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La última tentación del oficialismo

En silencio la Concertación  espera el momento oportuno para instalar en la agenda la negociación colectiva, cuyo proyecto de ley será enviado a mediados de año al Congreso. La ministra del Trabajo ha reconocido a su entorno que será una de sus metas para el 2009 y en el PS recuerdan que la norma forma parte de los compromisos que Bachelet anunció el 21 de mayo pasado. La iniciativa, que no cuenta con la simpatía de Hacienda, podría ser la tabla de salvación si Frei zozobra en las encuestas, tal como ocurrió con la reforma laboral del 99′ que le despejó el camino a Lagos.


«Todo lo que une a la Concertación y nos diferencia de la derecha», es una de las frases que se le ha escuchado a Edmundo Pérez Yoma cuando, en privado, aborda las preocupaciones por la agenda laboral de algunos dirigentes de la Concertación. Pese a que en público diga lo contario.

Por ejemplo, en una entrevista al vespertino La Segunda hace algunos meses, donde fue tajante frente a la pregunta sobre las iniciativas que se impulsarán este año, Pérez dijo: «No pretendemos introducir ningún tipo de legislación laboral, salvo aquellas cosas que ya están en trámite». «¿Tampoco habrá cambios en la negociación colectiva?». La respuesta de Pérez fue clara: «Tampoco. Estamos contentos, éste no es un año para estar introduciendo ningún tipo de ruido en ese sector».

A pesar de que sus conexiones están en el mundo empresarial, donde por años se ha dedicado al rubro de la construcción, entre otras actividades, Pérez, político de experiencia, sabe que si el escenario electoral le juega en contra a Eduardo Frei, el oficialismo cuenta con elementos sensibles a los cuales recurrir para conseguir los votos del determinante mundo sindical ad portas de una elección.

Uno de ellos, es la negociación colectiva. Un anhelo concertacionista que, por distintos motivos, se ha visto frenado en los casi 20 años al mando del gobierno y al que pocos ministros han logrado acercarse. Jorge Arrate, en el periodo de Frei, fue uno de los  que lo intentó sin éxito, y también su ex compañero en el PS, Osvaldo Andrade. Sin embargo, los dos dejaron esas tareas pendientes.  

En un escenario de crisis, con un ministro de Hacienda fuerte, que marca el eje de las decisiones del Ejecutivo y con una agenda donde el desempleo marcará los giros del gobierno, la opción de impulsarla es menos nítida. «Estamos en el peor de los mundos», dice un sindicalista de la tienda de Escalona.  

Pero en el ministerio que ahora dirige Claudia Serrano piensan otra cosa. Pese a que el proyecto está formulado y que deberá ser consensuado con Hacienda, en el entorno de la secretaria de Estado aseguran que en el último tiempo se han dado señales de querer empujar si o si esa agenda. «Está consciente que puede ser uno de sus grandes logros como ministra y no lo dejará pasar tan fácilmente», comentan en Huérfanos 1273.

En una de las reuniones que sostuvo con la Comisión de Trabajo del Senado, Serrano reconoció que la iniciativa ingresará a mediados de este año. Algo que confirma a El Mostrador el  senador UDI y miembro de esa instancia, Víctor Pérez.

El problema que ven, tanto en Trabajo como en la Segpres, es el frontón con que se toparán cuando el proyecto llegue a manos de Andrés Velasco, uno de los ministros mejor evaluados según las encuestas por su rol en la crisis económica y el menos entusiasta de echarle mano a la legislación laboral como recurso electoral.

El frontón político

En la Segpres confirman que el proyecto de negociación colectiva está en la agenda legislativa del gobierno y ven con buenos ojos que sea una materia a tratar este año. «Si la ministra Serrano plantea el proyecto como una prioridad de su cartera, tenemos que iniciar las conversaciones para que sea enviado al Parlamento», comenta una fuente de ese ministerio.

