Un crudo análisis político sobre la situación interna de la colectividad de izquierda de la Concertación hace el ex secretario de Estado, en el marco de las elecciones del 23 de abril próximo. El militante socialista, quien postula al Comité Central en la lista de la diputada Isabel Allende, condena la escasa presencia del partido en la ciudadanía.
Desilusionado de los «escasos esfuerzos» que han hecho las cúpulas del Partido Socialista (PS) para evitar que esta colectividad muera definitivamente en los próximos años se mostró el ex ministro de Transporte, Germán Correa.
Este, quien formó parte del primer gobierno de la Concertación a principio de los ’90, aseguró que los candidatos a la presidencia del PS se han equivocado al poner en el centro de la discusión que esa tienda debe o no ser leal e incondicional al gobierno de Michelle Bachelet.
En su opinión, primero el PS debe encantar a las bases y tener propuestas concretas en materias de seguridad pública, empleo, vivienda y desarrollo económico, por ejemplo, antes de enfrascarse en una discusión que no tiene sentido.
El ex tercerista se preguntó -con un tono enfático- qué sentido tiene apoyar al gobierno de Bachelet sino están las fuerzas en el PS para ello porque -a su parecer- los máximos dirigentes socialistas dejaron abandonadas a las bases, que son el sustento de cualquier partido, reafirmó.
-¿Qué le parece que las elecciones internas del PS se hayan volcado casi exclusivamente respecto al grado de apoyo que se le debe dar al gobierno?
-Tenemos un partido muy complicado internamente, con muy poca participación y muy manejado por las cúpulas. Entonces es un PS que no tiene la fuerza interna ni la inserción social suficiente para apoyar de verdad al gobierno de Michelle Bachelet y ese es el tema que se discute. Y eso requiere que el PS tenga un remezón interno, que realmente quiera reformarse, que tenga presencia verdadera.
-Algunos dirigentes piensan que el PS necesita revitalizarse pero a nivel de bases, porque las cúpulas se preocupan de otras cosas. ¿Usted comparte esta opinión?
-Yo creo que desde hace varios años el partido se ha manejado de manera muy cupular por los grupos de poder internos. Hay poco interés por la militancia, hay poca información, poco dar tareas, escasa organización… Es decir, mucha más presencia popular tiene la UDI en estos momentos que el PS. Nosotros tenemos muchos dirigentes sociales que están vagando, solos, aislados, que nadie los toma en cuenta, a los que nadie les da conducción. En definitiva, tenemos un capital social importante pero completamente desarticulado porque la dirección política no se preocupa de eso.
Los dirigentes sólo se preocupan de las candidaturas municipales, parlamentarias y de los cupos para el gobierno, y cuando llegan las elecciones internas lo único que hacen es movilizar a la gente para que voten, pero nunca se han preocupado del resto, entonces tenemos un partido alicaído y muerto por dentro.
-¿Usted cree que ese partido alicaído refleja en definitiva el 10 por ciento de apoyo electoral que tiene en la actualidad?
-Bueno, exactamente ese es el tema porque tú ves que muchos de nuestros candidatos tienen buenas resultados en las elecciones de alcaldes, diputados o senadores, incluso tenemos gente que recibe votos de un 25 por ciento o 40 por ciento, sin embargo a nivel nacional nuestro apoyo llega a un 9,5 por ciento. Entonces hay algo malo. Yo creo que el PS es un partido que no es capaz de recoger el respaldo que obtenemos cuando participamos en los comicios.
-La diputada Isabel Allende ha sido una de las personas que ha cuestionado más duramente a Escalona. ¿Usted comparte sus expresiones?
-Yo creo que las descalificaciones personales están fuera de lugar, así como esos cuestionamientos que se trató de hacer de la lista de Isabel, donde se dijo que eran los menos leales al gobierno de Michelle. Esa es una discusión absurda. Aquí lo que cabe es una crítica política a un grupo de dirigentes que año tras año se reparte el poder, pero no hay un correlato en torno a ejercer ese poder y un desarrollo de la fuerza partidaria, y esto no solamente afecta a Camilo sino que también a otros dirigentes.
-¿Cree que la lista de Allende encarna el descontento que hay en un sector de las bases con respecto al rol de los máximos dirigentes?
-Efectivamente, por eso yo voy en la lista de la diputada Allende porque coincidimos en el diagnóstico del estado del partido. Además quiero ser bien claro: aquí no caben las descalificaciones personales y creo que Isabel, quien ha sido parte de las mesas directivas durante estos años, hace una autocrítica de esa conducción y que ella sola no estuvo en condiciones de revertir, y que ahora hay un grupo de gente, que venimos de distintos lados, que queremos hacer cosas importantes en el PS y sobre todo recuperar su mística.
-¿Qué relación debe tener la nueva mesa directiva del PS con Bachelet?<br<
-La nueva directiva tiene que hacer dos contribuciones: una es la presencia social del partido, y segundo si el PS está en el gobierno debe estarlo con propuestas concretas y no solo con cargos. Lo fundamental es entregar ideas a la Presidenta, la que está dispuesta a buscar diálogos con todos los sectores.
La idea es contribuir con el nuevo gobierno y no obstaculizarlo.
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