Las rencillas entre grupos ambientalistas volvieron a la palestra tras el anuncio del Gobierno de crear el cargo de presidente de la Conama. Para las ONG que firmaron el año pasado un compromiso de diez puntos con Michelle Bachelet, la iniciativa está en el camino correcto, mientras que para otros, como el economista Marcel Claude, todo es parte de una »maniobra comunicacional».
Fue en noviembre de 2005, al fragor de la campaña presidencial, cuando la entonces candidata Michelle Bachelet firmó con un grupo de ambientalistas un compromiso de diez puntos para la sustentabilidad ambiental del desarrollo nacional, que incluía la creación de un Ministerio para el sector.
La cita tuvo lugar en el «Jardín Botánico Chagual", comuna de Vitacura, y asistieron al acto representantes de Chile Sustentable, Terram, el Instituto de Ecología Política (IEP) y la Fiscalía del Medio Ambiente (Fima).
La suscripción del acuerdo fue duramente cuestionada en esa oportunidad por Fundación Oceana, que preside el economista Marcel Claude, quien lamentó que los directivos de las mencionadas organizaciones, es decir, Sara Larraín, Rodrigo Pizarro, Manuel Baquedano y Fernando Dougnac, se adjudicaran la representatividad del mundo ambiental.
Desde ese minuto la "fotografía" no ha cambiado ni un ápice entre los ecologistas y, lo que es peor, se profundizaron con el anuncio de Bachelet de crear el cargo, con rango ministerial, de presidente de la Comisión Nacional del Medio Ambiente (Conama), el primer paso hacía la instalación de una cartera para el sector.
Los aplausos a la idea
La mandataria dio a conocer su decisión de enviar el respectivo proyecto de ley al Congreso este jueves, en la Reserva Nacional de Peñuelas en Valparaíso y, como era de esperar, la reacción entre ambos bloques fue dispar.
El viernes parte importante de los firmantes del acuerdo con Bachelet se manifestaron, en general, conformes y optimistas con la decisión, y dieron su visto bueno al camino que está siguiendo el Gobierno.
En ese sentido, Manuel Baquedano, del IEP, sostuvo que "el envío al Congreso del proyecto de ley que dará rango de ministro al presidente de Conama es un paso significativo en la renovación de la institucionalidad ambiental, comprometida por la Presidenta Bachelet, ya que establece una autoridad de alto rango político y dedicación exclusiva, acorde con los desafíos de compatibilizar el desarrollo económico y la protección del medio ambiente".
Asimismo, Larraín y Pizarro ven la llegada de un presidente de la Conama como una oportunidad única para avanzar, en otras materias, en la implementación de una subsecretaria de Recursos Naturales y Biodiversidad, y para sacar adelante algunas tareas pendientes de la administración de Ricardo Lagos, como la Superintendencia Ambiental, que finalmente nunca fue enviada al Congreso.
Maniobra comunicacional
Pero Marcel Claude, de Oceana, no está igualmente contento. Es más, explicó que la medida es puramente "cosmética" y que no ayudará a resolver las urgencias ambientales que tiene el país.
Además, lamentó nuevamente que las "figuras" que aplaudieron la decisión del Ejecutivo se sigan "autoproclamando como los representantes del movimiento ambiental chileno", siendo que existe una gran parte de la ciudadanía que "no ve una intención real de cambiar el modelo de depredación de recursos y acumulación de riquezas que ha llevado adelante la Concertación".
"¿Dónde están los protagonistas de las principales luchas ambientales del año pasado? ¿Dónde están los vecinos de Valdivia, que denunciaron el desastre del Río Cruces? ¿Dónde está la ciudadanía de Vallenar y de Alto del Carmen, que tantas veces gritó su rechazo al proyecto Pascua Lama, sin ser escuchada? ¿Dónde están los pescadores artesanales o los trabajadores de las plantas salmoneras?", preguntó.
"Ellos, que son los líderes regionales luchando de verdad y en terreno por un medio ambiente más sano, no han sido ni siquiera consultados acerca de esta iniciativa. Esto es una prueba más de que la creación de un Ministerio del Medio Ambiente, no es más que una estrategia comunicacional, montada con el apoyo de figuras ambientales claramente interesadas, con miras a mantener el estado de cosas sin entrar en las modificaciones de fondo. Es más, ni siquiera tiene en cuenta el rotundo fracaso que estas iniciativas han experimentado en el continente", concluyó.
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