«Pese a la existencia de flagelos como droga y desocupación, el suicidio se detona por una suma de factores y, básicamente, un dolor profundo del alma», sostiene la autoridad de salud.
De acuerdo a la sermi de Salud de la Región de Coquimbo, Anita Bonell, la serie de suicidios registrados en la localidad de Tongoy se debería a un «efecto de imitación» tras los primeros casos, registrados en octubre de 2007 y mayo de 2008.
«Estarían dentro de la tendencia normal de personas que deciden atentar contra su vida, sin embargo después se describe un efecto de imitación», sostuvo la autoridad a radio Cooperativa.
En ese sentido, aseguró que «pese a la existencia de flagelos como droga y desocupación, el suicidio se detona por una suma de factores y, básicamente, un dolor profundo del alma».
Asimismo, precisó que las investigaciones paralelas de la autoridad sanitaria y la policía civil buscan elaborar un perfil de quienes han atentado contra su vida.
«A partir de un caso van dándose otros casos y sabemos que entre las personas que atentan contra su vida, un 90 por ciento tiene algún trastorno mental de base y por eso es que estamos trabajando directamente con las familias», sostuvo.