Aunque el máximo tribunal dejó en acuerdo la contestación a la extensa misiva de descargos entregada por el titular de la cartera de Justicia, Isidro Solís, fuentes de la alta magistratura adelantaron que también se le hará presente la poca exactitud de algunas de sus apreciaciones, sobre todo en lo relativo al supuesto anquilosamiento de los supremos.
«Un ánimo de diálogo permanente» es el principal objetivo que se buscará con la respuesta que dará el pleno de la Corte Suprema a los descargos hechos por el ministro de Justicia, Isidro Solís, ante las duras críticas que se formularon a su gestión, reflejadas en las conclusiones de las jornadas de reflexión que realiza anualmente el máximo tribunal.
En la misiva enviada por los magistrados se expresó la inquietud y desánimo de la judicatura, por lo que calificaron como «falta de acción» de esta secretaría de Estado. Ante ello, Solís hizo llegar su respuesta el miércoles de esta semana, donde defendió su desempeño atribuyendo los problemas generados a la eventual dificultad de los miembros del Poder Judicial para adaptarse a los cambios.
Si bien oficialmente se informó que, luego de analizar el extenso documento, los integrantes de la máxima magistratura acordaron la redacción de una contestación que será dada a conocer durante la próxima semana, fuentes judiciales adelantaron a El Mostrador.cl los principales lineamientos que contendrá dicho documento.
Según trascendió, el tema que planteará la Suprema a su interlocutor del Poder Ejecutivo será la necesidad de crear una instancia de «diálogo permanente», donde exista el espacio adecuado para plantear las inquietudes de los judiciales y evitar, de esta forma, el intercambio epistolar que se ha dado durante estas últimas semanas, el cual no permite la debida interacción para poder avanzar en los temas pendientes que existen entre ambas instancias.
La idea que buscaría implementar el máximo tribunal es la posibilidad de crear una instancia formal de diálogo con el gobierno, por ejemplo, mediante la elección de interlocutores válidos por parte de la magistratura, así como también del ministerio de Justicia, que tenga un funcionamiento periódico para debatir los problemas entre ambos estamentos.
Molestia y precisiones
No obstante, algunos de los consultados no dejaron de expresar su molestia ante algunos de los argumentos incluidos en la respuesta del secretario de Estado, ya que habrían datos inexactos sobre algunos aspectos, como los tribunales de familia, por ejemplo.
Asimismo, causó malestar que Solís haya endosado la responsabilidad del retardo en el nombramiento de nuevos jueces en las supuestas anomalías que existirían en las ternas confeccionadas por las Cortes de Apelaciones.
No obstante, lo que más generó disgusto entre los miembros de la Suprema fue la crítica velada que se hizo hacia ellos acusándolos de una suerte de anquilosamiento.
«No podemos olvidar que hasta hace sólo una década cuando concurríamos a los Tribunales de Justicia, encontrábamos a los funcionarios encargados de reconducir los conflictos más complejos de los seres humanos detrás de añosos escritorios, máquinas de escribir antiguas, espacios lúgubres y pequeños;hoy en cambio, trabajan en espacios llenos de luz, cómodos, con mecanismos tecnológicos adecuados, con recintos apropiados para los usuarios, entre otros ejemplos. Esto, que a todas luces podemos percibir como positivo y enriquecedor, para algunos ha sido una tarea difícil de adaptación, sobre todo para aquellos que han trabajado en las condiciones iniciales por treinta años», sostuvo Solís.
«Adecuarse al cambio no es sencillo, por ello hemos estimado que la mejor forma de lograr un crecimiento equilibrado del sector
es hacerlo por etapas, gradualmente, estando siempre alerta del objetivo final, que es poder entregar a las chilenas y chilenos acceso a la justicia de manera oportuna, eficiente e igualitaria», añadió en su misiva.
Estos dos párrafos fueron los que generaron más ronchas al interior de la Corte Suprema, ya que se dijo que estas afirmaciones no se condecían con todos los esfuerzos iniciados desde el máximo tribunal para modernizar el funcionamiento de los tribunales, por ejemplo, la inclusión de nuevas tecnologías y digitalización de muchos de los procedimientos.
«Aquí no hay nadie que eche de menos la máquina de escribir o las oficinas oscuras. No porque tengamos cerca de 30 años de carrera judicial significa que no somos capaces de encabezar un proceso de modernización como corresponde», dijo uno de los requeridos al respecto.
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