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Marta Lagos aplaude el cambio de gabinete pero advierte: “Si esto sale mal, Chile sale mal” Y añade que la clave es solucionar el problema ético y no cuántas reformas se aprueben

Marta Lagos aplaude el cambio de gabinete pero advierte: “Si esto sale mal, Chile sale mal”

Pedro Pablo Ramírez
Por : Pedro Pablo Ramírez estudiante de periodismo
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La analista ve con buenos ojos la llegada Insunza a la Segpres, pese a sus cuestionamientos por haber trabajado para la empresa de lobby de Enrique Correa, Imaginaccion. Para Lagos este cambio es más que un movimiento de piezas, pues “conforma una jugada inédita que logró devolverle el control de la agenda a Bachelet”. Una mirada más amable y dialogante, con ministros que poseen más redes para lograr acuerdos es el sello que Lagos le ve a este nuevo equipo de ministros.


“La elección de la gente es extremadamente adecuada”. De esa forma calificó la analista y directora de Latinobarómetro y especialista de Mori, Marta Lagos, al cambio de gabinete efectuado por la Presidenta Bachelet el lunes pasado. A juicio de la experta en encuestas, la jugada de la Jefa de Estado marcó un punto de inflexión en su mandato que le devolvió el control de la agenda desde el minuto en que anunció de golpe el cambio que realizaría al interior del Gobierno. Una cuestión que “tomó fuerza” con los cuatro días de silencio que “consolidaron” una movida comunicacional “genial” que la colocó en el centro de la atención.

El golpe comunicacional, para Lagos, logró que la Presidenta volviera a tener una imagen más empoderada y con un control total sobre el Gobierno, haciéndose cargo de un cambio que le exigía la sociedad. “Michelle Bachelet se sintió con la presión de hacer un cambio mayor, hubiese sido distinto que cambiara solamente a dos ministros, Peñailillo y Arenas, sin embargo, tomó la decisión de un comienzo 2.0. Eso no se había hecho en ningún Gobierno desde 1990. Este es el hecho más significativo. Cambiar nueve ministros es cambiar casi la mitad del gabinete”, argumenta la analista.

La entrada de personas “más dialogantes, con capacidad de llegar a acuerdos”, es para Lagos la mayor diferencia entre el antiguo y el nuevo gabinete: “El principal problema que tenían Peñailillo y Arenas es que ambos eran afuerinos, no tenían redes políticas. Esto no les permitía tener la capacidad de solucionar los problemas informalmente”. Para Lagos eso “provocó que Peñailillo tuviese una actitud constantemente a la defensiva, lo que era hasta angustiante”, en cambio “Burgos es una persona amable, algo que le hace falta a la sociedad chilena. Ese tono hará que el Gobierno encuentre mayores acuerdos”.

Esa capacidad de acuerdos es para Lagos el mayor desafío que enfrentará la Presidenta de ahora en adelante, específicamente en la resolución del conflicto ético de la política. “A Bachelet le cayó este problema mientras llevaba un programa que de por sí era desafiante y esto nos puso en punto de quiebre. Esto momento es un match point. Si esto sale mal, Chile sale mal. O solucionamos la ética o no importa pasar cuarenta reformas, porque no van a tener impacto en un país donde la ética no funciona”, sentenció Lagos.

“Bachelet llamó a dos ministros que son expertos en desarmar crisis. Esta gente ha trabajado en el tema de comunicaciones, enfrentando conflictos. Hablo específicamente de Burgos y del caso de Insunza que trabajó en la oficina de Enrique Correa”, afirma Lagos. Y refiriéndose a la relación de Insunza con Correa a través de la empresa lobbista Imaginaccion declara: “Enrique Correa se ha transformado en una especie de mala palabra, esta cuestionado por su trabajo con SQM. Existe una gran contradicción entre el Enrique Correa de los 90 y el que existe hoy, pero eso no descalifica la condición de Insunza como un mediador. La gente que trabaja con Enrique Correa, más que lobbistas, son mediadores. Yo creo que en ese sentido Bachelet acierta”.

[cita]¿Qué paso con esta izquierda que era la que defendía a los débiles y que hoy se ve involucrada con los que hicieron el mal? Ese desafío no se puede reducir a un conflicto de interés, es un problema societal, debemos definir qué es lo lícito y que es lo ilícito. La dictadura destruyó la trama de lo correcto e incorrecto, entonces me parece que el reto de la Nueva Mayoría es despejar ese tema ético que surge en la dictadura y que se termina concretando en estos hechos.[/cita]

– En ese mismo aspecto, ¿no abre un flanco poner a Insunza en la Segrpes cuando trabajó para Imaginaccion? ¿No es eso poner a alguien que estuvo en el corazón de lo que está en cuestión hoy?
-Bueno, efectivamente si hubiera una persona que no hubiese trabajado en Imaginacion sería aun mejor, pero yo creo que Insunza va a probar sus cualidades rápidamente y se va a legitimar como una persona válida más allá de lo que hizo y de donde viene, por lo tanto, no me merece crítica la persona de Insunza. Él hacía una intervención muy interesante, distinguiendo entre los adversarios y los enemigos, que por supuesto para la izquierda y para ellos que sufrieron la represión, evidentemente que es un avance gigante, parte de la reconciliación de este país se basa en la lógica de no reproducir la venganza.