Respecto a los críticos que puedan aflorar en el propio Ejecutivo, un asesor de Palacio subraya que se trata de un compromiso de Bachelet. En el PS coinciden con esta idea y comentan que el 21 de mayo pasado, la mandataria se comprometió a impulsar la negociación colectiva y a generar los espacios para la creación de una AFP estatal. «Sería extraño que este año la presidenta se viera obligada a que dar una explicación de por qué no impulsará estas iniciativas. A menos que otros mundos frenen la agenda», dice un miembro de la mesa socialista.

Fuentes de Trabajo están conscientes de la lucha que deberán dar por el proyecto, no sólo en los gremios empresariales, sino que también con Hacienda. Cuando le han preguntado a Velasco sobre el tema, lo elude y en privado lo descarta completamente.

En la última negociación con el sector público, algunos parlamentarios plantearon como ejemplo la accidentada negociación para levantar este tema. Dijeron que lo que ocurría era una muestra de la falta que hacían estos instrumentos en el sector público y privado.

El frontón instalado por Velasco cuando convenció a Bachelet de supeditar la agenda laboral a la Comisión Meller, lo ayudó a ganar tiempo. Sin embargo, en un año electoral y pese a los puntos que ha ganado en el manejo de las finanzas, deberá ser él quien se supedite a la muñeca política de la Concertación, comenta un personero DC.

A eso hay que sumar el amplio respaldo con que cuenta la iniciativa en el Parlamento y el consenso absoluto entre los parlamentarios, incluso entre democratacristianos.

La derecha al pizarrón

La diputada Adriana Muñoz, ex presidenta de la Comisión de Trabajo de la Cámara, cuenta que hace un tiempo cuando se reunieron con la ministra Serrano, le plantearon como PPD, el interés que su partido tenía por impulsar la iniciativa. Como mesa calificaron al proyecto de «máxima importancia», dice.  Y agrega: «Con el ex ministro Andrade mantuvimos varias conversaciones, que esperamos retomar ahora. Para los diputados de la Concertación es importante y la ministra nos aseguró que estaba en carpeta».

La idea de los partidos del oficialismo es «sacar al pizarrón» a la derecha con los temas laborales y recordar las polémicas generadas por las reformas que envió Frei en noviembre de 1999. Aunque Pérez Yoma crea lo contrario: «No estamos por crear ningún tipo de debate artificial. No estamos por sacar al pizarrón a nadie», ha dicho.

El diputado UDI, Patricio Melero, quien integra la Comisión de Trabajo de la Cámara, coincide con el ministro del Interior. Dice que el gobierno debería preocuparse de la generación de puestos de trabajo, sobre todo para el sector joven de la población. «Lo de Frei en su gobierno fue una arma política que se utilizó cuando veían que Joaquín Lavín se proyectaba con serias posibilidades de llegar al gobierno. Por tanto, volver a intentar estas reformas con fines electorales, en un momento de crisis, puede generar un efecto bumerang para el Ejecutivo», explica el diputado.

Melero piensa que no es la señal política que esperan del Ejecutivo: «Hoy día el acento debe ponerse en mecanismos que faciliten la contratación de personas para mantener la mayor cantidad de trabajadores en sus trabajos. Estas normas no debieran responder al proselitismo político».

Dentro de los aspectos más relevantes del proyecto que se ha conversado con algunos parlamentarios concertacionistas está la posibilidad de evitar que «grupos de trabajadores» negocien paralelamente a los sindicatos, que terminan por debilitarlos.

Lo más polémico del proyecto será la posibilidad del fin del reemplazo de trabajadores en huelga. Aunque en el gobierno admiten que este tema, si bien podría generar un tenso debate beneficioso para la Concertación, no sería viable que se incluya en la iniciativa que se enviará al Congreso. Respecto a la flexibilidad laboral, en el Ejecutivo estarían dispuestos a conversar, pero sobre «adaptabilidad pactada» para no generar anticuerpos en la CUT.

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