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Denuncian incumplimiento en la reducción de antibióticos en salmones

«La credibilidad del Gobierno como la de la industria están en juego y deben dar señales claras de querer avanzar en esta materia si quieren que este esfuerzo llegue a buen término", sostuvo el Director Ejecutivo de Oceana.


La organización internacional de conservación marina, Oceana, manifestó su preocupación ante el incumplimiento de los plazos fijados por la Mesa de Trabajo de la Salmonicultura, que a fines de junio debía definir la forma en que abordaría, entre otros temas, la reducción del uso de antibióticos en la industria salmonera.



"Nos preocupa que la Mesa del Salmón no cumpla con los compromisos y plazos que ella misma se ha fijado. Es una mala señal ya que revela que el Gobierno no le está dando la importancia que merece a los problemas ambientales que provoca la industria salmonera, especialmente en lo relativo al uso excesivo de antibióticos», señaló al respecto Alex Muñoz, Director Ejecutivo de Oceana.



Por tanto, aseguró, «la credibilidad del Gobierno como la de la industria están en juego y deben dar señales claras de querer avanzar en esta materia si quieren que este esfuerzo llegue a buen término", precisó.



La organización también criticó que la Mesa del Salmón haya anunciado que la eventual reducción de antibióticos se basaría en las buenas prácticas de las empresas.



"No es posible que el uso de antibióticos en salmonicultura quede a merced de las buenas prácticas o simple voluntad de la industria. Chile necesita una nueva regulación que limite fuertemente el uso de estos químicos y prohíba la utilización de quinolonas, tal como ocurre en los mercados de destino del salmón chileno», agregó Muñoz.



Según Oceana, en Chile se arrojan más de 200 toneladas de antibióticos al año a los salmones de cultivo, mientras que en Noruega, primer productor del mundo, se usa menos de una tonelada.



Asimismo, hay datos del año 2005 que indican que poco más del 80% de los antibióticos aplicados en salmones cultivados en Chile corresponden a quinolonas, familia de antibióticos cuya aplicación en animales no está autorizada en otros países -incluidos aquellos que importan nuestro salmón-, dada su particular capacidad de producir resistencia en bacterias.




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