Hernán Levy Arensburg, cuyo hijo está casado con Cecilia Piñera Morel, pasó a controlar el 24,5% del club y elevó a un plano empresarial la relación familiar que mantenía con el jefe de Estado, considerando que éste sigue siendo el dueño del 13,7 de la institución deportiva. La transacción generó sorpresa, sobre todo porque inevitablemente el mundo político volverá a poner sus ojos en el mandatario y en uno de sus flancos más débiles: la relación entre política y negocios.
El consuegro del Presidente Sebastián Piñera, el empresario Hernán Levy Arensburg, se convirtió en el propietario del 24,5% de las acciones de Colo Colo que hace algunas semanas prometió vender el subsecretario de Deportes, Gabriel Ruiz-Tagle, en medio de los cuestionamientos en su contra por conflicto de interés.
El negocio se concretó a través de la corredora Larraín Vial en un remate realizado pasado el mediodía en la Bolsa de Comercio de Santiago, y significó un desembolso de 6.615 millones de pesos, equivalente a unos 13 millones de dólares. Este monto dejó en el camino a Banchile Inversiones, la otra oferente en la subasta.
Levy, quien es padre de Ricardo Levy Guarda, casado con Cecilia Piñera Morel, pasó de sólo tener un vínculo familiar con el jefe de Estado a mantener un lazo empresarial, considerando que Piñera es dueño del 13,7 por ciento del club.
Hernán Levy es actualmente presidente y mayor accionista de la empresa Cerámica Santiago, fue vicepresidente de Consalud y de Megasalud, y ejerció cargos directivos en la Cámara Chilena de la Construcción.
A través de un comunicado, el empresario dijo que haberse adjudicado las 24.500.000 acciones que eran de Ruiz-Tagle y haber entrado a la propiedad de Blanco y Negro es «un tremendo honor y una gran responsabilidad».
La noticia del negocio no tardó en reabrir la polémica sobre los conflictos de interés que pesan sobre el mandatario.
De hecho, en La Moneda algunos personeros no ocultaron su sorpresa por la falta de sutileza de esta transacción, considerando los coletazos que podría generar.
Esto, porque inevitablemente los ojos del mundo político volverán a ponerse sobre el jefe de Estado, quien había logrado por estos días mantener a resguardo uno de sus flancos más débiles, ayudado por la posibilidad cada vez más cierta de vender el canal Chilevisión.
