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ME-O defiende gratuidad de la educación y acusa a Bachelet de proponer «lo mismo que Carlos Larraín y Sebastián Piñera»

ME-O defiende gratuidad de la educación y acusa a Bachelet de proponer «lo mismo que Carlos Larraín y Sebastián Piñera»

«Ella había abierto una luz de esperanza cuando empezó a sumarse al debate desde el progresismo, en la idea de la gratuidad. Decir que no a la gratuidad es también decirle a los chilenos que tendrán que acudir a los bancos, es decirle a la clase media que será tratada como a los ricos, es negarse al cambio pendiente que es la integración», dijo el candidato presidencial del PRO.


Una enérgica defensa a la educación pública gratuita y de calidad para todos hizo el candidato presidencial Marco Enríquez-Ominami, quien en una actividad con un grupo de jóvenes y estudiantes, afirmó que la educación “refleja el tipo de sociedad a la cual se aspira”.

“Nosotros creemos y defendemos una sociedad en la cual el Estado garantiza el derecho a la educación pública gratuita y de calidad. Creemos en una sociedad en la que cada niño tenga acceso a la educación, sin endeudarse de por vida. Para nosotros la gratuidad es un principio ético”, aseguró. “El que tiene más ingresos tendrá que pagar más impuestos, pero la educación pública debe ser gratuita y de calidad para todos”, dijo.

“Queremos una sociedad, por ejemplo, en que una madre soltera de tres hijos estudiosos, que gane $700 mil, pueda enviar a los tres a la universidad y no al banco”, añadió.

Respecto de las propuestas en educación realizadas por Michelle Bachelet, el presidenciable del PRO aseguró que lo que ella propone “es lo mismo que propone Carlos Larraín y Sebastián Piñera. El equipo de la candidata en educación está encabezado por un ingeniero y economistas. ¿No es tiempo de dejar de pensar la educación desde la economía? ¿No es tiempo de repensar la educación desde la educación?”

“Tengo una buena impresión de Bachelet, pero desde que volvió a Chile no la reconozco. No la veo con la confianza y desplante de antes. Puede ser algo del momento, pero en sus primeras dos semanas se ha visto más tensa y complicada. Ella había abierto una luz de esperanza cuando empezó a sumarse al debate desde el progresismo, en la idea de la gratuidad. Decir que no a la gratuidad es también decirle a los chilenos que tendrán que acudir a los bancos, es decirle a la clase media que será tratada como a los ricos, es negarse al cambio pendiente que es la integración. En Argentina, en Francia y en México la diferencia se hace por la vía de los impuestos y no por la educación”.

Enríquez-Ominami concluyó que «si aceptamos el principio de que ante la educación somos distintos, lo que estamos aceptando es que exista la desintegración. Los ricos estudian con los ricos y los pobres con los pobres. Hoy, en Chile, los más pobres estudian en universidades privadas porque vienen desde el origen en condiciones desfavorables respecto de los ricos. Nosotros queremos un país en que según el mérito estudies gratis en la universidad. Queremos terminar con los privilegios en la educación».

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