El legislador sostuvo que según la Ley General de Educación (LGE) el citado organismo debe visar las modificaciones que en esta materia sugiera dicha cartera.
El diputado Carlos Montes (PS) denunció un sesgo ideológico en una propuesta de cambio curricular que la Unidad de Currículum y Evaluación del Ministerio de Educación presentó el 4 de agosto pasado al Consejo Nacional de Educación y que involucra a los primeros seis años de la actual enseñanza básica.
El legislador sostuvo que según la Ley General de Educación (LGE) el citado organismo debe visar las modificaciones que en esta materia sugiera dicha cartera.
«El marco curricular es central para la elaboración de los estándares de la calidad de los aprendizajes, para establecer lo que se mide en el Simce, las políticas de recursos educativos y muchas otras políticas estratégicas», afirmó Carlos Montes.
El diputado por La Florida explicó que «el currículum y los estándares constituyen una pieza clave en el nuevo sistema de aseguramiento de la calidad de la educación, pues va a condicionar sus tareas centrales».
Asimismo Montes denunció un sesgo ideológico en la modificación propuesta por el Mineduc, al evitarse la participación real y plural en su elaboración y concluir en bases que resultan insuficientes y que minimizan los contenidos programáticos. «Nadie conoce la propuesta de las nuevas bases curriculares que ha hecho el Ejecutivo y que supuestamente se discutieron», manifestó.
Igualmente el parlamentario PS descartó que la LGE obligue a esta modificación programática. «El currículum es una herramienta de política educativa de largo plazo y de la mayor importancia. Por lo tanto, no puede convertirse en un objeto de la política contingente. Se acaba de realizar un ajuste en 2009, con participación de todos los sectores, por lo que no se justifica una nueva enmienda, ya que la división del ciclo escolar en dos períodos de seis años quedó diferida por 8 años».
El legislador manifestó además su extrañeza por el hecho que el Ministerio de Educación haya enviado conjuntamente las bases curriculares, de primero a sexto básico y los programas de estudio de primero a cuarto año. «Se supone que éstos deben ser coherentes con las bases curriculares en que se fundan; por lo que resulta enteramente irregular abordarlos en conjunto, más aún con el escaso plazo (dos meses) en que se pretende que sean analizados», puntualizó.
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