La fachosa entrevista del ministro en la topísima revista de Ignacio Pérez Cotapos
En la segunda edición de la revista masculina SML, Peñailillo abordó algunas de sus facetas más íntimas. Desde la muerte de su padre y los orígenes de su familia en Cabrero, hasta su aplaudido y a la vez criticado look, el ministro incluso dio a conocer el secreto detrás de su peinado.
La segunda edición de la revista de estilo masculino «SML» («Small Medium Large»), dirigida por Ignacio Pérez Cotapos, trae un extenso perfil en que el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, aborda temas íntimos como sus infancia, la temprana muerte de su padre y sus inicios en el PPD, y otros más frívolos como el tenor de su controvertido look.
Crédito: Revista SML
En el artículo, escrito por el periodista Óscar Contardo, la autoridad aparece en varias fotografías –una de ellas ocupa la portada de la edición– haciendo gala de su estilo y vestimenta característicos. En los últimos días, este ha sido comidillo de redes sociales luego de que la bloguera española Patrycia Centeno criticó la apariencia del titular, señalando que “va excesivamente repeinado. La perfección forzada cansa, molesta y crea sospechas. Mejor cuando su atuendo luce algo descuidado porque se le ve más auténtico, más real y menos distante”.
Fue precisamente su peinado lo primero que Contardo abordó en la entrevista, un día después de la interpelación en su contra que lideró diputado de la UDI, José Manuel Edwards. Es más, el periodista asegura: «El pelo puede ser una señal, puede cobrar importancia y como la tilde sobre una letra, indicar un carácter, un sentido y un destino. El pelo impone su presencia en un aspecto particular, encuadrando el rostro, acentuando los rasgos o suavizándolos».
La pregunta del millón: «¿Usted usa gel o gomina, ministro?», consultó Contardo. La duda fue aclarada con precisión. «No. Uso agua», respondió el ministro.
Consultado sobre por qué, a su juicio, ha causado tanto revuelo su peinado, Peñailillo afirmó un poco incrédulo: «Creo que es consecuencia de que un ministerio tan complejo como el ministerio del Interior lo dirija una persona de 40 años, un joven desconocido para muchos, proveniente del sur, que no pertenece a las familias reconocidas de la elite política. Eso de alguna u otra manera ha llevado a preocupaciones de ese tipo que para mí son secundarias».
La entrevista aborda también los orígenes del ministro. Hombre de izquierda, natural de la ciudad de Cabrero, en la Región del Bíobío, egresado del Liceo de Hombres de Coronel y titulado de ingeniero en la Universidad del Bío-Bío, perdió a su padre cuando era sólo un niño.
Hernán Peñailillo, dueño de dos campos en Cabrero en donde se dedicaba a la explotación forestal, falleció a la edad de 52 años producto de un cáncer. El hecho tuvo consecuencias para toda la familia. «Después de la muerte de mi papá, dejé de ver a la familia Peñaililo, creo que no tuvieron una buena relación con mi mamá. Pero yo era niño. Y yo no vi más a esa familia», aseguró el ministro.
Crédito: Revista SML
Entre los pocos recuerdos que aún tiene de su padre se encuentra un episodio vivido en la sala común del hospital de Los Ángeles donde Hernán Peñailillo estaba internado. «Él estaba bastante bien, podía hablar y podía conversar». Pocos días después de eso, murió, dejando a Rosa Briceño, la madre del ministro, con 32 años y cuatro hijos que criar.
«Nos vinimos a Santiago y estuvimos unos tres años. Mi mamá quiso dar un giro en su vida, imagino. Sola en Cabrero con cuatro niños, era muy complicado, eran tiempos difíciles: 81 al 84. Luego de Santiago nos fuimos a Coronel a vivir a la casa de una tía, hermana de mi mamá. Somos cuatro hermanos, una mujer y tres hombres. Mi mamá trabajó vendiendo seguros. Mi tía nos ayudaba, ella era profesora», cuenta la autoridad.
Uno de los aspectos que más valora y que le legó su madre, fue que ella se empeñó en que sacara una carrera profesional. «Me siento un privilegiado, porque hasta donde yo sé muy pocos de mis compañeros pudieron lograr lo que yo logré. Tuve esa posibilidad, esa opción, la ocupé y me aferré a ella», señala.
