Los legisladores independientes manifestaron su «orgullo» por el cargo que ostentan y llamaron a que la ciudadanía no delegue responsabilidades.
Los diputados Gabriel Boric y Giorgio Jackson, coincidieron en afirmar que sienten una responsabilidad «histórica» por las luchas sociales que se han dado por décadas en el país y dijeron que son herederos de «todos los que pelearon contra la dictadura».
«Siento una tremenda carga de responsabilidad, no solo coyuntural sino que también histórica», sostuvo Boric, ex presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile y sucesor de la dirigente Camila Vallejo, también legisladora y quien lideró las primeras manifestaciones en contra del lucro en la educación en 2011.
En una reunión con los corresponsales extranjeros, los dos jóvenes diputados, denominados por la prensa local como «la bancada estudiantil», manifestaron su «orgullo» por el cargo que ostentan y llamaron a que la ciudadanía no delegue responsabilidades.
«Somos herederos de luchas sociales anteriores, acá nosotros no estamos inventando la rueda, sino que nos sentimos herederos de la luchas que se dieron en los años 70, de las luchas democratizadoras de los 90 y de todos los que pelearon contra la dictadura», dijo Boric.
Los dos legisladores, especialmente Boric, han sido blanco de críticas de algunos de su pares por no responder a los protocolos de vestuario (sin corbata y a veces sin chaqueta) y especialmente por el proyecto que presentaron para reducir a la mitad el sueldo de los parlamentarios con el fin de incentivar el término de la desigualdad que se vive en Chile.
«Es un tremendo orgullo, cuando la gente te saluda en la calle (…) a mí me sorprendió», dijo Boric que contó que ambos fueron de noche a los cerros de Valparaíso, ciudad asolada por un gran incendio la semana pasada que dejó quince muertos, y la gente les reconocía.
«Ellos, pese a estar en esa situación de catástrofe nos decían: ‘no te pongas corbata nunca, sigan peleando por la educación, quiero que mi hijo estudie gratis'», comentó.
Añadió que «el reconocimiento ya no solo es a niveles de elite política sino que ha traspasado esos márgenes y por eso uno siente un tremendo orgullo y el deber de mantenerse con los pies bien puestos en la tierra, porque es fácil de ahí saltar y que se te suban los humos».
