«Muchos líderes políticos y sociales buscaron explicar o justificar el uso de la violencia como una respuesta a la ancestral reivindicación del pueblo mapuche. esta posición es incomprensible para los propios mapuches, y un atentado directo a la democracia», recalcó la parlamentaria.
La senadora UDI Eva von Baer llamó a los líderes de la Concertación a tener «coraje» y defender la aplicación de la Ley Antiterrorista y el uso de todas las herramientas que nos da nuestra legislación para seguir a los responsables del asesinato del matrimonio Luchsinger.
En carta envíada a El Mercurio, la parlamentaria gremialista sostuvo que «hace décadas vivimos en nuestro país un estado psicológico de negociación cíclica frente a las acciones de terrorismo que sufren nuestros compatriotas de La Araucanía. En Chile hay lugares donde impunemente se atacan propiedades y donde familias enteras no logran dormir tranquilas porque temen una balacera o un ataque incendiario. ¿Usted se puede imaginar un país donde un matrimonio de abuelos es quemado vivo en su casa por una turba de hombres armados por motivaciones políticas? Eso sucede hoy en Chile».
«Cuando en la década de los noventas comenzaron las acciones terroristas en La Araucanía, la sociedad despertó, repudió los hechos y el gobierno de Ricardo Lagos actuó con fuerza contra los violentistas. Luego vino el olvido, pero aunque los ataques en La Araucanía no se veían o no se querían ver desde el resto del país, la curva de violencia volvió a aumentar», acotó la legisladora.
Agregando que «muchos líderes políticos y sociales buscaron explicar o justificar el uso de la violencia como una respuesta a la ancestral reivindicación del pueblo mapuche. esta posición es incomprensible para los propios mapuches, y un atentado directo a la democracia. diversos dirigentes mapuches condenaron con fuerza y valentía el uso de la violencia como camino de reivindicación étnica. Los ciudadanos hemos entregado al Estado parte de nuestra libertad, uno de los bienes más precisados, a cambio de un derecho fundamental: la seguridad. El Estado detenta el monopolio del uso de la fuerza, pero a cambio tiene el deber de garantizar la tranquilidad de los ciudadanos en todo el territorio. Hoy el Estado no está cumpliendo la misión que le ha sido encomendada».
«A comienzo de los 90 el asesinato de Jaime Guzmán marcó un punto de inflexión en la lucha contra el terrorismo. Importantes líderes de la Concertación de ese momento, adversarios políticos de toda una vida de Guzmán, tuvieron el coraje de ir a enfrentar un clima claramente hostil en la iglesia en que se velaban sus restos, para dar la señal clara de repudio al asesinato. Hoy necesitamos el mismo coraje con gestos equivalentes, que dejen claro que nadie de nuestro sistema político institucional duda un segundo en condenar el crimen y en apoyar decididamente la acción de todas las instituciones y el uso de todas las herramientas que nos da nuestra legislación, para seguir a los responsables (…) es hora que se unan todos los valientes», concluyó.