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El traspié del instituto profesional más cercano a la DC

Felipe Saleh
Por : Felipe Saleh Periodista El Mostrador
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La presencia en la industria de la educación está lejos de ser un patrimonio exclusivo de la derecha. Uno de los CFT con más presencia en el inconsciente colectivo, gracias a su clásico comercial, es propiedad de un histórico militante falangista. Diego Méndez enfrentó su propia crisis por el sistema de “franquicias” con el que funcionan sus sedes regionales.


Fundado en 1982, el Centro de Formación Técnica (CFT) Simón Bolívar  puede jactarse de tener 22 mil egresados y   de haber conseguido como dice su slogan en la web  “un prestigio bien ganado”, pero sobre todo, de tener un lugar en el inconsciente colectivo gracias a este spot, que con variaciones, ha sido la carta de presentación del instituto por más de 20 años.

A pesar de sus credenciales favorables, que lo mantienen con autonomía plena conferida por el MINEDUC desde 1998, hace algunos meses el instituto enfrentó una crisis en su sede de San Felipe. Aunque fue rápidamente desactivada, sirvió para dejar al descubierto la forma en que funciona este instituto en sus filiales  de la Quinta Región.

La “franquicia” educacional

En mayo, 58 alumnos de la carrera de Técnico en Enfermería terminaron sus estudios, pero se encontraron con que ninguno de los establecimientos de salud en la zona los aceptaba en práctica. Por lo tanto, no podían titularse. La razón fue la “baja calidad de la formación que se había dado en San Felipe”, según reconoció el propietario del CFT Simón Bolívar, Diego Méndez, a la prensa local.

Pero ¿por qué un instituto que puede lucir su prestigio tiene una calidad tan diferente en una sede regional?

La respuesta está en que las sedes de San Felipe, Los Andes y Quillota, son lo más parecido a una concesión, o franquicia de la matriz en Santiago.

En  términos legales, esta fórmula no es la misma que usan las cadenas de comida rápida para abrir locales a lo largo de Chile Pero se parece mucho.

Concretamente, el mecanismo se llama “administración delegada”, regido por el Decreto Ley 3.166 del Mineduc.

Consiste en que una sociedad o empresa se hace cargo del funcionamiento administrativo: sueldos a secretarias, profesores y funcionamiento logístico de las sedes. Mientras que “los aspectos académicos son monitoreados por la sede central”,  dice Santiago Fernández de la Sociedad Educacional Milenium.

El amigo de los Frei

[cita]Diego Méndez es el tesorero histórico de la DC, llamado a salvar las finanzas de la Falange cuando el partido tenía números rojos en 2008. Amigo de Juan Carlos Latorre, pero sobre todo de José Miguel Insulza a través de quien ha establecido un vínculo también con Soledad Alvear, cuyo marido Gutemberg Martínez también está en el rubro de la educación, a través de la Universidad Miguel de Cervantes.[/cita]

Claro que en este caso, el monitoreo falló porque la sociedad que encabezaba Marcelo Ahumada, fue despojada de la administración  en medio de la crisis. Y desde el 15 de mayo el dueño, Diego Méndez, entregó el control del instituto en San Felipe a la Sociedad Educacional Milenium, que también administran la sede de Simón Bolívar  en Quillota. Ellos asumieron los costos de transportar periódicamente  a los alumnos rezagados hasta Santiago, para que finalizaran sus estudios.

Según una respuesta oficial desde el CFT los alumnos afectados “optaron voluntariamente por ir a Santiago puesto qué, por lo ocurrido antes,  les daba más confianza terminar en esa sede. Dado lo anterior, respetando la voluntad de esos alumnos, la Sociedad Educacional Milenium, nueva administradora, asumió los gastos de traslado y el costo de las prácticas de quienes realizaron sus prácticas en Santiago. Y para los otros alumnos que cursan las carreras de área de salud en la sede de San Felipe, que deben realizar pasantías y prácticas, se suscribió un convenio con el Servicio de Salud de Aconcagua”.

Por cierto, Méndez no iba a arriesgar el prestigio de su buque insignia por el comportamiento errático de un socio.

En el  caso del Instituto Simón Bolívar, se puede establecer un vínculo entre la industria de la educación y los partidos políticos. Este CFT, como todos los demás en su categoría, puede funcionar legalmente con fines de lucro. A diferencia de las universidades, que no lo pueden hacer. Pero se ha descubierto que usan un subterfugio para retirar utilidades.

El tesorero falangista

Diego Méndez, el dueño del CFT Simón Bolívar, es un antiguo amigo de la familia Frei. Invitado frecuente a las comidas de fin de año de la Fundación Frei y hombre de confianza del ex Presidente y ex candidato en 2009, el senador Eduardo Frei Ruiz-Tagle.

Méndez, diestro en las finanzas, fue quien salió al rescate del comando freísta durante la última elección presidencial, cuando la falta de donaciones y el desorden administrativo llevó al candidato hasta los registros de DICOM. Fue él quien dio la cara y se las arregló para pagarle a los proveedores, entre ellos la imprenta de la empresa El Mercurio.

Diego Méndez es el tesorero histórico de la DC, llamado a salvar las finanzas de la Falange cuando el partido tenía números rojos en 2008. Amigo de Juan Carlos Latorre, pero sobre todo de José Miguel Insulza a través de quien ha establecido un vínculo también con Soledad Alvear, cuyo marido Gutemberg Martínez también está en el rubro de la educación, a través de la Universidad Miguel de Cervantes.

Militante antiguo de la DC,  Méndez comparte el bajo perfil de otras figuras poderosas en el partido como Pedro Butazzoni, socio de Jaime Ravinet; el empresario Juan José Santa Cruz y Ángel Maulén, el dueño de los colegios Pedro de Valdivia y la universidad del mismo nombre.

La lealtad de Méndez con la Concertación se ha expresado simbólicamente con la “Medalla Libertador Simón Bolívar” que él mismo, a nombre del instituto, ha entregado a algunas figuras del conglomerado, partiendo por Michelle Bachelet, José Miguel Insulza, Patricio Aylwin, el propio Frei y Soledad Alvear.

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