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Bachelet mantiene el suspenso y presiones políticas entrampan puzzle para zanjar nuevo gabinete A las 10 de la noche se cumple el plazo de 72 horas que se autoimpuso

Bachelet mantiene el suspenso y presiones políticas entrampan puzzle para zanjar nuevo gabinete

Marcela Jiménez
Por : Marcela Jiménez Periodista de El Mostrador
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El estilo de la Mandataria se ha caracterizado por no consultar con los partidos las decisiones relevantes de su gobierno, especialmente en materia de nombramientos. Sin embargo, en esta ocasión el escenario es complejo para ella, no tiene apoyo en las encuestas y el cambio de gabinete se dilató en exceso por meses. No lo hizo cuando aún tenía viento a favor y ahora se le pone cuesta arriba el “no considerar al menos” algunos puntos planteados por su coalición.


Desde el primer momento la intención en La Moneda era tener zanjado públicamente la conformación del nuevo gabinete al final de la tarde del viernes, evitar a toda costa llegar al sábado con la incertidumbre colectiva de cuáles serán los ministros enrocados, quienes saldrán del gobierno y de los nombres de los sucesores. Pero la definición se ha dilatado debido a las presiones políticas en el seno de la Nueva Mayoría puntualmente sobre la conformación del comité político de palacio, que será modificado en su totalidad, con el objetivo de imprimir un nuevo sello a la gestión gubernamental.

En palacio se reconoció que la piedra de tope para cerrar las definiciones sería el PPD, que ha presionado para tener una figura de peso ubicada en el comité político y que además tenga la venia de la mesa directiva que encabeza el senador Jaime Quintana.

Explicaron que los argumentos del PPD pasan por sentirse los más “damnificados” con este cambio del equipo gubernamental, debido a la “caída” de su principal figura en la administración bacheletista, el ministro del Interior Rodrigo Peñailillo, quien si bien aún no se ha hecho oficial, saldrá a todo evento del gobierno. Agregan que el PPD ha levantado el argumento que ellos han sido la colectividad más leal con la Mandataria y su programa, pero que a pesar de eso han sido los más perjudicados en este episodio, por lo que deberían ser compensados, visando el nombre para el estratégico comité político de palacio.

Durante el día circuló la versión que el embajador en Suecia, José Goñi (PPD) fue llamado a Santiago porque era carta segura para entrar al gabinete, tesis que aseguran fue levantada por los sectores “bitaristas” del partido, pero que no encontró respaldo en el resto de la mesa directiva.

No son los únicos. Si bien en la DC y el PS afirman que están “replegados”, que asumieron que la Presidenta Bachelet no les está consultando nombres ni opciones, en palacio afirman que igual ambas tiendas han presionado. En el caso de la falange, dicen, para quedarse con el Ministerio del Interior o de Hacienda  mientras que el sector triunfador de las últimas internas socialistas, que lidera la senadora Isabel Allende, quiere una figura potente de los suyos en el comité político para “compensar” por todos los aliados de Camilo Escalona –lista derrotada- que seguirían en posiciones en el gobierno.

[cita] “Fue una dolorosa despedida”, precisaron. Más aún porque en un momento se barajó que Peñailillo fuera enrocado a una cartera como Defensa, algo parecido a lo que hizo el ex Presidente Sebastián Piñera cuando tuvo que sacar a su ministro del Interior Rodrigo Hinzpeter. Sin embargo, las últimas situaciones del líder de la G90 hicieron esta opción insostenible, debido a lo minada de su credibilidad por las boletas al operador Giorgio Martelli, el mal manejo que tuvo de todo el episodio, incluyendo los cuestionados informes.[/cita]

El estilo de la Presidenta Bachelet se ha caracterizado por no consultar con los partidos, especialmente en materia de nombramientos. Sin embargo, en esta ocasión el escenario es más complejo para ella, no tiene el apoyo en las encuestas, el cambio de gabinete se dilató en exceso por meses –no lo hizo cuando aún tenía viento a favor-  por lo que ahora se le pone cuesta arriba “no considerar” al menos algunos puntos planteados por su coalición.

Este cuadro de tensiones llevó a que pasadas las 18 horas, La Moneda informara oficialmente que en la jornada del viernes no habría  anuncio ni menos ceremonia oficial, quedando así todo en suspenso para este sábado. Ante esto, agregaron que la Mandataria había dicho que resolver el gabinete “es un tema complejo”, que “no quiere improvisar” y que seguiría en su casa de La Reina, donde estuvo toda la jornada, trabajando en definir el gabinete.

Según lo que dijo Bachelet en canal 13 el miércoles en la noche durante la entrevista con Don Francisco, se iba a tomar 72 horas para resolver quienes se quedan y quienes se van, plazo que se vence a las 22:00 horas.

Además de la jefa de gabinete de la Presidenta, Ana Lya Uriarte, con quien Bachelet conversa las opciones y que se encarga de sondear perfiles en el oficialismo, también ha jugado un papel importante el DC Carlos Mackenney –abogado y ex presidente del CDE- quien tiene una relación muy cercana con la Presidenta, que ambos se conocen desde el Ministerio de Defensa hace más de una década.

Explican que Bachelet le tiene “mucha confianza”, porque durante los años le ha demostrado ser “un amigo” que nunca ha usado ni ha hecho gala de la cercanía ni influencia que tiene con ella.

La despedida  

A estas alturas la salida de Peñailillo del gobierno es un antecedente que se da por descontado. El aún ministro incluso ya se despidió en sus oficinas del patio de Los Canelos de su círculo más estrecho de colaboradores y durante el día recibió a varios de sus amigos de la G90 del PPD.

Es que desde el jueves que ya tenía asumido que saldría del gobierno, lo que le notificó la propia Presidenta en una reunión que ambos tuvieron a puerta cerrada ese día en La Moneda.

Hay dos versiones del tenor de esa conversación. Una señala que fue un diálogo rudo, en el que Peñailillo dejó ver lo dolido que estaba debido a la lealtad que ha tenido con la Mandataria por una década.

Pero quienes conocen bien la relación de ambos y al ministro, aseguraron que les cuesta creer una instancia en que Peñailillo se enfrente de esa manera, en esos términos a Bachelet, que no es su estilo, recalcaron en La Moneda.

Explican que la conversación efectivamente fue “difícil”, pero porque la relación de ellos es “muy especial”, su salida es un tema no menor para la Presidenta y porque Peñailillo le habría reconocido que cometió errores.

“Fue una dolorosa despedida”, precisaron. Más aún porque en un momento se barajó que Peñailillo fuera enrocado a una cartera como Defensa, algo parecido a lo que hizo el ex Presidente Sebastián Piñera cuando tuvo que sacar a su ministro del Interior Rodrigo Hinzpeter. Sin embargo, las últimas situaciones del líder de la G90 hicieron insostenible esta opción, debido a lo minada de su credibilidad por las boletas al operador Giorgio Martelli, el mal manejo que tuvo de todo el episodio, incluyendo los cuestionados informes.

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