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El gallito entre Escalona y Allende por la presidencia del PS entra a su recta final Gobierno espera definición para impulsar ajustes internos

El gallito entre Escalona y Allende por la presidencia del PS entra a su recta final

Marcela Jiménez
Por : Marcela Jiménez Periodista de El Mostrador
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Esta es la interna más competitiva en años y en el PS apostaban por una alta participación de las bases. Sin embargo, a poco más de una semana de la elección, el diagnóstico en ambas listas es demoledor, en el sentido que se preparan para que un bajo porcentaje del padrón llegue a las urnas ese día. De hecho, hablan de unos 20 mil votantes promedio a nivel nacional. Esto porque –en ambas candidaturas– reconocen que el caso Caval “golpeó fuerte en las bases socialistas” y, por tanto, desanimó más de lo que se pensó a las huestes del partido.


Poco más de una semana. Eso es lo que resta para la elección del PS que definirá al nuevo conductor del partido para los próximos dos años, entre la senadora Isabel Allende y el ex parlamentario Camilo Escalona. Una campaña interna que ha sido demasiado larga –desde septiembre del año pasado en la práctica– y extraña, atravesada por hechos de la coyuntura desde el caso Caval hasta el aluvión que arrasó con la Tercera Región y que, además, ha sido tema obligado de conversación en todo el oficialismo porque ha tensionado más aún el clima en La Moneda, que espera expectante el resultado.

No es un tema menor en Palacio quién será el próximo timonel del PS. Son mayoría en el Gobierno los que señalan que, en el diseño fijado desde La Moneda, se está esperando el resultado de esa contienda para echar a andar el necesario cambio de gabinete con el que la Presidenta Michelle Bachelet apunta a dar un nuevo impulso a su mandato, antes del 21 de mayo, para cerrar el amargo capítulo del caso Caval.

Pero también La Moneda está atenta, porque no les da lo mismo si es Escalona o Allende quien vaya a Palacio a las reuniones de comité político cada semana y opine de toda la agenda gubernamental con el piso que da la presidencia de uno de los partidos oficialistas. En el Gobierno ven a Allende alineada con Bachelet, con su programa, las reformas y sus ministros, sin matices, lo que reduce a su mínima expresión la posibilidad que tener permanentemente el riesgo del denominado “fuego amigo”.

No es el caso de Escalona, quien no solo tiene una pública distancia con la Presidenta Bachelet, sino que en el Gobierno temen que su regreso a la primera fila de la política implique un reposicionamiento del “partido del orden”, de las posturas más alienadas con las lógica de la vieja guardia de la otrora Concertación, de las reformas más moderadas.

[cita] La Moneda está atenta, porque no les da lo mismo si es Escalona o Allende, quien vaya a Palacio a las reuniones de comité político cada semana y opine de toda la agenda gubernamental con el piso que da la presidencia de uno de los partidos oficialistas. En el Gobierno ven a Allende alineada con Bachelet, con su programa, las reformas y sus ministros, sin matices, lo que reduce a su mínima expresión la posibilidad que tener permanentemente el riesgo del denominado “fuego amigo”. No es el caso de Escalona, quien no solo tiene una pública distancia con la Presidenta Bachelet, sino que en el Gobierno temen que su regreso a la primera fila de la política implique un reposicionamiento del “partido del orden”.[/cita]

No hay que olvidar que hace semana y media, las internas socialistas entraron de lleno a Palacio, cuando casi todos los senadores PS encabezados por Allende, y contra la opinión del actual timonel, Osvaldo Andrade, llegaron a La Moneda a reunirse con el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, para darle su respaldo públicamente. Aseguran en el PS y en el Gobierno que la cita fue gestada desde Interior, por asesores del secretario de Estado y que se advirtió en privado que sería vista como una intromisión en las internas del partido, hecho que solo ayudó a echar más pelos a la sopa –reconocieron– en el tenso clima que se vive a nivel gubernamental.

Escalona tampoco ha estado libre de críticas. Su entrevista con Tomás Mosciatti en Mega el jueves 2 de abril, donde alimentó la histeria colectiva que había en esos días por los rumores de una supuesta renuncia de la Presidenta Bachelet, fue mal evaluada tanto por sus críticos como por su núcleo más estrecho.

En La Moneda dicen que les preocupa que si gana Escalona no existan “garantías reales” de disciplina interna, que pueda dirigir el partido y alinear realmente a las bancadas parlamentarias de ser necesario. En la práctica, cinco de los seis senadores en ejercicio apoyan a Allende, salvo Fulvio Rossi, y 12 de los 16 diputados también, ya que solo Juan Luis Castro, Marcelo Schilling y Andrade respaldan al ex parlamentario.

Desde el núcleo duro de Escalona afirman que es inviable que se sostenga en el tiempo alguna suerte de rebeldía parlamentaria si el ex senador es ungido timonel, porque recuerdan que el 2017 hay elecciones de diputados y senadores y, previo a eso, todos deberán pelear su cupo en primarias internas, lo que para algunos no deja de sonar como una suerte de amenaza velada desde el escalonismo y, aunque lo sea –afirman–, es un “dato real”.

La máquina

Las internas del PS son el domingo 26, ese día los militantes votan por representantes al comité central del partido, máxima instancia de la colectividad que es donde se elige al nuevo timonel. Ambos candidatos han sufrido altibajos, momentos de triunfalismo, de derrota y, en sus respectivos equipos, hoy coinciden en que hasta ahora la definición no está asegurada para nadie.

