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‘Abuso sexual a menores se convirtió en deuda ética de literatura infantil’

Pedofilia y alcoholismo son algunos de los temas que aborda el periodista y escritor chileno Lino Solís de Ovando en »Cecilpúas», su primera novela infantil que forma parte de los planes obligatorios de lectura en los colegios de Ecuador y que ahora podría ser publicada en Chile y Colombia. »Me gusta meterme en temas oscuros, de los que casi nadie escribe», asegura.


Cecilpúas es preadolescente, fanática de la banda Sex Pistols y de caminar con las manos en los bolsillos bajo la lluvia. Su familia, compuesta por su padre y su perro Wan-Tán, supera la pérdida de su madre mientras la niña mira con ojos perspicaces el mundo que la rodea y sueña con ser cantante. De punk, por supuesto.



Un país latinoamericano cualquiera es el escenario en que el periodista y escritor chileno Lino Solís de Ovando fijó residencia para Cecilpúas y sus amigos, "la manada de elefantes", un grupo de niños con carácter, gustos y preferencias claras.



Algo que parece un detalle, pero que según Solís de Ovando es una verdadera novedad en el mundo de la literatura infantil. "A mí me interesa provocar en alguna medida, porque cada vez que hablo con niños, me trasmiten la idea de que no podemos seguir tratándolos como hace un siglo atrás", dice el autor.



Las púas de Cecilia



Antes de partir a Ecuador, donde actualmente reside, Lino Solís de Ovando trabajó para los diarios El Mostrador.cl, Las Últimas Noticias y en las revistas Fibra, Plan B, La Calabaza del Diablo y La Malapalabra, de Argentina. Además, colaboró para la agencia literaria Librusa.com de Estados Unidos y creó un blog conocido como Goma de Mascar, elegido en 2005 entre los diez mejores de Hispanoamérica. Actualmente es parte del comité editorial de la revista latinoamericana de cuento Milmamuts.



Inicialmente, "Cecilpúas" era un cuento de seis páginas escrito por encargo de María José López, una amiga diseñadora radicada en Buenos Aires. "Sorpresivamente me pidió un cuento para niños y a regañadientes lo escribí. El encargo era para que el cuento fuera ilustrado por María José y luego enviado por editorial Trillas, de Colombia, a la licitación de textos escolares que realiza el gobierno", cuenta.



Solís de Ovando explica que el texto pasó sin pena ni gloria, "pero a mí me había agradado escribirlo. Así que como me iba a vivir a Quito, Ecuador, decidí probar suerte con Alfaguara, y a ellos les encantó, pero para que se convirtiera en novela. O sea, de 6 páginas, tenía que pasar a 120".



El texto, que ya forma parte de los planes de lectura obligatoria en Ecuador, también está siendo evaluada para ser publicada por Alfaghuara Colombia y Alfaguara Chile.



– ¿De dónde viene la historia de "Cecilpúas"?
– La historia surge por Camila, la hija de un querido amigo, Francisco Sion. Él me había contado que su hija se había convertido en punk, así que ése fue el punto de partida. En paralelo, yo estaba escribiendo Goma de Mascar, mi blog de ficción (http://gomademascar.blogspot.com), donde la hija del catador de chicles también es punkie, así que Cecilpúas vino a confirmar mi admiración las llamadas tribus urbanas.



-Cecilpúas escapa a los parámetros tradicionales en que se mueven los personajes de cuentos infantiles ¿A partir de qué elementos creaste el personaje?
– Hice el ejercicio de imaginar el padre que quiero ser en el futuro y así afloró el papá de Cecilpúas, con quien tiene una relación bien horizontal, de amigos, la que no impide poner límites. Yo había sido thrasher cuando adolescente, así que conocía la pasión que se origina por la música a esa edad; la criticidad que uno va teniendo, con su familia para adelante. Entonces, no me fue difícil crear a Cecilpúas, a la cual los adultos no podrían subestimar, porque es una adolescente despierta, que está muy atenta a lo que pasa en el mundo, en su barrio, en el colegio y, como ocurre en la novela, de investigar a su manera para ayudar a que la policía atrape a un pedófilo, un abusador que está basado en el caso Zakarach.