Yo creo que el problema de Imaginaccion es que ha vendido su progenitura por un plato de lentejas, porque se la ha pasado la raya en la transformación de los enemigos en adversarios, porque han pasado a ser amigos íntimos y eso es algo que a la población le parece inaceptable. Ese es el conflicto ético que tiene Imaginaccion y es el conflicto que hay que resolver. Porque es lo que está en el fondo de la crisis de la política

– Pero más allá de la idoneidad de Insunza para el cargo, ¿no fue un error llevarlo al gabinete cuando trabajó en el símbolo que representa ese conflicto ético?

-Lo puedes mirar así, pero también puedes mirarlo pensando que fue llamado para solucionar este conflicto ético, ya que nadie puede entenderlo mejor al haber estado adentro de la organización que lo simboliza. Yo creo que la Presidenta comprende absolutamente estos conflictos, entonces yo le doy el beneficio de la duda y veremos si efectivamente esta persona viene a solucionar este tema. Este es el núcleo central de la crisis de la política, acerca de qué es lo correcto y qué es lo injustificable. El Gobierno debe lograr solucionar este problema tanto práctica como comunicacionalmente. Es por eso que salió Peñailillo.

– Entonces, ante este conflicto de interés, ¿su posición es que es bueno dejarlo al beneficio de la duda en la medida que él conoce el conflicto y puede solucionarlo?
-Yo no veo un conflicto de interés, es un desafío ético de la transición: ¿qué paso con esta izquierda que era la que defendía a los débiles y que hoy se ve involucrada con los que hicieron el mal? Ese desafío no se puede reducir a un conflicto de interés, es un problema societal, debemos definir qué es lo lícito y qué es lo ilícito. La dictadura destruyó la trama de lo correcto e incorrecto, entonces me parece que el reto de la Nueva Mayoría es despejar ese tema ético que surge en la dictadura y que se termina concretando en estos hechos. Además, podría haber mucho más, a mí no me impresionaría que todas las empresas de la Sofofa estén metidas en este tema. El punto es cómo despejamos este dilema ético con un actuar que la ciudadanía está demandando. Como decía, este es el conflicto ético que hay que saldar y se necesita del actuar conjunto de los distintos sectores. Pero, de momento, los partidos le han traspasado el bulto de la crisis a la Presidenta. ¿Pero cuál es el peso que asumen los partidos? Me da la impresión de que Quintana se equivoca en ofrecerle el cupo parlamentario a Peñailillo. Él escoge una manera rechazada por la ciudadanía y esto nos dice que los presidentes de los partidos no están entendiéndolo, no han dicho y no han hecho nada al respecto, como el caso de la DC que ha puesto su interés corporativo por delante defendiendo a Pizarro, o la UDI con Novoa. Si estas instituciones, como los partidos, o la Sofofa o la CPC no ponen sus aportes más allá de su intereses corporativos, no va a funcionar.

– ¿Ve un giro hacia el centro en este cambio de gabinete, como han dicho algunos medios o analistas?
-Desde el punto vista del ambiente de crispación me parece excelente que lleguen estas personas con otro tono. Un tono amigable, cercano abierto y transparente. No creo que esto se traduzca en un giro hacia el centro, a diferencia de otros cambios de gabinete, en otros gobiernos, donde el cambio de la persona, del ministro tenía implicancia realmente en lo que un Gobierno hacía. Yo creo que acá la diferencia es que los anteriores cuatro gobiernos de la Concertación no tenían un plan de trabajo tan estricto y acotado como el actual. Por lo tanto, no se puede comparar igualmente, porque en la medida que en los otros gobiernos el programa no era tan explícito era posible modificarlo; en este Gobierno el plan es muy explícito y claramente ya se dijo que aquí no iba a haber un cambio en el programa. Marcelo Díaz es una persona de la izquierda de la Nueva Mayoría, lo mismo el señor Insunza, acá hay una centralidad que sigue siendo la misma. La diferencia es que esta gente está metida en las redes de la política, mientras Arenas y Peñaillo eran afuerinos. Eso ayuda a resolver conflictos. Arenas no tenía, por ejemplo, ningún canal informal.

