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Carlos Ferrero Costa: “La agenda post fallo debe analizar el armamentismo chileno que los peruanos consideramos una amenaza inaceptable” Ex presidente del Congreso peruano

Carlos Ferrero Costa: “La agenda post fallo debe analizar el armamentismo chileno que los peruanos consideramos una amenaza inaceptable”

Cyntia Páez Otey
Por : Cyntia Páez Otey Periodista y Magister en Periodismo Internacional con mención en RRII
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Abogado e influyente hombre de Estado, señala que sí quedarán varios temas pendientes con Chile luego de conocerse el fallo de La Haya. Ferrero Costa es miembro del Grupo Basadre, un comité de análisis sobre política exterior compuesto por cerca de 200 políticos, militares y personeros de ese país que abogan por restablecer el equilibrio entre Perú y Chile, limitando la inversión y la influencia política de nuestro país en áreas estratégicas de la economía peruana.


Carlos Ferrero Costa ha sido un hombre transversal en el escenario político peruano. Inició su carrera en la década de los 60 de la mano de la Democracia Cristiana y 30 años después, se sumaba a las filas de la alianza fujimorista Cambio 90-Nueva Mayoría, con quienes logró ser electo y reelecto congresista entre 1992 y 2000, mientras su hermano, Eduardo Costa Ferrero, asumió como canciller de Alberto Fujimori.

Sin embargo, fue frente al evidente declive del fujimorismo que, en 1999, se incorporó a Perú Posible, logrando en 2011 –tras dos intentos en las elecciones generales de 2001 y 2006– llevar a Alejandro Toledo a la primera magistratura de la nación. Costa alcanzó no sólo otra reelección como congresista, sino además obtuvo la presidencia del Congreso Nacional.

CAMINO A LA HAYA

Ferrero Costa recién había entregado la presidencia del Consejo de Ministros de Perú en manos de Pedro Pablo Kuczynski, ex ministro de Economía y Finanzas de Toledo, cuando en noviembre de 2005 el presidente Toledo envió a trámite legislativo el proyecto de ley que establecía las líneas de base para la definición del dominio marítimo en el Pacífico. Cinco años antes, Chile había depositado ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) sus cartas náuticas, que indicaban al paralelo 18º21’00» como frontera marítima con Perú, motivando una protesta formal de Perú, que no tuvo eco en la Cancillería chilena.

El evidente acercamiento entre Chile y Ecuador –los presidentes Ricardo Lagos y Alfredo Palacio, firman la ratificación de los Tratados de 1952 y 1954–, además de la puesta en marcha de una agenda de trabajo entre Santiago y La Paz que incluía conversaciones sobre la pretensión marítima boliviana, y la insistencia chilena de afirmar que “no hay temas limítrofes pendientes con Perú”, convencieron a Torre Tagle de demandar a Chile ante la Corte Internacional de Justicia en La Haya durante la presidencia de Alan García, aun cuando el mandatario peruano había asegurado en visita oficial a nuestro país que “el tema limítrofe no estaría en la agenda”.

-Tras 6 años de proceso judicial, en menos de una semana conoceremos el fallo de la Corte Internacional (CIJ). ¿Considera usted que con esto se cierran finalmente los temas pendientes con Chile?
-No, el fallo de la Corte resolverá el más importante tema pendiente con Chile. Sin embargo, existen otros asuntos distintos del límite marítimo que, a mi parecer, conforman una agenda post-La Haya. Un grupo de ellos tiene que ver directamente con nuestra relación con Chile; y otro, independiente, es la agenda interna peruana.

[cita]En primer lugar, la agenda con Chile post fallo debe analizar la cuestión del armamentismo chileno que los peruanos consideramos una amenaza inaceptable. El segundo, es la alarmante desigualdad entre la inversión chilena en el Perú y la peruana en Chile, tema que preocupa porque eso genera una penetración económica perjudicial a la seguridad del Perú. También están pendientes otros problemas: la cuestión del terreno del Chinchorro o el funcionamiento eficiente del ferrocarril Tacna-Arica y su arribo libre al muelle; la devolución de bienes y sobre todo libros extraídos del Perú por la invasión chilena. Y la agenda interna peruana debe abordar, de una vez por todas, el cumplimiento de la sentencia del Tribunal Constitucional que ordena hacer dos enmiendas al TLC firmado con Chile. El segundo, es que el Congreso apruebe al convenio que da facilidades a Bolivia en Ilo. Y, último, es no dilatar más la adhesión peruana a la Convención del Mar.[/cita]

