Apuntó a que “Intolerancia, clasismo y desprecio” se han apoderado de la colectividad
La senadora marcó una clara distancia con la directiva de Renovación Nacional y criticó la forma en que Carlos Larraín ha comandado la tienda de Antonio Varas. “Los personalismos, la ambición y el poder se transformaron en un fin en sí mismos y donde el mérito, la capacidad del ser humano son menos importantes”, aseguró. Con su renuncia el recién formado movimiento Amplitud finalmente tiene el liderazgo que necesitaba.
Finalmente, la senadora Lily Pérez explicó las razones que la llevaron a terminar con 25 años de militancia en Renovación Nacional, en donde hizo una dura crítica a la directiva liderada por Carlos Larraín, acusando maltrato cuando apoyó el fin del lucro en la educación y aseguró que la intolerancia, el clasismo y el desprecio se apoderaron de la colectividad.
“Durante muchos años en RN convivieron liberales y conservadores, con diferencias pero con cariño recíproco y respeto. Hoy, la intolerancia, el clasismo, el desprecio por el liderazgo de las mujeres y los fanatismos se han apoderado de las directrices de Renovación Nacional”, dijo la senadora.
Además, la parlamentaria aseguró que actualmente en la colectividad “los personalismos, la ambición y el poder se transformaron en un fin en sí mismo y donde el mérito, la capacidad del ser humano son menos importantes”.
También hizo un repaso de su historia en la tienda de Antonio Varas, la cual integró por más de dos décadas, dejando en claro el importante rol y el apoyo popular que tuvo en el partido, en donde agradeció particularmente a las bases.
“Siempre he sentido un tremendo respaldo de las bases de Renovación Nacional. Entré a RN hace 25 años, siendo una niña, a las juventudes de RN. He estado siempre dentro de las mayorías nacionales y de las mayorías de RN”, puntualizó.
La diputada puso en evidencia la fuga que ha sufrido Renovación Nacional durante los últimos seis años, en donde siete militantes han dejado el partido, una crítica clara a la dirección que ha tenido el partido desde que Carlos Larraín asumió el mando en el 2006.
Pérez se refirió al rol que ha jugado RN en el gobierno del Presidente Sebastián Piñera, en donde a su parecer no estuvo a la altura de las circunstancias y simplemente intentó ir en contra de todas las propuestas del Ejecutivo.
“A mi juicio, RN como partido político debió ser el sustento ideológico y el mayor apoyo político del gobierno del Presidente Sebastián Piñera, pero fue todo lo contrario», dijo la legisladora.
“A mi juicio, RN como partido político debió ser el sustento ideológico y el mayor apoyo político del gobierno del Presidente Sebastián Piñera, pero fue todo lo contrario. Durante estos cuatro años de gobierno, miembros de la directiva de Renovación Nacional y cercanos a ella, se dedicaron a socavar mediante ataques y cuestionamientos permanentes, generando un desdén de la militancia activa de Renovación Nacional hacia nuestro gobierno y su Presidente, quien ha sido el único militante en la historia del partido elegido como Presidente de la República”, aseguró.
En relación a esto, la renunciada senadora dejó en claro su cercanía a las ideas de Piñera y, por el contrario, la distancia que tiene con la directiva del partido, al recordar, por ejemplo, la negativa de RN de aprobar el Acuerdo de Vida en Pareja y la Ley Antidiscriminación.
En esta misma línea, Pérez puso en evidencia las diferencias ideológicas que separan a Carlos Larraín y Sebastián Piñera, en donde este último acusó de “cómplices pasivos” a miembros de la derecha, como una forma de alejarse de la derecha pinochetista.
Con su dimisión, Lily Pérez le da al movimiento Amplitud –formado por los también ex RN Karla Rubilar, Joaquín Godoy y Pedro Browne–, un fuerte liderazgo para concretar los proyectos políticos que tienen a mediano y largo plazo, y atrás suyo deja un partido sumido en una profunda crisis en el marco de la cual cada vez surgen más voces que piden la cabeza de su timonel, Carlos Larraín, y adelantar el cambio de directiva, de manera de intentar superar el difícil trance por el que atraviesan en la casona de Antonio Varas.
