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Fútbol: Boca se clasifica para la final al vencer al campeón africano

Etoile de Túnez le puso más problemas a los argentinos de lo que se preveía. En la otra llave, Milán intentará deshacerse del Urawa Reds Diamonds de Japón.


Boca Juniors doblegó este miércoles al Etoile Sportive du Sahel en la semifinal del Mundial de Clubes de fútbol con más problemas de lo esperado en un partido que se complicó para los argentinos con la expulsión de Vargas y las audaces embestidas del equipo campeón de África.



El Etoile aprendió lo que es un equipo duro, grande y con aristas, es decir, codos. Los tunecinos también aprendieron que si se quiere ganar el Mundial de Clubes hace falta algo más que un remedo de catenaccio, para eso hay que ser italiano.



El Etoile había pensado que podía tratar a Boca como al Pachuca, dejándolos jugar hasta encontrar un hueco en la defensa. Pero los argentinos se trajeron a Japón un abrelatas afilado y al final eso fue lo que desequilibró el partido.



Probablemente, el DT Miguel Ángel Russo se esperaba que el Etoile saliera al campo como lo hizo, pero no su reacción una vez Boca se puso por delante.



El Etoile fue fiel a su fútbol: esperar, esperar, esperar hasta ver un hueco y pasársela a Chermiti, un delantero veloz y zurdo, que tuvo un puñado de oportunidades muy claras, sobre todo una cuando la primera parte estaba a punto de acabar.



Las arrancadas de Chermiti obligaron a Caranta a trabajar más de lo esperado y Ali Nazkha hizo más de un siete en la defensa de Boca en la segunda parte.



Por su parte, los argentinos tuvieron que hacer un uso completo del talento de Palacio, Banega y Cardozo, aunque en algún momento pareció que quizá no sería suficiente.



La pizca de suerte que favoreció a Boca en errores de los delanteros tunecinos compensó la incontinencia del árbitro con las tarjetas, que perjudicó sobre todo a Boca.



El resultado de la ecuación otorgó el billete para la final a los argentinos, pero quizá Russo debería pensar que el Milán sabe hacer lo que hoy intentó el Etoile con bastante más oficio.



En la primera parte, mientras algunos aficionados argentinos pedían un saludo de Riquelme, que estaba viendo el partido en la grada fotografiado por los japoneses con sus móviles, los delanteros argentinos se preparaban para decidir el partido.



El gol que entregó a los argentinos el partido nació en las botas de Palermo, la referencia del equipo en la corona del área. El ariete de Boca metió un pase en profundidad a Palacio y tras un breve baile junto a la línea de fondo, éste sirvió un dulce a Cardozo (37′) dentro del área que el argentino remachó sin compasión.



Hasta que Boca metió el primer gol los únicos que se divertían en el estadio olímpico de Tokio eran los barras bravas de Boca, que no dejaron que el frío les impidiera corear sus canciones durante todo el partido.



Los jugadores de Boca dejaron el estadio con sus aficionados desafiando a coro al Milán. A los italianos les falta el trámite del Urawa Reds Diamonds y a Boca ya sólo queda la final.



La primera de las semifinales del Mundial de Clubes se disputó en el estadio olímpico de Tokio ante unos 37.500 espectadores y fue dirigida por Claus Bo Larsen.



EFE / El Mostrador.cl

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