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Girardi se come las uñas Entorno PPD cercano a Bachelet son sus adversarios en el partido

Girardi se come las uñas

Marcela Jiménez
Por : Marcela Jiménez Periodista de El Mostrador
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En el comando de la Nueva Mayoría y en el partido comentan que el gran problema que tiene Girardi en estos momentos es que está consciente de que “no es visto como un líder de futuro”, que en la Nueva Mayoría se sabe que “no es rentable aparecer ni estar cerca de él”.


Pensaban que estaba “alineado”, se decía que estaba “hecho toda una seda”, había tranquilidad en el comando de Michelle Bachelet porque las señales que había dado hasta ahora apuntaban a que tendría una actitud muy “pro gobierno”, una vez ganada la segunda vuelta del 15 de diciembre. Pero esta semana, el senador PPD, Guido Girardi mandó un “sutil” mensaje que en la Nueva Mayoría fue visto como una advertencia, pero también como un claro indicador de su nerviosismo por la evidente pérdida de poder e influencia que tendrá a partir de marzo.

Hace dos días, un breve trascendido en La Segunda hablaba de la “molestia” que Girardi confesaba a su entorno por considerarse marginado de la campaña de segunda vuelta y, especialmente, de la franja televisiva, donde ha aparecido el DC, Alberto Undurraga, quien perdió la carrera senatorial por Santiago Poniente, en circunstancias que él fue reelegido.

Hasta la víspera de las parlamentarias del 17 de noviembre no había mucha fe del rendimiento en las urnas de Undurraga y todos los pronósticos, incluso de sus detractores en el propio PPD, apuntaban a que Girardi podía ser una de las mayorías nacionales, lo que a todas luces –reconocían en esos días– lo reafirmaría en su poder interno en el partido, pero además lo dejaría en un muy buen pie para hacer sentir su influencia en la designación de los cargos del gobierno e instalar, como otras veces, a “su” gente.

Pero el recuento de votos dijo otra cosa. Es cierto que Girardi ganó y sacó un 30%, pero no tuvo el rendimiento esperado por él y temido por sus adversarios. Undurraga obtuvo un respetable 20% y quedó bastante atrás de otras figuras de la Nueva Mayoría: la DC Carolina Goic (38%), los PS Rabindranath Quinteros (47%), Alfonso de Urresti (46%), Juan Pablo Letelier (46%) y el independiente pro radical, Alejandro Guillier (37%).

[cita]Con este escenario, en el comando de Avenida Italia, en la Nueva Mayoría y en el PPD dicen que Girardi está nervioso, que sabe que no podrá marcar presencia en las primeras líneas del gobierno de Bachelet y sobre todo, recalcan, porque “va a perder su poder en el Senado, eso está escrito” con la llegada de Harboe, que lo neutralizará.  [/cita]

Peor aún, no sólo es la votación más baja obtenida por Girardi en esta zona, considerada su feudo por las dos veces que fue reelegido diputado por Cerro Navia con más del 50%, sino que le llega competencia directa e interna al Senado, Felipe Harboe, elegido por la VIII Región Cordillera con el 37%.

Con este escenario, en el comando de Avenida Italia, en la Nueva Mayoría y en el PPD dicen que Girardi está nervioso, que sabe que no podrá marcar presencia en las primeras líneas del gobierno de Bachelet y sobre todo, recalcan, porque “va a perder su poder en el Senado, eso está escrito” con la llegada de Harboe, que lo neutralizará.

La soledad, no la muerte

Dicen que los Presidentes de la República nunca deben dejar ver si alguien les cae bien o mal, que ni siquiera deben deslizar un suspiro de su rechazo a algún actor político, para evitarse “lecturas políticas” que les pueden jugar en contra.

Bachelet nunca ha demostrado alguna enemistad con Girardi, es más, durante la campaña parlamentaria fue “ecuánime” y jamás estuvo en una actividad en terreno en Santiago Poniente donde no fuera flanqueada por Undurraga y el senador PPD.

Pero hay varios episodios que Girardi protagonizó durante su gobierno y que reflejan plenamente su cuestionado estilo político, que difícilmente deben haber sido vistos con buenos ojos por la entonces Mandataria.

Uno fue el conflicto que tuvo Girardi con la entonces ministra de Medio Ambiente, Ana Lya Uriarte, una disputa que se prolongó por todo el gobierno bacheletista, debido al rechazo de la ministra de “colocar en la CONAMA a nombres propuestos” por el senador, por no considerarlos “ni idóneos, ni con la capacidad técnica”. Hasta recursos de protección hubo contra Uriarte y aseguran que el senador PPD nunca paró de hostigarla para cobrarle esa factura.

La entonces ministra de Salud, Soledad, Barría también recibió presiones de Girardi a mediados del gobierno de Bachelet, para imponer su voluntad en la conducción del Hospital San José. Es más, en el 2008 el ex director de dicho hospital, el doctor José Luis Contreras (ex PPD) contaba que el senador «siempre se ha preocupado de tener a alguien cercano en cargos relevantes como las subsecretarías de la cartera y en los servicios médicos de la zona que representa. Opera a través de la gente que tiene ahí y es como el zar del servicio norte» y agregó que «enfrentar a Girardi es un pecado», algo que primaba a la hora de la selección de los cargos.

No será casualidad que todo el entorno PPD cercano a Bachelet no milite en el llamado “girardismo”, de hecho son sus adversarios internos. Desde uno de sus principales asesores, Rodrigo Peñailillo, el senador electo Harboe, pasando por el senador Ricardo Lagos Weber y la alcaldesa de Santiago, Carolina Tohá.

En el comando y en el PPD comentan que el gran problema que tiene Girardi en estos momentos es que está consciente de que “no es visto como un líder de futuro”, que en la Nueva Mayoría se sabe que “no es rentable aparecer ni estar cerca de él”.

Pero los que lo conocen en el PPD insisten en que Girardi “nunca muere”, que sigue siendo el dueño del partido y que su poder interno es por lo bajo del 70% de las filas de la tienda. Por eso algunos leyeron las señales del senador esta semana como una advertencia y temen que su jugada a partir de marzo sea “ponerle precio” a su voto en el Senado para los proyectos más importantes del programa de gobierno.

Dicen que es especialista en “jugadas estratégicas” y que no hay sacar de vista el Consejo del PPD del 17 y 18 de enero, porque algo puede salir de ahí.

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