Con una organización territorial que la tiene un día en Santiago, otro en Cañete, el siguiente en Santiago, alojando lejos de su casa en Villa Alemana, la presidenta de la Confepa no para. Junta a apoderados de colegios subvencionados para plantearles su postura contraria a la reforma educacional y termina con un coffee break con café, té, galletitas y agua mineral. Por lo general, donde se presenta hay un diputado de la UDI.
Parece candidata en campaña. Desde Villa Alemana, donde vive con sus dos hijos, se mueve por Chile. El lunes de la semana pasada viajó a Santiago a una reunión en la Asociación Chilena de Municipalidades. El martes estuvo en el desayuno de Icare, donde el ministro Nicolás Eyzaguirre la trató de Erika. “Ya me conoce”, dice ella.
El miércoles se juntó con Aldo Cornejo, el presidente de la Cámara de Diputados, en el ex Congreso, y cerró el día en Peñalolén, en el colegio José Arrieta, con apoderados de la comuna. El jueves se trasladó a Cañete a otra asamblea. El viernes, de vuelta a Santiago.
Erika Muñoz es la presidenta de la Confederación de Padres y Apoderados de Colegios Particulares Subvencionados (Confepa), una organización que a principios de año no conocía nadie. Y que se ha movido con sorprendente rapidez para captar afiliados y ganarse un nombre como referente de oposición a la reforma educacional. Ya cuenta con 335 colegios en calidad de adherentes, según su completísima página web.
El modus operandi consiste en organizar una reunión en un colegio subvencionado grande e invitar a los centros de padres de la comuna y, a través de ellos, al máximo de apoderados posible para plantear su postura crítica. Si no es un establecimiento, puede ser una junta de vecinos. Y la Confepa también recibe muchas invitaciones de centros de padres de todo el país, asegura Erika.
No llega sola. En Cañete compartió podio con los diputados UDI José Antonio Kast, miembro de la Comisión de Educación de la Cámara Baja, e Iván Norambuena, representante de la zona. En Puente Alto estuvo con Jaime Bellolio (UDI) y Andrés Allamand (RN). En Villa Alemana con Bellolio.
“No es que me acompañen. Invitamos a diferentes diputados, algunos llegan, otros no. (En Cañete) nos coordinamos con apoderados de la Octava Región y ellos mandaron las invitaciones”, explica la dirigenta. El diputado socialista por el distrito, Manuel Monsalve, afirma que no recibió ninguna.
[cita]Susana Labrín, apoderada y vicepresidenta del centro de padres del colegio San Pablo Misionero, el subvencionado más grande de San Bernardo, cuenta que escuchó a Erika Muñoz en una asamblea. “Lo primero que dijo es que la reforma nos va a dañar el derecho ganado de elegir el colegio de nuestros hijos, que el Estado va a decidir por nosotros, y que al quitar el financiamiento compartido los colegios subvencionados íbamos a bajar al nivel de los municipales, que son pésimos, y nuestros hijos iban a relacionarse con cualquiera. Alguien preguntó qué quería decir con eso. Y ella dijo vamos a tener niños problema, como los que aparecen en la televisión, con prontuarios, a los que se les dan muchas oportunidades y siguen en el ambiente delictual”.[/cita]
Susana Labrín, apoderada y vicepresidenta del centro de padres del colegio San Pablo Misionero, el subvencionado más grande de San Bernardo, cuenta que escuchó a Erika Muñoz en una asamblea. “Lo primero que dijo es que la reforma nos va a dañar el derecho ganado de elegir el colegio de nuestros hijos, que el Estado va a decidir por nosotros, y que al quitar el financiamiento compartido los colegios subvencionados íbamos a bajar al nivel de los municipales, que son pésimos, y nuestros hijos iban a relacionarse con cualquiera. Alguien preguntó qué quería decir con eso. Y ella dijo vamos a tener niños problema, como los que aparecen en la televisión, con prontuarios, a los que se les dan muchas oportunidades y siguen en el ambiente delictual”.
