En medio de las negociaciones por la demanda civil presentada en contra de la institución, los querellantes señalaron a través de un comunicado que el Arzobispado no aceptó asumir ninguna negligencia de su parte en las denuncias de «los abusos que se causaron durante más de 30 años, daños en nosotros y otras personas».
Los querellantes en el caso Karadima, Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo, decidieron quebrar el diálogo con la Iglesia Católica que suponía parte del proceso de conciliación, luego de que ellos presentaran una demanda civil en contra de ésta. La acción buscaba una indemnización económica de $450 millones y un acto de perdón público de la Iglesia a quienes sufrieron abusos sexuales de parte de religiosos. Sin embargo, los profesionales acusaron a la institución de querer «limpiar su imagen».
Así, por medio de un comunicado, los querellantes señalaron que el Arzobispado no aceptó asumir ninguna negligencia de su parte en las denuncias de «los abusos que se causaron durante más de 30 años, daños en nosotros y otras personas». Además, aseveraron que la Iglesia no está dispuesta a pedir «explícitamente perdón».
«Ese reconocimiento y perdón deben traducirse, según palabras del propio Francisco, en las mejores políticas de prevención de abuso, así como en reparación material de las víctimas. Sin embargo, en nuestro país estas palabras no encontraron el eco esperado. Aparentemente el Cardenal Ezzati, junto con su antecesor, el Cardenal Francisco Javier Errázuriz, y otros colaboradores eclesiásticos, interpretaron esta etapa de posible acuerdo como una oportunidad para reescribir la historia y limpiar, en lugar de su conciencia, su imagen», señala el comunicado.
Asimismo, los querellantes tampoco llegaron a un acuerdo con la Iglesia en el marco de la indemnización que solicitaban.
