En el patrimonio de la esposa de Sebastián Dávalos se incluye un Lexus IS-C 250 y dos RX350, que son Station Wagons y 4×4.
Por estos días, el director de radio Bío Bío, Tomás Mosciatti, y el hijo de la ex Presidenta Michelle Bachelet, Sebastián Dávalos, se encuentran envueltos en una polémica pugna que incluye querellas por delito de injurias y hasta una investigación del Servicio de Impuestos Internos (SII) solicitada por el periodista.
En el centro de la disputa, se encuentran tres automóviles Lexus, avaluados cada uno en más de US$60 mil (más de $25 millones), que conduce el joven empresario. La compra de estos ítem es precisamente lo que estaría investigando el SII a pedido de Tomás Mosciatti. Se trata de un Lexus IS-C 250 y dos RX350, que son Station Wagons y 4×4.
Lexus IS-C 250 descapotable negro.
La querella que presentó Dávalos contra el director de Bío Bío surgió de un comentario que este hizo ante las cámaras sobre los antecedentes revelados en un reportaje de Revista Qué Pasa donde detallaban las sociedades a las que está vinculado el hijo de Bachelet y su esposa Natalia Compagnon. Una de ellas es Caval, donde no es el empresario el que tiene participación, sino su mujer, la misma en cuyo patrimonio se encuentra la compra de los tres automóviles.
Todas las sociedades asesoran a emprsas asiáticas y se conformaron cuando Dávalos trabajaba en la Dirección de Relaciones Económicas (Direcon) de la Cancillería. En un comienzo, el hijo de la ex Mandataria trabajaba en el departamento de Asia y, después, en el se vincula a la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Según señaló Tomás Mosciatti en su comentario, este cruce público-privado «puede ser legal pero es muy poco razonable que trabajando en la Dirección de Relaciones Económicas Internacionales, teniendo mucha información un funcionario público realice aseorías a empresas chinas».
Lexus RX350, tipo Station Wagon y 4×4
Por su parte, la candidata presidencial Michelle Bachelet abordó la controversia que afecta a su hijo y calificó los dichos de Mosciatti de «una campaña sucia. Hay que poner límites para las cosas».