Observó que “había un coffee (break) con café, té, galletitas y agua mineral, muy elegante”. También entregaron folletos, de buena calidad, en papel couché. “Por un lado, había manitos de colores y decía libertad de educación y, al otro lado, unas manitos en blanco y negro donde se leía el Estado decide por ti”, cuenta esta madre de tres hijos, uno que estudia en la U. Autónoma, otro que cambió del San Pablo Misionero al Liceo Bicentenario de San Bernardo, y el menor, de 12, que sigue en el colegio subvencionado por el que paga $56 mil mensuales.
Erika asegura que la Confepa no financia los coffee breaks. “Son los centros generales de padres y apoderados de los colegios”, dice, recordando que todos cobran cuotas a los papás. Cuenta que, gracias a los centros de padres, llegó en avión a la reunión en Cañete la semana pasada. “Los pasajes están rebaratos, 58 mil pesos ida y vuelta. Trabajaron varios centros de padres. El foro se hizo en el Liceo Gabriela Mistral”.
La Confepa recibe aportes de los colegios cuyos centros de padres son socios: “Pagan $5 mil mensuales; los establecimientos más chicos y los jardines infantiles, $2 mil”. Ella aloja en casas de papás que la invitan y asegura que los folletos no son de la Confepa: «Hay un movimiento por la libertad de enseñanza y centros generales de padres y apoderados que mandan a hacer sus propios folletos».
Bellolio asegura que la UDI no apoya económicamente a la Confepa. Los coffee breaks –dice– los ponen los colegios. Los lienzos que tienen colgados algunos establecimientos en sus frontis, pidiendo por la libertad de educación, salen –según él– del bolsillo de los sostenedores o de las arcas de los establecimientos. “Valen $20 mil”, acota.
No siempre la presencia de la Confepa es bienvenida. Cuando adherentes de Bellolio en San Bernardo fueron a pedir el colegio San Pablo Misionero para organizar una reunión con apoderados de la comuna a fin de explicar su postura, el sostenedor Bolívar Aguayo respondió que debía resolverlo una asamblea de padres. Y hace dos semanas, en una reunión extraordinaria, con 72 dirigentes de distintos cursos, la moción fue rechazada.
Su reacción no fue porque sí. Susana Labrín, la vicepresidenta del centro de padres del colegio, es parte de la Coordinadora de Padres y Apoderados por el Derecho a la Educación (Corpade), que apoya a la reforma, aunque pide que el Estado entregue el mismo aporte a los municipales y a los subvencionados. Finalmente, la cita fue en el colegio evangélico Getsemaní de San Bernardo. “Ahí tienen un letrero arriba de la capilla que dice ‘Por el derecho a la libertad de educación’, y abajo ‘Por el derecho a los padres a elegir el financiamiento compartido’. En la calle Barros Arana hay 14 colegios particulares subvencionados y dos –el Getsemaní y el Saint Ariely– tienen colgados este letrero”, cuenta Labrín.
El San Pablo Misionero está afiliado a la Corporación de Colegios Particulares Subvencionados (Conacep), que se opone a la reforma, pero luce un lienzo con la leyenda ‘este colegio no está a favor del lucro’. “Yo le pregunté al vicerrector, cuando fue a la asamblea para votar si se hacía la reunión, ¿cómo afecta el proyecto al colegio? Y respondió que el temor, al transformarse en una fundación sin fines de lucro, es que ningún banco les va a prestar plata cuando quieran invertir o crecer”, relata Susana Labrín, quien destaca que su colegio no segrega y tiene alumnos con síndrome de Down, peruanos, haitianos y bolivianos.
