Rodrigo García Pinochet, quien acompañaba a su abuelo en el auto el día en que el FPMR protagonizó el atentado en El Melocotón, estaba en Miami cuando se enteró de las declaraciones del presidente del Partido Comunista y aseguró haber tenido «un sentimiento de impotencia y de injusticia».
«Ya llegábamos a la cima cuando vi un Station Peugeot que arrastraba una pequeña casa rodante y se atravesó repentinamente en medio de nuestro camino. Escuché un estallido. Chispas y esquirlas de fuego se esparcían por todo nuestro alrededor. Pensé que fuegos artificiales, hasta que diminutos fragmentos de vidrio saltaron desde mi ventana mientras resonaba el tableteo de fusiles M-16 y los primeros impactos daban en el costado del Mercedes»; así recuerda hoy el nieto de Augusto Pinochet el atentado del 7 de septiembre de 1986, en El Melocotón, Cajón del Maipo, según constata una entrevista de La Segunda.
El economista Rodrigo García Pinochet se encontraba en Miami cuando se enteró de las declaraciones del presidente del PC, Guillermo Teillier, quien en una entrevista con El Semanal, reveló ser el autor intelectual del ataque que protagonizó el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) y que buscaba terminar con la vida de su abuelo. «Tuve un sentimiento de impotencia y de injusticia, a ver cómo el representante del parlamento se ufanaba de ser el autor intelectual de los asesinatos, y de intentar matar a mi abuelo. Que se jacte de haber ordenado las muertes de compatriotas por un fin político, no es fácil de digerir», asegura hoy.
Sin embargo, apunta que este hecho no es algo nuevo para él y cuestiona las prácticas del dirigente comunista. «Si Teillier estuvo dispuesto a matar para cumplir con su objetivo político, hay que preguntarle cuáles son los objetivos políticos que tiene hoy. Ya ha demostrado que mira con buenos ojos la violencia…», afirma.
Ante quienes justifican el intento del FPMR de asesinar a Pinochet bajo el argumento de que la dictadura terminó con la vida de tres mil personas, el economista responde que el razonamiento carece de sentido. «Es lamentable que hoy en Chile las pasiones de entonces sigan vivas y los sectores de izquierda se han encargado de mantener una distorsión de la verdad, mientras la derecha calla. Lo que usted me dice no tiene ningún sentido, salvo desvirtuar la realidad y seguir desprestigiando la figura de mi abuelo», señala y agrega que en cambio «serán historiadores lejanos de estas pasiones los que logren hacer una historia objetiva sobre la obra de mi abuelo y el contexto», concluye.
