Publicidad

Irak: Una elección cruzada por el signo de una ocupación de largo plazo

Los comicios de este domingo son el primer paso para una nueva transición de once meses, pues sólo en diciembre de 2005 Irak estará en en condiciones de elegir un presidente constitucional. Por tanto, la soberanía seguirá condicionada al poder de las fuerzas de ocupación.


Las elecciones que se llevarán a cabo en Irak este domingo permitirán elegir una asamblea para un gobierno de transición. Serán 275 los miembros de esta asamblea que elegirán, a su vez, un Presidente y un Primer Ministro, que tendrá el poder sobre las Fuerzas Armadas iraquíes.



Esta elección es el primer paso para una nueva transición de once meses, pues recién en diciembre de 2005 se podrá estar en condiciones de elegir un presidente constitucional. En la práctica, con esta elección Irak no recupera soberanía. De allí que los ataques de la resistencia no disminuyan y que la violencia de los combates se haya expandido ahora hasta Al Rutbah.



La muerte de 31 soldados norteamericanos el pasado miércoles en un operativo donde cayó un helicóptero, a cinco días de la elección y en una localidad ubicada a pocas horas en automóvil de la frontera con Jordania, tiene un potente significado, que los medios más acoplados a la ocupación -como CNN- han intentado desperfilar, pese a que se trató de la jornada más sangrienta desde la posguerra.



Al Rutbah no es otro lugar más donde cae un helicóptero norteamericano. Es un enclave obligado en el tránsito hacia Bagdad desde Amman (Jordania) y desde Damasco (Siria), y que en forma aplastante ha estado bajo dominio de las fuerzas de ocupación desde el comienzo de la invasión. Es un territorio con tal grado de dominación estadounidense, que parece inconcebible que allí se produzcan ataques contra las fuerzas de la ocupación. Por lo demás, Al Rutbah está muy distante de la franja fluvial desde Kirkuk a Nassiriyah, escenario principal de los enfrentamientos.



Retiro



La soberanía que se espera con este paso, el de las elecciones, estará nuevamente condicionada por el poder aplastante de las fuerzas de ocupación que no se retirarán hasta 2007, como tiempo mínimo, según la información que circula en fuentes en Jordania y el propio Irak.



Este dato, concuerda plenamente con el anuncio del general de las Fuerzas Armadas del Reino Unido, Michael Jackson, días antes de la invasión en marzo de 2003, en el sentido de que "las fuerzas de ocupación permanecerán en Irak por lo menos cinco años".



Curiosamente este general apareció muy escasamente en los medios durante la guerra y toda la información quedó centralizada en comando central en Qatar. "La duración de la permanencia de las fuerzas de ocupación en Irak es el secreto guardado bajo siete llaves y no depende de que Irak recupere estabilidad y soberanía", dice a El Mostrador.cl una fuente diplomática.



Esto se ajusta al pensamiento de otros analistas, principalmente los que escriben para The New Yorker, The Guardian, y semanarios como The Nation, American Prospect, y "Z", entre otros, que apuntan a que el retiro de tropas está dependiendo de la evolución del combate al terrorismo en la zona, lo que implica una permanente evaluación y monitoreo, con presencia masiva de tropas, de las situaciones en Siria, Irán y Arabia Saudita.



Después de esta elección, en Irak nada es definitivo y menos una posibilidad de respiro para la población que ha estado afectada por una dilatada anormalidad en sus vidas: tres guerras en 25 años.



El apoyo del público a la guerra en los EEUU se agota en la medida que la violencia aumenta. Una encuesta organizada por el Washington Post demostró que el 58% de los encuestados estaba en contra de la presente situación. Shaul Mofaz, el ministro de Defensa de Israel, señaló a la prensa que la violencia continuaría después de la elección.



La incierta oposición





El problema no es si la estabilidad mejora después de la elección, si no qué rumbo y qué dimensión tendrá la oposición a la ocupación. Porque el gran error que se está cometiendo es pensar que una mayoría de la población va a considerar la elección como el paso significativo para una mejoría general de la situación.



"La situación no va a mejorar sustancialmente, como sugieren entrevistas realizadas a la población en canales oficiales de la ocupación como CNN, diciendo: ‘yo voy a votar porque ahora voy a tener combustible , yo voy a votar porque ahora voy a tener luz eléctrica’", reporta el empresario Sami al Sharif, de Watchcom.



Hoy, a pocas horas de una elección que en la práctica se desarrollará en medio de combates y operativos militares de todo tipo, la duda reinante en el mundo sobre la legitimidad de la ocupación, por la razón que fuere -por la cuestión moral que implica derrocar a un régimen abominable o por la presencia de armas de destrucción masiva-, comprueba aún más la degradación de un derecho internacional ya en una aguda crisis.



El uso de una elección para elegir un gobierno de transición, alegando que a través de ella puede darse la recuperación de la soberanía, es precisamente el problema. El daño efectuado en estos dos años de enfrentamientos en Irak ha sido demasiado profundo, y en el curso de este proceso pareciera quedar cada vez más claro que todo habría estado diseñado para justificar una larga ocupación.



En este sentido, la elección de una asamblea como la que se elige este 30 de enero está dentro del plan original conocido en todas la cúpulas de los países que han formado y forman parte del Consejo de Seguridad, pero que no se manifiesta al público. El dossier Irak ha navegado por muchas aguas, algunas encubiertas en la superficie, otras recorriendo canales profundos absolutamente ocultos para el ojo público. Claramente son muchos los países que tienen intereses en Irak, la tercera reserva de petróleo crudo en el mundo. De allí se explica la pasividad de una mayoría de naciones frente a este espectáculo de una elección forzada y llevada a cabo en medio de un ambiente de distorsiones con implicancias impredecibles.



Contradicciones



La recuperación de la soberanía a través de un abandono acelerado del suelo iraquí por parte de las tropas de ocupación significaría, para muchos analistas del Pentágono y de la Comunidad Europea de Naciones, llevar al país a la guerra civil. Pero lo cierto es que la distinción en Irak entre un país ocupado, inseguro e inestable, y un país en guerra civil, resulta difícil de evaluar. Qué es mejor, es algo que no queda claro. Lo que sí está claro para la administración Bush y una mayoría de países con intereses en la reserva petrolera iraquí, es que la situación actual es mejor que la que los iraquíes vivían bajo el régimen de Sadam Hussein.



Lo afirmó el Presidente Bush en su primera conferencia de prensa al asumir su segundo período: "Irak está hoy mejor que antes, porque hay libertad ". Al examinar el espectáculo de horror y la trayectoria de destrucción y drama humano acumulada, pocas veces la palabra libertad había adquirido un sentido tan vacío, y de pronto amenazador. Aplicando la controvertida lógica de la Casa Blanca, que emerge desde la experiencia de Irak, y observando la recuperada alianza occidental, se pronostican tiempos violentos en un itinerario de cambios de regímenes aprobados tácitamente por la llamada comunidad internacional que se anida bajo los preceptos del Consejo de Seguridad de la ONU.



Al final, la elección no deja ser, a grandes rasgos, una manifestación más de campaña mediática internacional para convencer a la opinión pública de que los insurgentes están en contra de la democracia.





_________________

Publicidad

Tendencias