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Dura respuesta de Walker a columna de Carlos Peña que califica pacto RN-DC como un «respingo conservador»

Christian Buscaglia
Por : Christian Buscaglia Periodista El Mostrador
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En una carta publicada por El Mercurio, el senador falangista respondió a una columna del rector de la UDP en la que sostiene que el documento emanado del acuerdo entre Renovación Nacional y la Democracia Cristiana parece escrito por la Conferencia Episcopal y se pregunta incluso por la importancia de éste. A lo que contesta: “Casi ninguna como proyecto de reforma política; mucha como testimonio de una sensibilidad conservadora”.


La columna de Carlos Peña publicada en El Mercurio, no pasó inadvertida para el presidente de la DC, Ignacio Walker. En ella, el rector de la UDP califica como “un respingo conservador” el acuerdo RN-DC para cambiar el régimen político en el país.

Desconozco las experiencias traumáticas que haya podido tener Carlos Peña con la Iglesia Católica (¿un liberal estudiando Derecho en la Pontificia Universidad Católica de Chile? ¿alguna otra circunstancia de su vida que desconocemos?). Lo cierto es que su columna (“Larraín y Walker: el respingo conservador”) sobre el acuerdo que suscribiéramos las directivas de RN y la DC (“Hacia un Nuevo Régimen Político en Chile”), deja entrever un sesgo que obnubila al escritor agudo, racional, y certero, hasta el punto de la ofuscación”, acotó el senador de la falange en una carta al mismo medio.

Y prosigue: “Dime cuál es tú fe religiosa (católica) y dime cuales son tus apellidos (Larraín y Walker) y te diré quien eres. Tal pareciera ser el subtexto del exabrupto de nuestro columnista”.

“De dos personas católicas (el documento….”parece escrito por la Conferencia Episcopal”) y con esos apellidos (“no cabe duda que se sienten cómodos uno al lado del otro, comparten el mismo habitus y sentido de clase”), no puede sino esperarse una “sensibilidad conservadora” y un “sentido aristocratizante”, añadió el parlamentario.

En ese sentido, interpreta que para Carlos Peña da lo mismo que se trate de un documento suscrito por dos directivas de dos partidos, uno de gobierno (RN) y otro de oposición (DC); es decir, un documento institucional. El título de la columna no alude a RN y a la DC sino que a “Larraín y Walker”. Ya con eso se insinúa el sesgo del autor, y sus motivaciones más inconfesadas. De esa fe católica y de esos apellidos no puede sino esperarse un “respingo conservador”.

En esa línea, Walker hace hincapié en que el columnista “desconoce setenta años de historia, de una democracia cristiana surgida precisamente de las entrañas del viejo partido conservador, en un acto de ruptura radical, doloroso, definitivo. Desconoce la bifurcación que se produce, desde Maritain y Mounier (¿los habrá leído?), entre, por un lado, un catolicismo conservador e integrista y, por otro, un catolicismo democrático y pluralista, que se expresa en un intento por reconciliar la tradición cristiana con el mundo moderno, democrático y secular. Tal es la síntesis que se expresa en la democracia cristiana”.

Y subraya: “¿Puede ser considerado conservador a quién, como yo, ingresó a los 24 años como abogado de la Vicaría de la Solidaridad, en la Iglesia Católica, bajo el liderazgo del Cardenal Raúl Silva Henríquez, en la defensa de los derechos humanos? Seguramente, esa institución es anatema para nuestro columnista. ¿Puede ser conservadora una persona que fue co-autor, junto a Mariana Aylwin, de la Ley de Divorcio, lo que nos costó diez años de descalificaciones por parte del catolicismo conservador? ¿Puede ser conservadora una persona que, como muy pocos y hasta el punto de la majadería, ha insistido en la necesidad de una coalición de centro-izquierda (Concertación), basada en la convergencia entre la democracia cristiana y el socialismo democrático, y muy en particular de la DC y el PS, en la hora presente, en oposición a un gobierno de derecha?”.

«Seguramente, ninguno de estos antecedentes históricos y políticos puedan llegar a conmover a nuestro columnista que, con la sola referencia a mi fe religiosa (católica) y a mi apellido (Walker), deduce la impronta conservadora de cualquier acción. El haber firmado el documento sobre reforma política con Larraín, debe ser la prueba final de este conservadurismo cultural y aristocratizante”, concluye el timonel de la DC.

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