofilia en contra del entonces alcalde por Valparaíso, Hernán Pinto.

Si bien Pinto no era un hombre de Adolfo, sí era carta segura para repostular una vez más al municipio de Valparaíso. El entonces jefe comunal siempre era uno de los que arrasaba en las elecciones de la comuna con más electores del país.

Además de poner al partido en una difícil situación, debido a las acusaciones, este episodio generó un fuerte conflicto al interior de la falange, pues sólo quedaban unos pocos días para inscribir a los candidatos. Finalmente se optó por Aldo Cornejo quien logró mantener la alcaldía en manos de la Concertación.

El caso Pinto ratificó la línea de la mesa de Zaldívar, de marginar de sus filas a quienes estén cuestionados en sus actos.

PS autoritario

Un punto importante durante la agenda política de este año fue la discusión del proyecto Royalty a las empresas mineras. Si bien el primer partido que dio el «vamos» a la iniciativa fue la Democracia Cristiana, fue el Partido Socialista quien tomó el tema como bandera de lucha.

Esto significó una verdadera obsesión en el PS, donde la directiva de la colectividad aseguró que el que se oponía al proyecto «no era socialista».

Esto llevó a que a mediados de julio Enrique Correa, a quien el consejo minero pretendía contratar para que hiciera lobby con los parlamentarios en contra del proyecto del gobierno, «renunciara» a la colectividad tras una serie de dimes y diretes con la directiva de su colectividad.

El hecho también llevó a que el gerente general del Consejo Minero, Eduardo Loyola, suspendiera su militancia al negarse a renunciar a su cargo.

La renuncia de Correa llevó a críticas internas y en toda la Concertación en contra de la directiva de Gonzalo Martner, a quien acusaron de «autoritario».

Pero para el Partido Socialista, en general, la pauta estuvo marcada por la carrera presidencial de Bachelet, donde hasta ahora solo han conseguido logros.

Quizás el «punto negro» del año fue haber bajado su votación en las elecciones municipales, aunque no de manera estrepitosa.

Publicidad

Tendencias