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Clonadores de tarjetas arremeten en los restaurantes del sector oriente

Policía detuvo al ciudadano argentino Daniel Capurro, cabecilla de una banda dedicada a copiar los datos de credenciales bancarias de clientes de establecimientos capitalinos, para lo cual habría contado con el apoyo de los propios garzones de estos recintos. OS-9 de Carabineros busca a sus cómplices.


La práctica de clonación de tarjetas se ha centrado últimamente en renombrados restaurantes de la capital, lugares donde hasta hace un tiempo actuó el ciudadano argentino Daniel Capurro, dedicado al rubro de compra y venta de joyas, quien junto a otros sujetos logrando apropiarse de al menos $ 100 millones.



Los afectados, al menos 20 personas según se ha constatado hasta ahora en la indagatoria que lleva adelante el Ministerio Público, tenían similares características.



En su mayoría eran extranjeros. Utilizaron sus tarjetas de débito para cancelar grandes sumas de dinero por concepto de comida, situación que desde ya los hacía ver como clientes con amplia línea crediticia y un blanco perfecto para concretar el fraude.



Según se ha podido establecer, había una serie de garzones de distintos establecimientos del sector oriente de la capital, Piccola Italia, Eladio y Mare Nostrum, que clonaron la información de los plásticos.



Al respecto, una de las situaciones corroboradas en la indagatoria del fiscal de la zona oriente Carlos Gajardo es que todos los afectados en algún momento perdieron de vista la tarjeta de crédito al momento de cancelar la cuenta del restaurante.



Sólo se percataron de las irregularidades cuando revisaron el resumen de sus deudas, descubriendo que habían sido víctimas de un fraude.



Aún no se ha determinado el tiempo concreto en que actuó la agrupación ni el monto total al que llegaría la estafa, pero inicialmente se calcula en $ 100 millones, cifra que en todo caso podría aumentar con el paso de los días.



Posibles nexos con joyerías



Los garzones remitían los antecedentes de las tarjetas de algunos clientes a Capurro, quien se dirigía hasta las joyerías Ibáñez y Hermanos, Ely Ibáñez y L’Artisan para comprar valiosas alhajas, sólo entregando la serie numérica de la tarjeta.



Según los dueños de las mencionadas empresas, el autor de los ilícitos les garantizó que todo estaba en regla y que sólo se trataba de un favor.



Sin embargo, la línea de investigación apunta a que estos locales comerciales podrían haber participado activamente, aunque aún no se ha logrado recabar antecedentes necesarios para formalizar a alguno de sus dueños.



Órdenes de detención pendientes



El lunes recién pasado se efectuó la formalización de Capurro y de Robinson Jiménez, uno de los garzones cómplices. Se les imputó los delitos de uso fraudulento de tarjeta de crédito y estafas reiteradas.



El tribunal de Garantía les impuso medidas cautelares de firma semanal, prohibición de abandonar el territorio nacional y con un plazo de cierre de la investigación de 120 días.



El OS-9 de Carabineros realiza diligencias para lograr la detención de los demás empleados de restaurantes que concretaron el robo de información en los aludidos restaurantes. También es posible que con esta pesquisa de la fiscalía aparezcan otros lugares de comida tan famosos como los anteriores.



El fiscal Gajardo ha estado a cargo de numerosas indagatorias relativas a la clonación de tarjetas de crédito y ha señalado que si bien en un momento el lugar favorito para cometer este ilícito eran estaciones gasolineras, éste se ha trasladado hasta restaurantes, especialmente los ubicados en sectores acomodados de la capital.



Otro millonario caso



En tanto, el martes pasado, la Brigada de Delitos Económicos (Bridec) de Investigaciones detuvo a los contadores Luis Cid y Juan Lozano, quienes realizaron cerca de 200 transacciones fraudulentas por Internet, también con tarjetas clonadas.



Ambos profesionales ofrecían a su clientela, la mayoría residentes en el sur de Chile, realizarles trámite de cancelación de impuestos, utilizando la página del Servicio de Impuestos Internos (SII).



Para concretar estos pagos, contactaban a dos ciudadanos peruanos en Santiago quienes utilizando la información de tarjetas de terceros procedían a realizar el trámite, previo acuerdo de recibir una comisión a cambio.



El comisario Daniel Cancino señaló que el monto defraudado es cercano a los $ 800 millones y que en la investigación, que duró cerca de seis meses, se estableció que los datos clonados se obtuvieron en su mayoría desde restaurantes capitalinos, advirtiendo a la población de que en estos lugares se está haciendo muy común este tipo de prácticas.



Agregó que en la mayoría de las investigaciones de este tipo, el fraude se origina por el descuido de los propios afectados, por lo que se recomienda por ningún motivo perder de vista la tarjeta de crédito, ya que la copia de la serie numérica puede realizarse en cuestión de segundos.

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