Para nadie es un secreto en el mundo político que el carácter del actual timonel del partido de gobierno siempre ha sido un problema para Sebastián Piñera. Ahora, que por fin logró instalarse en Palacio, en el entorno del Mandatario se acrecienta el anhelo de que Renovación Nacional sea encabezado por una figura con la que pudiera haber mejor interlocución.
Para haber llegado a la cabeza de Renovación Nacional anunciando que sólo estaría dos años y después se iría a Francia a disfrutar de un año sabático con su familia, está costando lograr que Carlos Larraín Peña cumpla de una vez por todas con ese ya lejano compromiso, según se comenta en la propia tienda. Y no conforme con lo hecho hasta ahora, va por su tercer período a la cabeza del partido. Iniciativa que no pocos piñeristas dan por hecho, pese a los esfuerzos que están haciendo quienes apoyan al aspirante a reemplazarlo. Aunque Cristián Monckeberg inició hace meses, soterradamente, una campaña para desbancar al timonel, en las últimas semanas la guerra está desatada al interior de la colectividad, pero no hay ninguna señal de que el escenario haya mejorado en favor de las nuevas generaciones. Mientras, La Moneda observa este forcejeo desde el palco.
Por lo pronto, sumado a otra serie de variables derivadas de la contingencia política, sigue vigente el hecho que se le atribuye a Larraín haberse tomado el partido, manejándolo como “patrón de fundo” y a ser –según le conceden moros y cristianos- el único dirigente que se dio la molestia de recorrer Chile de punta a cabo, con lo que se habría granjeado el reconocimiento de las bases. De allí que la fecha asignada a las elecciones internas –el 8 de mayo próximo- haya sido recibida casi como un ultimátum, porque los retadores sienten que no es suficiente tiempo para revertir el actual escenario, ya que a mediados de abril vence el plazo para la inscripción de las listas.
Si bien a fines del año pasado el piñerismo percibía que si se hacían las cosas bien era viable pensar en tomarse el partido, ahora eso no está tan claro. Con cero probabilidades de recibir ayuda desde La Moneda, lo que no quiere decir que en Palacio el tema provoque indiferencia, y casi ninguno de los senadores liberales, los jóvenes envalentonados podrían echarse atrás.
[cita]A fines del año pasado el piñerismo percibía que si se hacían las cosas bien era viable tomarse el partido, ahora eso no está tan claro.[/cita]
Según lo ve un piñerista, la fuerte señal enviada en la elección de jefe de bancada deja claro que “ni siquiera todos los parlamentarios están con nosotros”. Ello, porque la intención de Joaquín Godoy de reelegirse fue truncada momentáneamente, luego que su opción empatara, nueve contra nueve, con el candidato “oficialista” Alberto Cardemil. Este escenario obligó a postergar la elección hasta que el actual jefe de bancada regrese de su luna de miel.
En La Moneda han seguido de cerca el proceso, pero sin involucrarse. Y, en este contexto, la lectura de lo que está pasando al interior del partido es que “efectivamente lo más probable es que Larraín se quede a la cabeza de Renovación”. Lo ocurrido en la bancada es percibido como una derrota anticipada de lo que podrían ser las elecciones internas, pues también asumen que Cardemil “es hombre” del actual timonel. En Palacio tienen la convicción de que la única forma de asegurarle el triunfo a Monckeberg sería a través de una intervención explícita de Piñera, porque entre las bases sólo el Mandatario es más popular que el actual jefe de RN, pero advierten que “eso no va a pasar”. Por lo pronto, porque el jefe de Estado ya no es formalmente militante del partido y, por la misma razón, “no se vería bien que se mezclara en un problema partidista. No está para esas cosas”.
Eso no quita que el tema sea analizado por algunos de los residentes de Palacio, tal como se hacía en el comando cuando el Mandatario era candidato presidencial. Partiendo siempre de la base de que no habrá injerencia directa de Piñera en el tema, sí estiman que lo mejor para él sería un cambio en la dirección del partido. Uno de los principales argumentos que se manejan es que “con Larraín nunca se sabe cómo va a reaccionar y llega y dice lo que piensa, sin importar el efecto que pueda causar”. Aunque también admiten que en la última quincena ha mostrado “una lealtad a toda prueba hacia Piñera”. Lo que también ha causado algún desconcierto en La Moneda. Como cuando le mandó un duro mensaje a sus socios de la UDI, advirtiendo que “o somos socios en el apoyo al gobierno, que va a tenerla muy difícil, o más vale que nos notifiquen a tiempo”. Todo en medio del debate por las acciones de LAN que aún estaban en poder del Presidente y que el gremialismo exigía que fueran vendidas a la brevedad.