-¿En qué consisten estas agendas?
-En primer lugar, la agenda con Chile post fallo debe analizar la cuestión del armamentismo chileno que los peruanos consideramos una amenaza inaceptable. El segundo, es la alarmante desigualdad entre la inversión chilena en el Perú y la peruana en Chile, tema que preocupa porque eso genera una penetración económica perjudicial a la seguridad del Perú. También están pendientes otros problemas: la cuestión del terreno del Chinchorro o el funcionamiento eficiente del ferrocarril Tacna-Arica y su arribo libre al muelle; la devolución de bienes y sobre todo libros extraídos del Perú por la invasión chilena. Y la agenda interna peruana debe abordar, de una vez por todas, el cumplimiento de la sentencia del Tribunal Constitucional que ordena hacer dos enmiendas al TLC firmado con Chile. El segundo, es que el Congreso apruebe al convenio que da facilidades a Bolivia en Ilo. Y, último, es no dilatar más la adhesión peruana a la Convención del Mar.

REGULACIÓN A EMPRESAS CHILENAS

En la actualidad, Ferrero Costa divide su tiempo entre dos actividades que lo apasionan: sus clases en la Universidad Ignacio de Loyola y su participación en el Grupo Basadre, un comité de análisis sobre política exterior compuesto por cerca de 200 políticos, militares e independientes de tendencia republicana, que abogan por restablecer el equilibrio entre Perú y Chile, limitando la inversión y la influencia política de nuestro país en áreas estratégicas. Según datos de la Dirección Económica de la Cancillería chilena (Direcon), Perú es hoy el cuarto destino de inversión directa de capitales chilenos en el exterior, con un stock de un poco más de US$13 mil millones o un 15,8% del total invertido en el exterior. Vale además destacar que, entre 1990 y 2013, un 62,6% se invierte en servicios; 22,9% en energía; 13,1% en industria; y el resto corresponde al sector agropecuario y minería. La actividad de capitales chilenos tiene un importante rol como generador de empleo. De 117.313 personas empleadas por empresas chilenas, el 69,8% corresponde a empleos directos y un 30,2% a empleo indirecto, liderado por área servicios (71,4% sobre empleo total generado) e Industria (28,6%).

-¿Por qué afirma que la presencia de empresas chilenas sería una amenaza para la seguridad?
-Perjudica la seguridad porque, cuando un país tiene excesiva presencia económica en otro, se genera una disminución de la autonomía en este último y la influencia del vecino inversionista a veces sólo indirectamente proyecta su influencia política.

-¿Cuál es su opinión respecto a la política de las cuerdas separadas que se ha implementado en los últimos años?
-No comparto la tesis de las cuerdas separadas que el gobierno de García llevó a cabo con entusiasmo y Humala ha dejado pasar. La experiencia mundial demuestra que existe evidente relación entre el comercio y la inversión con la política. No tiene sentido que, por ejemplo, los chilenos compren aquí todo lo que quieren cuando todavía no sabemos si modificaran su carrera armamentista. Más concretamente, no entendemos cómo se quiere llevar adelante una Alianza del Pacífico con un país que desacata a la Corte o que no sabemos si cumplirá el fallo. Las cuerdas separadas favorecen a los empresarios peruanos y chilenos interesados en hacer negocios y aumentan sus ingresos con intereses más allá de los valores nacionales.

-¿Cree que hay que regular la inversión chilena en Perú?
-Lo que debe hacerse es modificar la legislación peruana referida a la inversión extranjera en general, ya que ella ahora iguala la nacional con la extranjera. De otro lado no se aplica la reciprocidad que teóricamente se plantea con la inversión chilena. Ustedes tienen varios bancos en Lima y nosotros no tenemos ninguno en Santiago.

-¿Cuál debe ser la postura chilena para avanzar hacia la recuperación de las confianzas entre dos países limítrofes con una historia de altibajos como la nuestra?
-En 1986, Perú expresó oficialmente que no teníamos límites marítimos con Chile. En el 2004, siendo presidente Alejandro Toledo y canciller Rodríguez Cuadros, reiteramos el asunto, proponiendo negociaciones bilaterales para resolver esta controversia. Sin embargo, Chile respondió que no resultaba procedente referirse a negociaciones sobre contratos pendientes. La confianza por recuperarse está dada principalmente cuando Chile acate y cumpla de inmediato el fallo.

-¿Y si Chile no cumple de inmediato el fallo?
-Prefiero no opinar sobre eso ahora.

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