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«Fuimos una generación de mijitos ricos que no quiso sacrificar la comodidad política y bienestar material que tan temprano adquirimos» Jorge Navarrete renuncia a la DC haciendo dura autocrítica:

«Fuimos una generación de mijitos ricos que no quiso sacrificar la comodidad política y bienestar material que tan temprano adquirimos»

«Dejo la falange porque estoy convencido de que se culminó un ciclo. Es una institución que está vieja y cansada», dijo el ex coordinador de la candidatura de Claudio Orrego en entrevista con revista Qué Pasa.


«Esta semana concurrí al registro electoral para materializar una decisión que venía madurando hace tiempo: renuncié a mi militancia en la DC», dice Jorge Navarrete en entrevista con revista Qué Pasa. De esta forma deja atrás 25 años de militancia en la falange.

«Muchas me dolieron poco, pocas me dolieron mucho, y ninguna me dolió lo suficiente», sentencia al referirse a los «golpes»  (deslealtades) que enfrentó al interior de la Democracia Cristiana. En especial, durante las primarias de la Concertación, donde fue coordinador general de la candidatura del DC Claudio Orrego.

«Dirigimos una campaña que nunca pudo desplegar sus alas por no querer incordiar a la elite partidaria», acota Navarrete, agregando que deja la colectividad porque está convencido de que «se culminó un ciclo. Es una institución que está vieja y cansada».

De igual modo, hace una dura utocrítica: «Fuimos buenos gerentes pero dueños de nada, nos acostumbramos a hacer política con ropa prestada. Esta fue una generación de mijitos ricos que no estuvimos dispuestos a sacrificar parte de la comodidad política y bienestar material que tan temprano adquirimos».

Sobre Bachelet

Al ser consultado por su molestia por la ausencia de Bachelet en el debate de la ANP y porque aún no presenta un programa real, Navarrete profundiza: «Me gustaría ver a una Bachelet menos preocupada de ganar en primera vuelta y sí más explícita en sus prioridades, regulando las expectativas, diciendo a ratos cuestiones que no siempre encuentran la comprensión de los ciudadanos y haciendo comprender las complejidades que significa gobernar. Su candidatura no puede transformarse en un objeto en disputa: no les pertenece a los partidos ni a sus asesores más cercanos. Me incomodan los silencios y la opacidad que a ratos se advierte. Bachelet ya evitó ser secuestrada por los intereses de los partidos y ojalá que sus asesores no la escondan y sobreprotejan como lo han hecho hasta ahora. Su fuente de mayor sabiduría y patrimonio político es su capacidad para hablarles a los ciudadanos».

Asimismo, critica a Álvaro Elizalde, vocero de la abanderada del pacto Nueva Mayoría: «Álvaro faltó a una regla básica de la confianza política al revelar los contenidos de conversaciones privadas a otras personas, y tampoco ajustó su relato a cómo sucedieron los hechos. Es cierto que estamos distanciados y, en lo particular, yo algo desilusionado. Todo vocero tiene la necesidad de mantener buenas relaciones con los periodistas, pero hay formas y formas de granjearse su simpatía».

Señala que «por supuesto» va a votar por Bachelet, ya que: «Nos sometimos a un procedimiento democrático en el cual perdimos de manera categórica. Más de 1 millón y medio de personas manifestaron que Bachelet debía ser la candidata».

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