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Autor de investigación sobre J. Ponce revela que este pagó abogados del dictador en Londres y que su debilidad son las mujeres de “piernas sinuosas”

Autor de investigación sobre J. Ponce revela que este pagó abogados del dictador en Londres y que su debilidad son las mujeres de “piernas sinuosas”

Manuel Salazar, autor de «Todo sobre Julio Ponce Lerou. De yerno de Pinochet a millonario», relata lo más recóndito de la vida del empresario clave en el caso SQM, respecto a la utilización de su ex suegro, Augusto Pinochet, para lograr su fortuna y sus redes de poder. Y también de cuando decidió acercarse a la Concertación, por el temor de que investigaran sus empresas, entre ellas Soquimich.


El periodista e investigador Manuel Salazar, autor de Todo sobre Julio Ponce Lerou. De yerno de Pinochet a millonario, relató lo más íntimo del empresario, en cuanto a las relaciones de poder que han sido develadas a raíz del caso SQM y la construcción de este mismo desde que se convirtió en suegro de Pinochet.

Según Salazar, el director de SQM, la empresa que protagoniza el caso que hoy tiene colgando de un hilo a la clase política chilena junto al caso Penta, siempre utilizó la influencia de su suegro para lograr sus objetivos. «Me contaron que como en los 90, e incluso después, en algunas sesiones de directorio, cuando alguna persona hacía alguna broma sobre el Gobierno Militar o sobre el general Pinochet, ponce decía: ‘Muchos han muerto por menos que eso’. Entonces creo que él utiliza y aprovecha este halo terrible del general Pinochet y su esposa», dijo en una entrevista a La Segunda.

Respecto a la relación con la familia del general, luego de su separación con Verónica Pinochet, el autor indica que «se mantuvo muy de cerca. De hecho financió parte de la estadía de Pinochet en Londres, a los abogados». Es más, agrega que «entiendo que hasta hoy, Julio Ponce y Verónica Pinochet tienen una buena relación».

Asimismo, explica que un ejemplo de esta influencia es la incorporación a los directorios de Soquimich de Hernán Büchi, Sergio de Castro, Sergio de la Cuadra, lo cual «no habría sido posible sin que el general Pinochet hubiera dado su visto bueno».

Pero al parecer la pérdida de la Comandancia en Jefe del Ejército por parte de Pinochet dio un giro en la estrategia de acercamiento a la política de Julio Ponce. Según Manuel Salazar, el empresario concibió el peligro de que la Concertación investigara sus negocios, lo que lo llevó a ampliar su red de contactos y «empezar a distribuir dinero. En los partidos de la DC, y después entre los socialistas. Con Carlos Ominami, por ejemplo, se reunía desde que era ministro de Economía de Patricio Aylwin».

De acuerdo al autor, al parecer hay un búsqueda de cooptación de poder, «hasta hoy no se ha probado nada, pero el mecanismo es bien nítido. Llaman directamente a Julio Ponce para pedirle ayuda. ¿Quiénes llaman? No lo sabemos muy claramente hasta ahora».

En cuanto a los temores de Julio Ponce, Salazar dice que la cárcel no es un problema, «la gente está un tiempito en la cárcel y luego puede salir a disfrutar su dinero». A lo que realmente teme Ponce, señala el autor, es a «perder poder o influencia». En cuanto a sus fortaleza, la mayor es haber sido yerno de Pinochet; y su debilidad, «las mujeres jóvenes de pelo largo y piernas sinuosas», lo que le habría traído problemas con sus ex parejas.

Por otra parte, Manuel Salazar plantea que Julio Ponce se siente menospreciado al interior del mundo empresarial, «no tiene los mismos gustos de sus pares». «Él se margina y tampoco lo dejan entrar. No se ganó la plata como los otros, ni tampoco lo heredó», puntualiza.

Según el autor, su mayor aliado siempre fue Hernán Büchi. «Me parece que ha sido un hombre clave en el desarrollo empresarial de Ponce», dice, pues debido a su posición de asesor y ministro del régimen de Pinochet, «ayudó mucho a Julio Ponce, en la privatización de SQM». Su peor enemigo, por otro lado, era Javier Errázuriz; y hoy, «la opinión pública», sentenció Salazar.

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