Pese a que la defensa de Marcela Imil, una de las dos hermanas inculpadas en el homicidio del profesional asesinado en su oficina en Santiago, insistió en su inocencia, el máximo tribunal sólo accedió a rebajar su condena estimando que el delito no se llevó a cabo con premeditación. Su hermana Beatriz, que ejercía la prostitución, aún espera la sentencia definitiva en su contra.
La Segunda Sala Penal de la Corte Suprema acogió un recurso de casación en el fondo interpuesto por la defensa de Marcela Imil Toledo, una de las dos condenadas por el asesinato del abogado Patricio Torres Reyes, quien recibió 50 puñaladas que segaron su vida el 17 de diciembre de 1999, en su oficina ubicada en calle Moneda 975, Santiago Centro.
La mujer, quien hasta ahora insiste en su inocencia, fue identificada en una ronda de reconocimiento a que fueron sometidos los testigos de este homicidio, quienes la identificaron como la acompañante de su hermana Beatriz, de 22 años, quien se dedicaba a ejercer el comercio sexual.
Sin embargo, pese a sus alegaciones, el máximo tribunal desestimó que en el mencionado proceso judicial no existan presunciones fundadas de la participación de Marcela en el homicidio del abogado Torres.
De hecho, la inculpada fue condenada a una pena de presidio perpetuo como autora del delito de robo con homicidio, mientras que se le aplicó una sanción de 10 años de prisión por la autoría del incendio del mencionado estudio jurídico, por decisión del 2° Juzgado del Crimen de la capital en marzo de 2002.
Sin embargo, esta sentencia fue modificada ahora por la Corte de Apelaciones de Santiago, instancia que decidió mantener la sanción aplicada por el incendio a la oficina del profesional, sin embargo, rebajo la condena por homicidio calificado a 15 años y un día.
Sin premeditación
La Sala Penal de la alta magistratura, no obstante, decidió acoger el recurso de casación en el fondo interpuesto por la defensa de la mujer, estimando que de los hechos expuestos en el expediente dan cuenta que el asesinato del abogado no fue llevado a cabo con premeditación.
De esta forma, los ministros Alberto Chaigneau, Enrique Cury, Jaime Rodríguez y los abogados integrantes Emilio Pfeffer y Ricardo Peralta, decidieron aplicarle una pena única de 15 años y un día, estimando que su conducta adolece de las agravantes de aumentar deliberadamente el mal causado y obrar con premeditación.
La mujer condenada está vinculada a este crimen por haber sido sindicada como la mujer que acompañó a su hermana Beatriz, quien se desempeñaba en el comercio sexual, a la ofina de Patricio Torres, a quien en medio de un servicio de esta índole lo golpearon con un objeto contundente y procedieron a apuñalarlo.
Luego de ello, procedieron a prender fuego al estudio jurídico en que se desencaderon los hechos, a fin de borrar todas las huellas que las pudieran inculpar.
Sin embargo, Marcela Imil fue la primera en ser detenida y condenada por la justcia, mientras que su hermana se entregó a la policía luego que la primera de las mujeres fuera sentenciada a presidio perpetuo, argumentando que ella era la única responsable del crimen.
