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«Los ministros deben estar calladitos cuando aún la Presidenta no decide»

El ex embajador asegura que el debate que se ha producido en torno a la decisión de Chile respecto a si apoya o no a Venezuela en Naciones Unidas no ha sido »muy positivo» para la convivencia interna. Además, condena que el canciller se haya inclinado por una postura contraria a Hugo Chávez, porque »él es un subordinado de la Mandataria y debe esperar su resolución».


Confiado en que la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, tomará la mejor decisión sobre el voto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se muestra el ex embajador en Argentina, Jorge Arrate. En esa línea, manifiesta su desagrado a la hora de hablar sobre las autoridades diplomáticas, como el embajador de Chile en Venezuela, Claudio Huepe y el canciller, Alejandro Foxley, que han expresado opiniones a favor y en contra de apoyar al gobierno de Hugo Chávez en dicha instancia internacional.



Es por eso que Arrate manifiesta que Huepe no debió haber hecho nunca declaraciones de apoyo a Caracas y Foxley, por su parte, sólo tiene que obedecer las instrucciones de la Presidenta de la República. "Los ministros, de todas las áreas, pero en especial en el área de las relaciones internacionales, tienen que estar en las filas calladitos, cuando la Jefa de Estado ha dicho que aún no ha tomado una definición en esta materia", recalca Arrate.



Sin embargo, no comparte los últimos dichos del senador socialista, Alejandro Navarro, quien acusó al ministro de Relaciones Exteriores, de ser genéticamente pro-norteamericano. Pero, en todo caso considera legítimo que el díscolo parlamentario haya viajado a Venezuela a entregar su pleno respaldo a Chávez y al destituido embajador, Víctor Delgado.



-¿Qué le parece todo el debate que se ha producido debido a la decisión que Chile debe tomar respecto a si apoya o no a Venezuela en la ONU?
-Pienso que todo el mundo tiene el legítimo derecho a expresar su opinión, desde ya los partidos políticos, los parlamentarios, expertos y dirigentes, y sin duda que son expresiones importantes, pero aquí se ha producido un debate público en el que en cierta forma se ha presionado a la Mandataria y eso no me parece positivo.



-¿Coincide con algunos socialistas en el sentido de que los demócratas cristianos han presionado a la jefa de Estado de una manera desproporcionada?
-Socialistas ha habido de todo. Seamos realistas, algunos de nosotros hemos opinado de manera muy distinta, pese a que hay un acuerdo de los partidarios en esta materia. Yo creo que nos hubiésemos beneficiados todos de un esfuerzo colectivo con un poco más de silencio. A mi parecer la relación entre Chile y Venezuela ha estado marcada por un conjunto de torpezas.



-¿Cómo cuáles?
-Por mencionar alguna, la torpeza del gobierno chileno cuando reconoció al gobierno golpista que había derrocado a Chávez. También creo que hubo un periodo en que el propio mandatario venezolano se excedió en ciertos lenguajes en relación a nuestro país y tendió a enrarecer la atmósfera, y luego pasó lo del embajador Delgado…



«Me parece bien que parlamentarios hayan viajado a Venezuela»



-¿Coincide con lo que dijo el ex diplomático en contra de la DC?
-Lo que estamos discutiendo no es si el embajador dijo o no la verdad, para mí el señor Delgado se extralimitó y estaba fuera del marco de sus funciones. Un embajador no puede efectuar pronunciamiento como los que hizo él. Por ejemplo yo fui embajador en Argentina y jamás se me hubiese ocurrido expresar opiniones de ese tipo, si le agregamos a eso un hecho que para mí es bastante insólito: Aquí todo el mundo da por descontado que el canciller Foxley está por no votar por Venezuela, yo no sé si el ministro, por quien tengo un gran afecto, lo ha expresado, pero la impresión que tiene la ciudadanía es esa, mientras el embajador Claudio Huepe, que es un gran amigo mío, cometió el error de mostrarse partidario de Caracas.



Entonces, lo insólito es que aquí la opinión pública sabe la posición del embajador chileno y del ministro de RR.EE; eso, en materia de relaciones exteriores, es completamente inadecuado. Aquí es la Presidenta de la República la que tiene la facultad constitucional de dirigir la política internacional de Chile y nadie más. Los demás son subordinados y no es una forma de dirigir las relaciones internacionales hacer saber como embajador o canciller opiniones propias cuando la Jefa de Estado todavía no se ha pronunciado.



Hoy día leí unas declaraciones de Foxley, que es lo más lúcido que le he escuchado, donde dice que "el tema lo resuelve la Presidenta y yo solo soy ministro", y a ello digo: ojalá que se mantenga en esa línea.



-¿Entonces usted cree que él se ha tomado atribuciones que no le corresponden?
-Lamento decirlo, porque no tengo ningún tipo de animadversión contra Foxley, por el contrario, pero no creo que sea propio que la ciudadanía sepa la opinión del canciller cuando la Presidenta no ha resuelto.



-¿Coincide con el senador Navarro en orden a que Foxley es genéticamente pro-norteamericano?
-La Presidenta ha sido bastante clara en orden a decir que no ha resuelto, y me quedo con eso. Lo que decida la Mandataria a mí me va a parecer bien porque lo hará considerando todos los antecedentes respecto a qué es lo mejor para Chile y América Latina. Por eso, creo que los ministros, de todas las áreas, pero en especial de relaciones internacionales, tienen que estar en las filas y bien calladitos cuando la Presidenta ha dicho que aún no ha tomado una definición. Ahora, yo no creo que esas cuestiones se lleven en los genes sino que se adquieren por la cultura, y no estoy de acuerdo con la afirmación de Navarro.



-¿Apoya que Navarro y otros parlamentarios hayan ido de Venezuela?
-Me parece muy bien, están en su pleno derecho y no veo por qué no podrían haber ido a ese país.



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