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El “factor Carlos Peña” en la peor semana del ministro Eyzaguirre La trastienda de la polémica entrevista con el rector de la UDP

El “factor Carlos Peña” en la peor semana del ministro Eyzaguirre

Marcela Jiménez
Por : Marcela Jiménez Periodista de El Mostrador
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En La Moneda insisten en que de haber sabido quién lo iba a entrevistar se le hubiera advertido a Eyzaguirre el punto del conflicto de interés que había en dicha escena, pero nuevamente –recalcan en el gobierno– el secretario de Estado actuó con iniciativa propia y en forma inconsulta. “Ese es el problema, no le hace caso a nadie en La Moneda”, afirman y coinciden en Palacio.


“¿Leíste a Peña el domingo?”. Es, de príncipe a paje, una de las frases más comunes en el oficialismo, considerando que el rector de la Universidad Diego Portales (UDP), Carlos Peña, es uno de los columnistas más citados por la Nueva Mayoría y sus autoridades gubernamentales. Por lo mismo, el traspié del ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre, en su entrevista dominical, tuvo impacto más allá de la desafortunada frase de los cuatro años con que relativizó la promesa presidencial de gratuidad universal para la educación superior, pues dejó en evidencia, una vez más –afirman– la “porfía” del secretario de Estado y su estilo político caracterizado por “no hacer caso ni sopesar correctamente” las consecuencias de sus actos.

Peña es uno de los columnistas más seguidos y respetados en la Nueva Mayoría, lo ven como un parámetro, un termómetro político de la clase media ilustrada, librepensadora. Parlamentarios, dirigentes, asesores y autoridades le tienen respeto intelectual, lo siguen porque sus columnas generan noticia cada domingo y son vistas generalmente como un elemento de equilibro al interior de las páginas del diario de Agustín Edwards.

“No es que sea la biblia para la Presidenta”, recalca un asesor de Palacio, pero sus cercanos reconocen que la Mandataria lo lee regularmente, porque sabe –agregan– que todos lo leen. No es su referente, aclaran, son otros a los que escucha y consulta –Pedro Güell, Patricia Politzer, Claudio Fuentes, Francisco Zuñiga, Fernando Atria y el sacerdote jesuita Fernando Montes en varios casos–, pero lo ve como una opinión más cercana a la Nueva Mayoría, lo comenta en varias ocasiones y sabe que “su opinión pesa”.

Por esa influencia que tiene Peña en las filas oficialistas, es que en el gobierno reconocen que en La Moneda la molestia con Eyzaguirre no fue solamente por la frase sobre la gratuidad por cuatro años –“lo que duraría un college– me parece un objetivo sensato de financiar para un país de 20.000 dólares per cápita (…) lo que exceda a ese lapso debiera ser financiado con cargo a la renta futura del estudiante u otra forma equivalente”– sino que “agravó más aún la falta” de relativizar a la Mandataria el haberlo hecho con Peña, por el impacto político que tuvo.

[cita]En el gobierno insisten en que todo indica que “la decisión” de dar esa entrevista a Peña “la tomó él (Eyzaguirre) solo”, que cuando mucho lo comentó con muy pocas personas cercanas de su equipo en Educación, que –agregan– “tienen el defecto de llevarle el amén en todo sin frenarlo”. Es más, son varios quienes reafirman esta opción, considerando que su jefe de gabinete es Harold Correa, uno de los hombres de mayor confianza del ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, quien, de haber sabido el detalle de la entrevista, habría prendido las alarmas de rigor en Palacio.[/cita]

Transversalmente en La Moneda cuentan que algunos en Palacio manejaban la información la semana pasada de que el ministro de Educación daría una entrevista a El Mercurio para ser publicada en Reportajes el domingo 20, pero que nadie sabía que el interlocutor sería el rector de la UDP. Ese es un punto no menor en las tensiones que el episodio provocó en el oficialismo, porque –recalcan– se habría hecho la advertencia al menos de lo complejo e inadecuado de ser entrevistado por un “incumbente” en el debate de la reforma educacional.

Un punto que el ex presidente del directorio de TVN y actual miembro del Consejo Directivo del Centro de Estudios Públicos (CEP), Leonidas Montes, planteó el martes en una columna en La Segunda. Montes aseguró que Peña incurrió en un conflicto de interés: “El rector Peña es, con seguridad, el columnista más influyente y agudo en la escena nacional. Intelectualmente es un académico excepcional, de una lucidez envidiable. He tenido la oportunidad de escucharlo en algunos encuentros y en cada ocasión se desenvolvió con admirable precisión y claridad. Es un abogado que sabe de filosofía, de teoría política, que se pasea por la sociología y además discurre en otras áreas del saber. Un erudito, qué duda cabe. ¿Pero no le parece curioso que, mientras se debate la reforma educacional, sea el rector de una universidad quien entreviste al ministro de Educación? (…). Si en las columnas del rector Peña generalmente resuena el metálico golpe de una de moral kantiana, resulta sorprendente que no haya reparado en esta evidente cuestión de formas”, acotó.

