Justo en momentos que la Casa de Bello se prepara para captar nuevos alumnos para sus aulas, el senado de la comunidad universitaria se deberá pronunciar sobre la aprobación del nuevo presupuesto. Pero ya se anticipa que este organismo pedirá mejoras al proyecto, en especial porque la venta de servicios y aranceles siguen siendo la fuente de los recursos para mantener al plantel.
El Senado de la Universidad de Chile fijará este martes su postura frente al presupuesto 2007, presentado por el rector del plantel Víctor Pérez, cuyo monto asciende a los 90 mil millones de pesos. El proyecto ya recibió objeciones en su paso por el Consejo Universitario y se anticipa que pasará lo mismo en esta oportunidad, por lo que en caso de aprobarse, no será por la unanimidad de sus miembros.
Los reparos del Consejo apuntaron, en específico, a lo relacionado con la distribución de los recursos entre las facultades, que ha sido una eterna disputa al interior de la universidad. De hecho los candidatos a la rectoría, en la pasada campaña electoral, centraron su discurso en la necesidad de hacer más equitativa la repartición de la torta presupuestaria.
Este es el primer presupuesto o Fondo General que deberá votar el Senado, instancia que es resultado de la nueva institucionalidad que goza la Casa de Bello, luego de la promulgación de su nuevo estatuto democrático, en marzo 2006, y que le asigna la misión de la labor normativa del plantel y de sus definiciones estratégicas.
Este organismo lo integran 27 académicos, 7 estudiantes y 2 funcionarios, y al igual que el Consejo Universitario, es presidido por el rector.
Polémica por aranceles
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Sobre el tema en discusión, uno de sus integrantes del Senado, el ex presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, Felipe Melo, afirmó a El Mostrador.cl que efectivamente "existen reparos entre algunos senadores relativos a la ausencia de un cambio de perspectiva en el actual proyecto universitario".
"Es decir, salvo contadas excepciones, (en el presupuesto) se mantiene el incrementalismo crónico en que ha caído la universidad, donde el fuerte de los nuevos ingresos sigue estando en la venta de servicios, incluidos en ellos los aranceles estudiantiles que suman ya casi el 50% del fondo general", expresa Melo.
"Por otro lado, habiendo aprobado recientemente el senado un nuevo Proyecto de Desarrollo Institucional, resulta necesario un sofisticado estudio de las glosas para darse cuenta que alguna relación existe entre ambos entes. Es decir, el presupuesto no se hizo pensando en la carta de navegación de la universidad, y eso es un error", advierte el ex dirigente estudiantil.
Otros argumentos para exigir correcciones, responden a la metodología que ha seguido el proyecto de presupuesto, ya no que se habría considerado la opinión del senado en el diseño de la propuesta, "lo que tal vez habría dado solución a algunos de los problemas anteriores", plantea.
Legitimidad del presupuesto
-El rector igual puede aprobar el presupuesto sin el apoyo del Senado, desde ese punto de vista, ¿qué sentido o qué poder tiene esta instancia?
-En caso que el Senado no ratifique el proyecto, se conforma una comisión mixta paritaria entre el Senado y el Consejo, que tiene 10 días para zanjar un nuevo proyecto. En caso de empate o que no llegue a conclusión dicha instancia, será el propio rector quien dirima la situación.
Este procedimiento, que me parece adecuado, permite compatibilizar el buen funcionamiento institucional con la necesaria participación democrática de una universidad pública. La diferencia de una aprobación unánime del Senado con una situación donde el rector por sí solo termina aprobando el proyecto me parece evidente, y dice relación con el grado de legitimidad y representación de la comunidad universitaria en una determinada forma de invertir los recursos de la universidad.
-Finalmente, este proceso ¿podría generar algún tipo de movilización interna, que afecte en algún grado el proceso de postulación?
-Me parece que no. Los estudiantes y la opinión pública deben saber que esta discusión es fruto de la forma democrática, participativa y vanguardista que tiene la Universidad de Chile de tomar sus decisiones. Situaciones mil veces peores ocurren en las otras universidades chilenas, pero dado su obscurantismo ni siquiera salen a la luz pública. La nueva institucionalidad de la Universidad de Chile es sólida y está preparada para dar adecuada cabida a uno de los baluartes más preciados de la Casa de Bello, su pluralismo.
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