[cita]En Palacio tienen la convicción de que la única forma de asegurarle el triunfo a Monckeberg sería a través de una intervención explícita de Piñera.[/cita]
Larraín no dudó tampoco en ponerse del lado de la actual administración en el debate generado por el cada vez más probable aumento de los impuestos. Aunque no es un secreto para nadie en su partido que siempre ha estado en contra de utilizar este mecanismo y así lo hizo ver cada vez que la Concertación planteaba algo en esa línea. Uno de sus adversarios en RN hace una lectura fácil de lo que está pasando, similar a la que hace una fuente de La Moneda, y es que “está dando señales al gobierno de que se va a portar bien y que no va a ser un problema para el Presidente”, ante la eventualidad de que al Mandatario se le pasara por la mente entrar al debate al interior del partido.
Debate que, por cierto, ha ido bajando de nivel desde que el diputado que aspira a reemplazar al actual timonel confirmó sus intenciones en febrero. A lo que se suma el hecho de que Larraín fijó la fecha para los comicios internos para el 8 de mayo, cuando no son pocos los que estiman que los efectos del terremoto inhiben de hacer campaña. “Con qué cara vamos a ir a pedirle el voto a un militante que se quedó en la calle producto del terremoto. ¡Quién presida el partido es lo último que le importa ahora”, advierte un parlamentario.
Entre los dimes y diretes que han tensionado el proceso interno, en febrero pasado el actual timonel atribuyó su decisión a repostular, al hecho de que “busqué otros candidatos, pero no los encontré. No creo que Monckeberg sea un buen presidente para RN y por eso me presento a la reelección”. Por su parte, en una visita que hizo a Concepción el 23 del mismo mes, el aludido contraatacaba señalando a radio Bio Bío que “si vamos a querer montar un partido de gobierno que se convierta en una especie de partido de oposición, vamos por mal camino (…). La verdad que yo veo un riesgo importante en ese sentido, y a mí no me gustaría que el partido del Presidente de la República, el partido de gobierno, se transforme en una piedra en el zapato”. Lo que no hace más que reflejar un temor muy real que existe en La Moneda.
Pero, por increíble que parezca viniendo de una figura política de la que todos destacan como característica su “caballerosidad”, Larraín incluso llegó a manifestar no sólo que el parlamentario no sería un buen presidente para RN, sino que sufría de amnesia, porque habría olvidado “todo lo que hice por él”. En medio de la trifulca, Francisco Chahuán, quien llegó al Senado apadrinado por el timonel, salió a defenderlo indicando que durante su gestión “se ha producido un proceso de renovación nunca antes visto”. Eso sí, eludiendo el hecho de que su partido perdió un buen número de diputados en la última parlamentaria.
Y también, cómo no, el jefe de la bancada aportó con su granito de arena a tan floreado debate, señalando que las declaraciones de la cabeza del partido le parecieron “poco criteriosas”. “Entrar en esta descalificación personal como él ha entrado es un error brutal y por esa razón planteamos el cambio”, dijo el diputado, personificando dicho cambio en Monckeberg y no titubeó en recordar que “en algún momento RN y su directiva tuvo muchos canales muy cortados con el actual Presidente”. Todo lo que, muy probablemente, contribuyó al empate que sufrió en la votación en la que aspiraba a mantener la jefatura.
Así las cosas, mientras un sector de quienes apoyan a Monckeberg piensa seriamente en que no tiene sentido levantar una lista para enfrentar a Larraín y que lo mejor sería dejarlo sin competir, otros están dispuestos a llegar hasta el final, aunque sea sólo para demostrar “que no tiene el apoyo incondicional de todo el partido”. Y en La Moneda apuestan a que el diputado aspirante a encabezar el partido seguirá adelante, pero concientes de que no están dadas las condiciones para ganar.
Y aunque eso puede estar basado en pura lógica racional, existen algunos elementos que podrían cambiar el cuadro político interno, según observa un analista del sector. A su juicio existe una forma en que La Moneda intervenga indirectamente y aún sin querelo en el proceso interno de Renovación Nacional. Tiene que ver con los nombramientos que aún faltan, muchos de ellos en regiones, que pueden constituir un problema para Larraín. La tesis se basa en el grado de molestia o satisfacción que pudiera producir en los militantes de regiones, por ejemplo, la designación de los secretarios regionales ministeriales (seremi). ¿Cuál sería la importancia? La repercusión que los nombramientos llegaran a tener y a quiénes las bases decidan responsabilizar por los mismos.
Un caso emblemático es el de Andrés Allamand. Antes de la designación de los ministros se especulaba que el senador podría ser nombrado en Relaciones Exteriores. Sin embargo, eso no se concretó y en RN se dijo que el parlamentario culpó de ello al timonel. Más allá de cuánto es cierto o de cuanto es ficción en ese episodio, lo cierto es que no son pocos los que están en la parada de que la responsabilidad de la “escasa” figuración del partido en cargos de gobierno –parece que nunca es suficiente- tendría que ser responsabilidad de sus autoridades. Cuánto podría influir este tipo de elementos en el proceso de elecciones internas, es difícil de cuantificar. Por lo pronto ni siquiera existe certeza de que la lista retadora se inscriba y “todo está por verse”, dice una fuente de RN que no descarta alguna “sorpresa”.