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A retiro en Investigaciones jefe de Brigada de Asuntos Especiales y DDHH

Con la conformación del nuevo alto mando, Ejecutivo dio espaldarazo a director, Arturo Herrera, y puso fin a una pugna de poder entre ambos. Disputa data de 2006, por las supuestas presiones para cambiar un informe que vinculaba al ahora retirado general del Ejército Miguel Trincado a la remoción de restos de detenidos desaparecidos.


Dicen que se llama el pago de Chile. Rafael Castillo, el jefe de la Brigada de Asuntos Especiales y Derechos Humanos (BAE) y quien llevara los casos más importantes de la transición democrática, fue pasado a retiro por el director de Investigaciones, Arturo Herrera, lo cual fue ratificado por la Presidenta Michelle Bachelet al aprobar el nuevo alto mando institucional para el próximo año.



Este solo hecho pone fin a una pugna de poder interna que comenzó en 2006, por un supuesto intento de Herrera de cambiar un informe que le imputaba la participación en la Operación Retiro de Televisores -remoción de cuerpos de detenidos desaparecidos- al entonces general activo del Ejército Miguel Trincado, en un proceso en Calama.



El puesto de Castillo será ocupado por el jefe nacional de Homicidios, Raúl Molina, un hombre que viene de la misma unidad donde el primero comenzó su carrera como detective.



Aunque la salida era un hecho para algunos esperable, en otros causó desazón, sobre todo por el ascendente que generaba en su personal a cargo y la mística que le impregnó a sus detectives, que lograron establecer hechos, algunos impensados, ocurridos durante el régimen militar.



Rafael Castillo, un ex estudiante de actuación que derivó en policía, dejará la institución con más de 30 años de servicio y secretos que dan para escribir un libro con la "cuerda separada" de la transición democrática.



Causas como el homicidio del ex canciller Orlando Letelier, que terminó con la condena del ex jefe de la DINA Manuel Contreras y su segundo -el brigadier Pedro Espinoza- en 1995, los hallazgos de detenidos desaparecidos, el descubrimiento de la brigada de eliminación de prisioneros del servicio represivo, la Operación Albania, el homicidio del periodista José Carrasco ocurrido después del atentado a Pinochet, el caso Degollados, entre muchos otros, dan cuenta de su trayectoria.



Fuentes institucionales explicaron que Castillo ya tendría ofertas para trabajar en otros organismos, ya que su experiencia sería bien valorada en instituciones como la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI) o el Ministerio Público.



En cualquier caso, su partida también marca el fin de una época que estuvo también marcada por los intentos de las administraciones de Eduardo Frei Ruiz-Tagle y Ricardo Lagos de intentar terminar con el tema derechos humanos.



Por esta razón, no hay duda de que habrá un sentido adiós entre su "tropa" y quizás una regada fiesta, de ésas que nunca se olvidan, en la cual hasta los menos antiguos aprovecharán la oportunidad de decirle «chao, Cabezón».



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