– ¿Rescataste elementos de tu infancia para idear Cecilpúas?
– Sí, hay varios elementos, historias familiares. Cecilpúas cuenta la historia de amor de sus abuelos, dónde se conocieron y cómo él muere trágicamente en un campamento minero. Bueno, no lo digo, pero me estoy refiriendo a Sewell, donde efectivamente murió mi abuelo, en un rodado de nieve. Asimismo, Cecilpúas vive con el papá y su perro shar-pei Wantán, éste último, que no es más que Jacinta, mi perra shar-pei a la que quiero muchísimo, y que hoy vive en Chile, con mis padres.



-¿Cómo enfrentaste el desafío de tratar temas duros y difíciles, como el alcoholismo y la pedofilia, y adecuarlos para un texto orientado a preadolescentes?
– Durante la escritura de la novela fui haciendo algunas pruebas con amigas que tenían hijos adolescentes. Leían en conjunto y luego me traspasaban sus emociones, las preguntas que habían surgido durante la lectura; el diálogo que en algunos casos se daba por primera vez frente a esos temas duros. Y así fui encontrando el tono adecuado, donde nunca doy detalles de los abusos, sino rasgos que pueden indicarnos que el hijo de unos amigos, o un niño que es compañero de nuestro hijo, puede haber sido abusado. Recurrí a información que entregan los expertos y a que fuera un texto dúctil, capaz de ser trabajado en la sala de clases.



-¿Crees que los textos infantiles pecan de obviar realidades?
– Sí, absolutamente, y lo ejemplifico con lo que se ha hecho con Caperucita Roja, que pasó de ser la fabula preventiva de Perrault, a un cuento refaccionado por los hermanos Grimm, muchísimo más light de lo que era originalmente. Perrault no se andaba con cuentos, sino que advertía claramente de los abusos sexuales a menores, un tema que se convirtió en una deuda ética de la literatura infantil. La moraleja que aparecía al final era la siguiente:



Aquí se ve que pequeños niños
Sobre todo jovencitas
Bellas, bien hechas y gentiles
Hacen muy mal en escuchar a toda suerte de gente,
Y que no es cosa extraña
Si lo hacen, que el lobo se las coma.
Digo El Lobo, pues no todos los lobos
Son iguales;
Hay algunos, de humor cortés,
Sin ruido, sin hiel y sin gruñidos,
Que discretos, complacientes y dulces
Siguen a las jóvenes damiselas
Hasta las casas, hasta las callejuelas
Pero hay quién no sabe que esos lobos melosos,
De todos los lobos, son los más peligrosos




Finalmente, no soy partidario de que la mayoría de los cuentos infantiles, pero la gran mayoría, deban tener finales felices. Eso ha dado paso a una preocupante uniformidad en los textos infantiles, lo que hace más difícil abordar la realidad.



-¿Piensas que el tema de la pedofilia es un debate que se ha llevado "entre grandes"? ¿Cómo incluir la perspectiva infantil sin subestimarla?
– Me ha tocado hacer charlas en colegios y ahí te das cuenta que los adolescentes están abiertos a hablar de ese tema, desde su visión, con su lenguaje. La cortapisa se produce porque muchos profesores y padres no saben cómo abordar los abusos y temen hacerlo. Lo preocupante es que desde el colegio también se debería hacer prevención.



¿En qué se parece Cecilpúas al resto de tus textos? ¿Seguirías escribiendo literatura para niños?
– La conexión está en que me gusta meterme en temas oscuros, de los que casi nadie escribe. Con la literatura infantil y la de adultos. Es cierto que es más riesgoso, porque decir abracadabra pata de cabra, no le va a pisar un callo a nadie. O hablar sólo de asuntos patrimoniales, de tradiciones. A mí me interesa provocar en alguna medida, porque cada vez que hablo con niños, me trasmiten la idea de que no podemos seguir tratándolos como hace un siglo. Hoy se inician sexualmente a los 12 años, y muchos tienen sexo oral antes de tener una penetración. Eso habría sido impensable en mis tiempos de colegio, durante los ’80. Pero hay que adaptarse, no quedarse atrás, porque los niños son muy exigentes cuando leen. Y claro que voy a seguir escribiendo. De hecho ya entregué mi segunda novela, esta vez para niños de ocho años, titulada «Canela Nosferatu». Y estoy en la escritura de una novela para 15 años, que tampoco va a escapar a esos temas que nos cuesta tanto hablar.



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