Esta es la interna más competitiva en años y en el PS apostaban por una alta participación de las bases. Sin embargo, a poco más de una semana de la elección, el diagnóstico en ambas listas es demoledor, en el sentido que se preparan para que un bajo porcentaje del padrón llegue a las urnas ese día. De hecho, hablan de unos 20 mil votantes promedio a nivel nacional.

Eso porque –en ambas candidaturas– reconocen que el caso Caval “golpeó fuerte en las bases socialistas” y, por tanto, desanimó más de lo que se pensó a las huestes del partido.

No es un dato menor el nivel de participación, porque eso influye directamente en quien resulta elegido. Es que en el PS explican que, hasta 12 mil de los militantes que voten, es una cifra que responde a la “máquina” y el “acarreo” de cada lista, donde se reconoce por moros y cristianos que Escalona es más fuerte.

Sobre ese umbral, agregan, hay más voto “libre”, lo que hace impredecible apostar a quién va a favorecer y, por eso, en el equipo de Allende insisten en que “mientras más gente participe mejor para Isabel”.

El PS tiene un mecanismo indirecto de elección, compiten listas y los militantes votan por uno de los integrantes de estas para que llegue al Comité Central. En el partido dicen que es muy factible que Escalona saque la primera mayoría individual el día 26 –hablan de un margen entre 27% a 30% de los votos– porque, aparte del diputado Juan Luis Castro, el dirigente sindical Arturo Martínez y el ex ministro José Antonio Viera-Gallo, es el ex senador la carta con mayor liderazgo nacional de la nómina. “Concentraron todas las fichas en Escalona”, precisaron en la colectividad.

En la lista de Allende, en cambio, se reparten más los votos entre nombres como el senador Carlos Montes, Alfonso de Urresti, el alcalde Sadi Melo, el diputado Manuel Monsalve, figuras reconocidas de distintas tendencias internas, lo que puede llevar a que efectivamente tengan más escaños en el Comité Central.

Son 112 los integrantes para esa máxima instancia del PS, por lo que quien logre 57 escaños se quedará con la presidencia del partido.

Dicen en su entorno más estrecho que Escalona nunca ha perdido una elección interna, que él conoce el partido, que ha ido de menos a más, que ha logrado recomponer las confianzas internas en su lote, la Nueva Izquierda, a pesar de la división que hubo de esta corriente, ya que la mayoría de los diputados del sector no lo apoyan. “Hay división pero no fractura, eso es lo clave”, explican en esa tendencia.

No fue gratuito que Andrade diera su apoyo público a Escalona, una vez más, en este tramo final de la campaña. Precisan que, a pesar de las críticas que recibió por ese gesto, lo hizo –más allá de las diferencias con el ex senador– privilegiando la unidad de la Nueva Izquierda, para evitar fomentar un quiebre más profundo si se mantenía al margen, considerando que esta corriente es la más grande del PS, la que le da la estructura a nivel nacional a la colectividad.

En el equipo de Allende cuentan que en las últimas semanas han tenido que sortear el hecho de que, desde el aluvión en la Tercera Región –la circunscripción de la senadora–, ésta ha estado enfocada casi a tiempo completo allá, al menos los primeros diez días, por lo que tuvieron que hacer campaña “sin candidato” en el resto del país.

El tema del aluvión en la Región de Atacama no es factor menor en la interna PS. Esta semana el partido debe resolver qué hará en esa región: si suspende la elección para toda esa zona o instala una sola mesa en Copiapó para que lleguen a votar los militantes que puedan. La DC en sus comicios internos aplicó esta última fórmula, con unas semanas de desfase, al resto del país.

Se habla que la interna PS será voto a voto y, en tal contexto, cada escaño al comité central es relevante, donde la diferencia entre ambas listas no sería mayor a cinco delegados. La Tercera Región es la zona de Allende. De los tres cupos, los cálculos –incluso en el equipo de Escalona– hablan de que son dos a favor de la senadora y uno para el ex parlamentario.

En el partido comentaban, hasta este miércoles, que el comando de Escalona hacía presión precisamente por suspender la elección en Copiapó, lo que de concretarse reduce el margen de distancia con Allende.

En el comando de la senadora afirman que las últimas semanas ha imperado un triunfalismo peligroso en la lista, que es necesario bloquear para evitar –explicaron– que la candidata termine rezagada en la votación producto de un exceso de confianza. Su equipo tiene puestos los ojos en ganar la Región Metropolitana, que es clave en las internas, porque elige 23 escaños.

Así las cosas, puede darse que, aunque Escalona logre la primera mayoría individual, el comité central no resuelva ungirlo a él sino que a Allende, por tener más escaños a su favor.

De cumplirse dicho escenario, surge un tema no menor y es qué sucederá con el ex presidente del Senado, considerando que la mesa directiva está integrada por la lista triunfante y en forma proporcional con representantes de la nómina derrotada, que por lo general es la primera vicepresidencia y/o la secretaria general.

En la lista de Allende no son pocos los tentados a evitar que Escalona ocupe un puesto en la futura directiva y que sean nombres de su lista los que sean integrados, porque temen que “empiece a complotar”, complicando la gestión de la senadora.

En el equipo de Escalona afirman al respecto que hay una decisión clara en ese sentido y que, si llega a perder, el ex timonel ocupará el lugar que le corresponda en la mesa directiva sin cederlo a nadie de su lista. “Siempre han tratado de perjudicar a Camilo por la vía administrativa, pero al final nunca les resulta”, sentenció un estrecho colaborador.

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