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El sombrío diagnóstico de Carlos Larraín sobre  el futuro de la derecha Trasfondo de la renuncia a la presidencia de RN que no fue

El sombrío diagnóstico de Carlos Larraín sobre el futuro de la derecha

Claudia Rivas Arenas
Por : Claudia Rivas Arenas Periodista de El Mostrador @crivasa
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Detrás de la esgrimida irritación con el gobierno, existe un frío diagnóstico estratégico que el timonel avizora para su sector. Estudioso de la historia, su temor es que a la derecha le ocurra lo mismo que pasó terminado el periodo de Jorge Alessandri en 1964, el que también partió como el gobierno de los gerentes. En esa ocasión no solamente se perdió la presidencial, sino que además fueron barridos del Congreso y perdieron su influencia cultural y mediática. Un proceso que culminó con la UP y los peores temores hechos realidad.


Si bien la salida del ex ministro de Justicia, Teodoro Ribera, desencadenó la renuncia, ya revertida, de Carlos Larraín Peña a la presidencia de Renovación Nacional, en el partido coinciden en confirmar que ello sólo fue la gota que rebasó el vaso. Porque la molestia manifestada por el renunciado timonel en contra de la forma como el Presidente de la República, Sebastián Piñera y su equipo, han administrado el Estado ha sido permanente. Su preocupación va más allá de la contingencia, explican en el entorno del dirigente, por lo que desde hace un tiempo ha planteado un duro diagnóstico acerca del difícil panorama que amenaza a su sector. Algo en lo que el actual gobierno es actor privilegiado, pero sin la fuerza o conciencia para revertir el escenario a su favor.

Aunque no lo ha hecho en grandes asambleas ni mucho menos por la prensa, en la tienda aseguran que en encuentros o reuniones más acotadas y en confianza, Larraín ha formulado su drástica hipótesis. Todo parte, confidencia uno de sus contertulios en algunas de esas ocasiones, con el resultado municipal. Tras los comicios, el dirigente se habría lamentado de que “ya se vio un escenario desastroso y el gobierno no mejora el rumbo”. Lo que también tiene que ver con algunas de las advertencias, se dice, que ha hecho uno de los vicepresidentes más polémicos de RN y candidato a senador por Santiago Oriente, Manuel José Ossandón. En la colectividad insisten en que varias de las críticas que fueron muy mal recogidas en La Moneda apuntaban justamente a intentar cambiar el rumbo que ha tomado la actual administración.

Es así que, tal como están las cosas, todo parece indicar que la primera intención de Larraín con su renuncia es “hacer reaccionar al gobierno de una vez por todas”, aun cuando las lecturas que se hacen en su propio partido son, en su mayoría, antojadizas. La preocupación del senador por el futuro de su sector es conocida. Quienes lo han compartido sostienen que “de seguir las cosas tal como están, él piensa que el próximo año va a ser un verdadero desastre para nosotros como sector”. El hecho de que el 2013 sea un año eminentemente electoral se está convirtiendo en una desventaja para la derecha, porque dado el mal resultado municipal y la forma como se está manejando el gobierno, nada garantiza —habría dicho— un buen resultado parlamentario.

Y la preocupación porque la derecha pudiera perder senadores y diputados no es banal. De hecho, tiene que ver con algo más profundo para Larraín: la defensa del modelo y la Constitución de la República. Si bien a simple vista se ha podido comprobar que el dirigente ha hecho insignes esfuerzos por evitar cambios profundos y radicales a la Carta Magna, teme que de cambiar la conformación de las bancadas en el Congreso, se le podría facilitar a la Concertación la consecución de algunos de esos anhelos emblemáticos que, desde que encabeza RN, ha logrado contener.

[cita]En un escenario como ese y sumada la ineficiencia del gobierno en generar un trabajo armónico con sus partidos, el timonel de Renovación Nacional presagia que la presidencial también podría estar perdida. En la tienda aclaran que, en todo caso, “don Carlos va a trabajar con todas sus fuerzas para que el gobierno de Piñera se prolongue con Andrés”.[/cita]

Un espectador de una de las ocasiones en que Larraín hizo alusión a sus temores, recuerda que respecto de la Constitución, advirtió que si todo sigue como hasta ahora, la oposición podría ganarle ampliamente a la derecha en las parlamentarias y que si ello ocurre, “el cerrojo de la Constitución se nos va  a caer y el país se va a ir a la conchinflina”. Mientras que un cercano al senador admite que, efectivamente, esa es la razón principal por la que le preocupa un mal resultado parlamentario en el sector. Suavizando un poco el tema, sostiene que Larraín visualiza “un escenario complejo si se perdieran algunos escaños en el Congreso”, porque “eso afectaría negativamente los quórum”. La misma fuente explica que el polémico dirigente ha hecho una serie de cálculos que avalan su diagnóstico, “detallado distrito por distrito”. Sin embargo, hay quienes obviamente discrepan con tan catastrófica visión. Pues estiman que ya que sus socios de pacto arriesgan más senadores, seis en la próxima elección, y más disputados; es obvio que RN que sólo debe reelegir a dos representantes de la Cámara Alta y casi 20 diputados menos que la UDI, tenga todas las de ganar.

El fantasma de Bachelet

Pero el escenario que bosqueja Larraín no es mucho más optimista para la presidencial. Quienes lo han escuchado aseguran que le molesta particularmente que la ex mandataria Michelle Bachelet retarde un pronunciamiento oficial acerca de si va a ser candidata o no. Él, dicen en el partido, está convencido de que será la representante de la oposición y que dentro de unos meses “bajará de una nube y será beatificada por la Concertación, porque es la única opción que tienen de volver al gobierno”.

Algo que Larraín ha dejado entrever públicamente, pues sin ir más lejos ayer hablaba de los desafíos que su sector debe enfrentar a futuro y en relación a los comicios presidenciales señaló que en un tiempo más, los chilenos “vamos a tener que asistir, con mucho despliegue, a la novela de ficción: el retorno”, aludiendo a Bachelet.

En un escenario como ese y sumada la ineficiencia del gobierno en generar un trabajo armónico con sus partidos, el timonel de Renovación Nacional presagia que la presidencial también podría estar perdida. En la tienda aclaran que, en todo caso, “don Carlos va a trabajar con todas sus fuerzas para que el gobierno de Piñera se prolongue con Andrés”.

Por otra parte, tan nefasto es el escenario que vislumbra el máximo dirigente de Renovación que lo compara con lo sucedido en el año 1964. Aficionado a la historia, comentan en RN, Larraín recuerda que el gobierno de Jorge Alessandri Rodríguez, entre 1958 y 1964, por desavenencias al interior de la derecha no logró continuidad y fue reemplazado por la emergente Democracia Cristiana, que intentó una serie de reformas que incomodaron por decir lo menos a la derecha. Y de ahí vino la UP. Su temor, comentan algunos, es que con el gobierno de Piñera sucediera lo mismo; otros, en cambio, afirman que eso lo usa “sólo como una exageración para explicar la idea”. Coincidentemente, ese gobierno pasó a la historia como la “gerencia para Chile”, pues pretendía administrar el país al más puro estilo del sector privado.

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