La Corpade reúne a apoderados, no a centros de padres, de liceos municipales. Nació en 2011 para apoyar a sus hijos movilizados y oponerse al cierre de liceos municipales por la baja en la matrícula. No disponen de página web como la Confepa –que luce una moderna, con videos, un link para sumarse a la organización, galerías de fotos, columnas de opinión y noticias aparecidas en distintos medios–, pero sí están en Twitter y Facebook. También dictan charlas en los colegios municipales y cuentan con el apoyo de tres asesores del Ministerio de Educación, “que nos puso (Miguel) Crispi (asesor de Eyzaguirre); nos apoya la Nueva Mayoría, pero no llevamos políticos a las charlas”, acota Labrín.
La Confepa también nació en 2011. “Yo era presidenta del centro de padres del colegio Hispano y nos llegó la información que cinco senadores (Ignacio Walker, Jaime Quintana, Lily Pérez, Juan Pablo Letelier y Carlos Cantero) habían presentado un proyecto de ley para poner fin al lucro. De mi centro de padres fuimos a preguntar si era realidad o ficción, golpeamos puertas y nos dimos cuenta de que no teníamos una organización que nos representara”, cuenta Erika Muñoz, cuyo hijo mayor estudia Técnico en Minas y Metalurgia en la U. Federico Santa María, y la menor, 1° Medio en el Hispano. Es viuda hace dos años de un sargento de la Armada, vive de su pensión, y profesa la religión evangélica.
“Ibamos a los centros de padres, decíamos está este proyecto para poner fin al lucro con recursos públicos. Al mes y medio nos dimos cuenta de que había muchas inquietudes, como saber para qué sirve la personalidad jurídica, cómo participar en fondos concursables. Cuando necesitamos información recurrimos al Ministerio de Educación. Nos reunimos con el ministro (Felipe) Bulnes y el subsecretario Fernando Rojas e hicimos un encuentro nacional donde se eligió a la directiva y nos acompañó el subsecretario (Rojas)”.
“A veces nos llaman de los colegios municipalizados y nos dicen ya fueron del otro lado (de la Confepa), queremos escuchar la versión de ustedes. Nos llama la atención, porque son colegios municipalizados. A nosotros no nos invitan los colegios subvencionados, porque la Confepa se ha encargado de decir que los municipales queremos igualarnos a ellos y que ellos van a tener que bajar al nivel de nosotros”, dice Susana Labrín, con un hijo en un subvencionado y otro en un municipal. Con el fin del lucro, el copago y la selección –como establece el proyecto– los apoderados van a postular a sus hijos a los colegios de su preferencia y por sorteo entrarán a uno municipal o subvencionado sin fines de lucro.
El sábado 9 de agosto, a las 10:30 hrs., la Confepa convocó a una nueva “caminata por la libertad de la educación” en San Bernardo. Los centros de padres de los colegios de la comuna están recibiendo correos remitidos por la Confepa, en los que agradecen a los que ya se han sumado e invitan a los que aún no lo han hecho y, también, “a mantenerse informados sobre la reforma que determinará educación de nuestros hijos”, junto con un link para entrar a su página web, lo que da cuenta de una organización formidable. Su campaña online debutó ayer con un video que llama a rechazar lo que denomina “un experimento con nuestros hijos”, donde compara la reforma educacional con el Transantiago.
“No es que no nos preocupe el lucro, pero es un problema entre los sostenedores y el Estado. Hemos preferido el sistema particular subvencionado y defendemos el derecho de los niños a recibir la subvención. Con el proyecto se terminan los aportes estatales a los colegios con fines de lucro y el 80% de los particulares subvencionados tiene fines de lucro. No hay estudios que demuestren que mejoraría la calidad si se termina el lucro. La educación pública está organizada en corporaciones municipales (sin fines de lucro) y no por eso entrega mayor calidad”, afirma Erika Muñoz.
Para ella, la calidad no son solamente los resultados en la PSU y el Simce, sino el proyecto educativo, el cumplimiento del reglamento de convivencia escolar y los talleres extraprogramáticos de ballet, fútbol, voleibol y arte, que responden a los intereses de los niños.