-Pero Valdés no es una figura con grandes redes políticas.
-Sí, tienes toda la razón, pero para qué estamos con cuentos, a partir de Piñera el ministro de Hacienda toma otro rol, en su Gobierno fue él el ministro de Hacienda. En este Gobierno el ministro hizo una reforma tributaria que ya estaba escrita. Si tú miras la composición de los ministerios de Hacienda antes de Piñera, el poder que tenían era absoluto. Eyzaguirre, Aninat, Velasco, Foxley fueron ministros que tenían el control total del Estado. Eso después de Piñera no es así. Lo que uno ve con el paso de Arenas es que el minigabinete que existía y que manejaba el Estado ya no está y eso seguirá con este ministro.

Nota de la Redacción: Después de la publicación de esta entrevista, Marta Lagos consideró necesario enviar un texto para profundizar en algunos conceptos expresados en ella, que publicamos a continuación.

 

A propósito de la entrevista del 13 de Mayo de 2015, parece importante precisar el término que cruza la crisis política: conflicto de interés.

Para explicar la figura del “conflicto de interés” usaré la metáfora de los dos “jefes”. Un jefe para el cual esta legítimamente contratado para cumplir una labor, y otro para el cual se siente comprometido sin que ese “jefe” sea realmente un jefe formal, sino que se trata de un compromiso valórico, o compromiso monetario, o compromiso personal. Cuando alguien tiene dos jefes, no se sabe si las decisiones que toma las toma para uno o para el otro.

Los conflictos de interés en la política chilena dicen relación con la duda que le cabe a la ciudadanía de personas que están en puestos de la administración pública, como funcionarios, o bien como representantes en el parlamento, respecto de si esas personas tienen como “jefe” el bien común del estado, o bien quienes le han proporcionado el dinero para llegar allí. Es decir si acaso quienes les han proporcionado dinero en algún momento de su vida, son los que tienen el sartén por el mando en el proceso de toma de decisiones de esa persona.

En la administración de Sebastián Piñera, el tema de los conflictos de interés estaba en primera fila en todos aquellos, incluyendo el presidente de la república, que tenían patrimonio de acciones y empresas, porque al defender el bien común, bien se podía decidir no necesariamente a favor de empresas en las cuales los personeros tenían acciones o eran dueños de patrimonio. Ahí el conflito de interés es directo. Es por ello que se exigía que se alejaran por medio de un fideicomiso ciego de las decisiones de su patrimonio mientras servían en el estado. El rol del político y el empresario y su defensa del bien común comienzan a estar en la agenda en el gobierno anterior. Un 78% de los chilenos creían que el gobierno de SP defendía los intereses de los empresarios y no los intereses de la mayoría. ( Barometro de la política)

 

En esta crisis política, el conflicto de interés, como tema ,vuelve a surgir en al medida que se sospecha que hay parlamentarios que recibieron financiamiento oculto de empresas, que de alguna manera pueden controlar por esos aportes las decisiones de los involucrados. Al mismo tiempo se sospecha y cuestiona que personas hayan recibido dinero negro de empresas para dedicarse a la actividad política, y quedar por esa vía, en deuda, de quienes los financian.

El caso de Imaginacción empresa de Enrique Correa no presenta ninguno de los casos anteriores. En ese caso se trata simplemente de que personas a las cuales se les asigna o cree en una posición valórica, actúan en el ámbito de otra posición valórica. Imaginacción no tiene conflicto de interés alguno. Ellos declaran servir al cliente cualquiera que este sea y es lo que hacen. El cuestionamiento a Imaginacción es valórico. Como una persona que participo en la transición derrotando politicamente al adversario que había matado y torturado, termina trabajando para él (Julio Ponce, SQM). La sospecha que pesa sobre ella es la premisa de Maquiavelo, de que el fin (dinero) justifica los medios. Ese no es un conflicto de interés.

Las preguntas a Insunza sobre conflicto de interés se le hacen incorrectamente, no solo no hay conflicto de interés, sino que este no tiene nada que ver. La pregunta que se le quiere hacer, pero no se hace, es como una persona de izquierda como él termina trabajando para el adversario político, en este caso haber hecho trabajos para SQM desde Imaginacción. Es un cuestionamiento valórico, un juicio moral, pero no un conflicto de interés. Lo que se ve desde afuera es un conflicto valórico, no de interés.

Que evidencia mas clara de lo que nos falta por recorrer para terminar el proceso de reconciliación y superar los traumas de la dictadura. Puede una persona de izquierda legítimamente llegar a ser millonario asesorando a los que estuvieron con Pinochet?. Lo que se oye fuerte en la critica, es que eso se cuestiona y se rechaza. