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Reforma Tributaria se instala como la primera prueba de fuego del comité político de La Moneda El principal riesgo son los focos de conflictos internos en el oficialismo

Reforma Tributaria se instala como la primera prueba de fuego del comité político de La Moneda

Marcela Jiménez
Por : Marcela Jiménez Periodista de El Mostrador
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Desde la Nueva Mayoría consideran que llegó el momento en que se pone a prueba la muñeca política de Peñailillo como jefe de gabinete, la relación de Rincón con el Congreso, la capacidad de Elizalde para aterrizar un tema muy técnico ante los ojos de la ciudadanía y la de Arenas para negociar las distintas aristas de la reforma.


Ya pasaron las ceremonias simbólicas, las primeras semanas de instalación, varios nombramientos y una batería de anuncios para sacar brillo al debut del nuevo gobierno, entre ellos, el envío y despacho en tiempo récord del bono marzo, una medida que era imposible que fuera rechazada por el Congreso, por el alto costo –a ojos de la ciudadanía– de intentar bloquearla. Pero con la Reforma Tributaria ya sobre la mesa, en el oficialismo reconocen que llegó la hora de la verdad para el comité político de La Moneda: Rodrigo Peñailillo (Interior), Ximena Rincón (Segpres), Alberto Arenas (Hacienda) y Álvaro Elizalde (Segegob).

No hay dos voces en el oficialismo para reconocer que efectivamente los votos para la Reforma Tributaria están asegurados. Al principio, el proyecto necesita de mayoría simple para ser aprobado en ambas Cámaras del Congreso, lo que en cifras implica 61 diputados y 20 senadores, y la Nueva Mayoría con los independientes elegidos dentro del pacto, suman 67 escaños en la Cámara Baja y 21 en el Cámara Alta.

Si a eso se agregan compromisos públicos con el tema, como la declaración del senador RN Andrés Allamand, que ya anunció que aprobaría la idea de legislar, y las señales de parlamentarios de Amplitud, el punto clave para La Moneda –agregan en la coalición– es precisamente mantener el orden interno en la Nueva Mayoría.

“Aquí se pone a prueba la capacidad de conducción del comité político, dar los espacios para debatir, aportar, no pasar la aplanadora a nivel interno”, precisó un senador del oficialismo. En castellano, para la Nueva Mayoría eso significa que se pone a prueba la muñeca política de Peñailillo como jefe de gabinete, la relación de Rincón con el Congreso, la capacidad de Elizalde para aterrizar un tema muy técnico ante los ojos de la ciudadanía y la de Arenas para negociar las distintas aristas de la reforma.
Bajo esos términos, en Palacio evalúan bien el despegue del tema. Ya hubo el lunes en la noche una cena-reunión de coordinación de los cuatro ministros con los timoneles de la Nueva Mayoría, más los jefes y subjefes de las bancadas oficialistas, precisamente para coordinar este tema, y en la cual el gobierno puso el acento en la importancia de actuar coordinados y avanzar con cierta celeridad en el tema.

Los cálculos en Palacio efectivamente apuntan a que el proyecto sea despachado de la Cámara de Diputados antes del primer mensaje presidencial de Michelle Bachelet ante el Congreso Pleno el 21 de mayo; y del Senado, entre julio y agosto. En todo caso, desde la Nueva Mayoría recalcan que el propio Peñailillo les precisó en el comité político del lunes en la mañana que los plazos reales para el gobierno son tener aprobada y despachada la reforma en el transcurso de este año, sin fechas tan rigurosas.

En Palacio insisten en que la Reforma Tributaria “no está en riesgo” y que las reacciones, puntos de vista y opiniones han sido “dentro de lo calculado, de lo que se esperaba”.

[cita]En la Nueva Mayoría y en el gobierno reconocen que hay plena conciencia de que, si no se saca bien esta reforma, en términos de contenido y plazos, lo que implica que no se dilate su debate más allá de lo necesario, se complicará lo más relevante del programa de gobierno. Con eso, a lo que se refieren es a la Reforma Educacional, que es señalada en el oficialismo como “la madre de las batallas, la verdadera pelea de estos cuatro años”.[/cita]

Sin embargo, en la propia Nueva Mayoría dicen que podría haber más de un choque interno y algunos advierten que eso podría surgir entre el PS y la Democracia Cristiana.

Así, el senador DC Jorge Pizarro ya dijo ayer que no votará la propuesta de aumento de los impuestos a los alcoholes, “porque eso significa colocarles la lápida a miles de pequeños productores pisqueros” y que ya se lo había informado a la Presidenta Bachelet y a Arenas, por lo que espera que “la situación se corrija por la vía de la exención de esos impuestos para la III y IV regiones”.

El diputado DC y presidente de la comisión de Hacienda, Pablo Lorenzini, el mismo lunes en La Moneda cuestionó que la rebaja al impuesto a las personas desde un 40% actual a un 35% beneficie a aquellos sueldos que superan los 6 millones de pesos y aseguró que “no va a haber votos para eso”, salvo que se establezca una compensación subiendo “el mínimo exento a 800 o 900 mil pesos, o hagamos extensiva esa rebaja a la clase media”.

Otra arista que puede generar ruido, confiesan, es lo planteado por la Presidenta Bachelet respecto a que las autoridades –Mandataria, ministros, subsecretarios y parlamentarios– queden al margen de la rebaja tributaria, para que “no se diga que legislamos para rebajarnos los impuestos nosotros mismos”. Explican que para algunos es una medida “que coquetea con el populismo”, pero que sobre todo puede pecar de rasgos inconstitucionales.

Hay quienes afirman, en todo caso, en la coalición, que todos estos temas no son más que “voladores de luces”, ya que el eje de la reforma y lo realmente importante es lograr la eliminación del Fondo de Utilidades Tributables (FUT), “eso es lo clave que debe ser aprobado”. “Sirven para desviar la atención de lo medular, para que el debate no sea blanco y negro, que haya con qué negociar”, explicó un parlamentario oficialista.

Sea así o no, en la Nueva Mayoría y en el gobierno reconocen que hay plena conciencia de que, si no se saca bien esta reforma, en términos de contenido y plazos, lo que implica que no se dilate su debate más allá de lo necesario, se complicará lo más relevante del programa de gobierno. Con eso, a lo que se refieren es a la Reforma Educacional, que es señalada en el oficialismo como “la madre de las batallas, la verdadera pelea de estos cuatro años”.

En el oficialismo agregan que si el comité político no lleva a buen puerto la Reforma Tributaria, será “un mal indicio para lo que se viene en el tema educacional, donde sí hay diferencias ideológicas de peso en la Nueva Mayoría” y que requerirá, agregan, la “construcción de acuerdos en el seno interno de la coalición”.

El rol de Bachelet

En estos primeros días, la Presidenta Bachelet ha tenido un papel protagónico en el tema: la ceremonia que encabezó en La Moneda de firma del proyecto de ley; la cadena nacional del lunes en la noche –que fue bien evaluada, según confiesan en Palacio–; y el martes su salida a terreno, donde remarcó la importancia de la reforma, emplazando al Congreso a respaldarla.

“Estamos contentos, porque hemos mandado este proyecto de ley como nos comprometimos, al principio de nuestro gobierno. Estoy convencida que ustedes también esperan que los parlamentarios apoyen esta reforma tributaria, que significa tener más lucas», precisó, y agregó que los diputados y senadores «tendrán que tener su tiempo para discutirlo, pero también comprendiendo la importancia de los temas, estoy segura que contaremos con su apoyo».

Son varias las voces en la Nueva Mayoría que consideran que hasta aquí estuvo bien, pero que la Mandataria “debería reservarse para la verdadera pelea, la Reforma Educacional”.

En La Moneda explican que Bachelet le dio el puntapié inicial a la enmienda tributaria como era lógico y que “está ejerciendo su liderazgo” de acuerdo a su rol de Jefa de Estado, pero coinciden en que, como se vislumbra que no deberían registrarse mayores tropiezos, es tarea del comité político sacar adelante este proyecto y no desgastar a la Mandataria en este round, de no ser necesario.

“Su capital político se lo debe jugar efectivamente en la reforma educacional”, agregaron en La Moneda.

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