Al repecto, el cónsul general de Chile en Río de Janeiro, Samuel Ossa, sostuvo que «a esta gente se la llevó la pasión por querer entrar a ver a la selección, no tenían boletos y cometieron un error. No son delincuentes, fue demasiada pasión por ver a su selección».
El gobierno brasileño les dio un plazo de 72 horas para que abandonen el país a los 85 hinchas chilenos, detenidos este miércoles por haber invadido el estadio Maracaná de Río de Janeiro para intentar asistir al partido entre España y Chile por el Mundial 2014.
Arriba de un bus policial, uno de los hinchas se refirió a los hechos: «No hicimos ningún daño, no somos delincuentes. Vimos el partido igual. Las entradas valían 2.200 reales ¿quién puede pagar esa plata? Uno ve la oportunidad y entramos… se hizo tira dos puertas y se cayó un panel, nada más…. la hicimos, entramos a ver el partido igual».
De igual modo, dejó en claro que «la policía brasileña nos ha atendido súper bien».
Al respecto, el cónsul general de Chile en Río de Janeiro, Samuel Ossa, explicó que los hinchas «fueron fichados y les dieron la responsabilidad de salir del país en tres días para quedar sin problemas ni en Chile ni Brasil. Y que sirva de experiencia para que no se repita».
En entrevista con LUN, el diplomático aseguró que «a esta gente se la llevó la pasión por querer entrar a ver a la selección, no tenían boletos y cometieron un error. No son delincuentes, fue demasiada pasión por ver a su selección».
En tanto, Policía Federal brasileña informó a través de una nota que «los hinchas que se nieguen a cumplir ese plazo serán deportados de forma sumaria».
Por su parte, la FIFA informó de que los invasores, que no tenían entrada para el partido, «forzaron de forma violenta la entrada al estadio y quebraron algunas cercas para pasar por los guardias de seguridad».
De acuerdo con el órgano rector del fútbol, todos los invasores, que pasaron en estampida por la sala de prensa del estadio en un intento de buscar una puerta de acceso a las gradas y provocaron algunos daños, fueron contenidos e impedidos de llegar hasta los asientos.
La mayoría de los hinchas, vestidos con la camiseta de la selección chilena, fue detenida dentro de la sala de prensa, en donde no halló vía de escape hacia las gradas y terminó rindiéndose sin ofrecer resistencia.
Antes de la detención, los aficionados rompieron un par de paneles para tratar de llegar al campo, al tiempo que tiraron por el suelo cámaras de televisión y material de la prensa presente en el recinto.
Parte de los hinchas fue conducido a la comisaría de policía que hay en el interior del Maracaná y otra parte a comisarías en barrios vecinos debido a la elevada cantidad de detenidos.