Una pregunta que muchos se hicieron en La Moneda –reconocen–, porque, antes que la polémica frase del ministro, la foto de la portada del rector entrevistando al ministro de Educación fue lo primero que prendió las alarmas de muchos en Palacio.

En La Moneda insisten en que de haber sabido quién lo iba a entrevistar se le hubiera advertido a Eyzaguirre el punto del conflicto de interés que había en dicha escena, pero nuevamente –recalcan en el gobierno– el secretario de Estado actuó con iniciativa propia y en forma inconsulta. “Ese es el problema, no le hace caso a nadie en La Moneda”, afirman y coinciden en Palacio.

Esa frase supone –y así lo explican en el gobierno– que el secretario de Estado evita hacer caso a lo que se dicta desde la SECOM como bajada comunicacional para el gobierno y que también intenta esquivar los puntos que se marcan desde el Ministerio del Interior, que fue el que “intervino” al Mineduc –según versiones de Interior–, para marcar un nuevo rumbo sobre cómo conducir el proceso de la reforma y terminar con el fuego amigo que surgía hasta ese momento desde los partidos del oficialismo.

“Ese es el problema del ministro, se manda solo”, sentenció un alto dirigente de la Nueva Mayoría, que coincide con la pública petición que le hizo esta semana el timonel DC, Ignacio Walker, quien dijo el lunes que Eyzaguirre tiene que “dejarse ayudar”. Una frase que claramente no fue gratuita, recalcan, y que responde precisamente a este estilo inconsulto que ha mostrado el secretario de Estado.

En el gobierno insisten en que todo indica que “la decisión” de dar esa entrevista a Peña “la tomó él (Eyzaguirre) solo”, que cuando mucho lo comentó con muy pocas personas cercanas de su equipo en Educación, que –agregan– “tienen el defecto de llevarle el amén en todo sin frenarlo”. Es más, son varios quienes reafirman esta opción, considerando que su jefe de gabinete es Harold Correa, uno de los hombres de mayor confianza del ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, quien, de haber sabido el detalle de la entrevista, habría prendido las alarmas de rigor en Palacio.

Es más, algunos en el gobierno dicen que es posible que la idea de ser entrevistado por Peña surgiera de algún diálogo entre el rector de la UDP y el ministro, ya que ambos conversarían de vez en cuando sin necesidad de mediar reuniones oficiales. Cercanos a El Mercurio confirman que el columnista estrella ofreció la entrevista en el diario.

Dicen que el ministro le tiene mucho respeto intelectual a Peña y debe ser así, considerando que es ante el único que ha doblado el brazo públicamente. El lunes en la mañana –después de una reunión extraordinaria con Bachelet– Eyzaguirre recalcó que jamás había relativizado la gratuidad universal y que había sido mal entendido. Pero el rector de la UDP lo reventó públicamente al día siguiente cuando, en una carta a El Mercurio, junto con afirmar que tenía las transcripciones de la entrevista, dijo que el secretario de Estado tenía derecho a cambiar de opinión, incluso unas horas después, pero que eso no podía tratar de ocultarlo alegando un malentendido.

A las pocas horas vino la escena de un Eyzaguirre reconociendo públicamente que El Mercurio había sido fiel a sus dichos y que había sido él quien no se había dado a entender correctamente en sus ideas. Lo dijo leyendo, en pleno punto de prensa, un comunicado, mismo gesto que hizo poco rato después en una actividad con la Presidenta Bachelet, donde en toda su intervención no separó la vista de los papeles en sus manos y que contenían lo que debía decir.

Ya a estas alturas de la semana, en la Nueva Mayoría y el gobierno están preocupados de apuntalar políticamente al ministro de Educación, en el entendido de que su salida sólo debilitaría la reforma y que, por lo mismo, sectores de la oposición se han valido de este último error de Eyzaguirre para tratar de frenarla. Eso sí, están atentos a lo que fue su gesto público de obediencia respecto a no salirse ni una línea de libreto, ya que no se sabe si este episodio fue un golpe real a su estilo inconsulto o si, “como buen Eyzaguirre”, se volverá a mandar solo.

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