El analista político plantea que el principal desafío de la abanderada de la oposición será convertir en el apoyo de la gente a su persona en un proyecto concreto.
Una interpretación de los resultados de las primarias del domingo realizó el analista político y rector de la UDP, Carlos Peña, en su columna publicada en los blogs de El Mercurio.
«Lo que dijo la primaria», es el nombre de la columna. En el caso de lo que ocurrió con la Alianza, lo que más rescató Peña fue de dónde provino el voto que dio a Longueira como ganado´, calificando el fenómeno como una «ironía». «Longueira, el candidato de derecha que apeló al ‘centro social’ de Chile ganó gracias a la inmensa ventaja que obtuvo en Vitacura y Las Condes. No fue, pues, el centro social (los sectores recién ascendidos), sino la derecha social (esa mezcla de cómodo bienestar y temor al cambio) la que le dio el triunfo. Nunca hubo tanta inconsistencia entre el apoyo sociológico a un candidato (los sectores sociales más aventajados) y el lema que esgrimió para demandar su voto (un Chile más justo)», escribe, agregando que probablemente, a futuro, «lo que en las primarias fue virtud (la capacidad para seducir a esos sectores que forman el electorado tradicional de la derecha), en las presidenciales sea un vicio que le costará sacudir de sí».
Sobre la Nueva Mayoría, «el resultado más notorio es el que alcanzó Andrés Velasco. Derrotó al Partido Radical y a la Democracia Cristiana, sumados. Si fuera un líder carismático o tuviera un partido detrás de él, no habría motivo para la sorpresa. Pero Velasco no tiene ni carisma ni partido. Ni capacidad de embrujo ni máquina electoral. Tiene autoestima, pero eso es un combustible para la acción, no un factor para ganar adhesiones», señala el analista político.
Es esta masa votante la que la Nueva Mayoría de Bachelet y Alianza de Longueira tendrán que saber disputarse. «El problema para el pacto Nueva Mayoría es que quienes votaron por Velasco adhieren a ideas que están lejos de las de Bachelet. Si la derecha tiene una inconsistencia (que quien apelaba al centro social gane gracias a los sectores más aventajados), la Nueva Mayoría tiene otra: para asegurar el triunfo en la presidencial debe hacer suyas ideas para las cuales Bachelet, hasta ahora, parece alérgica. Es habitual, por supuesto, que al interior de un pacto haya diferencias; pero ellas deben ser posibles de conciliar. Nada de eso parece fácil entre las ideas que hasta ahora ha planteado Bachelet (o quienes le apoyan) y aquellas que, por su parte, ha manifestado Velasco», afirma Peña.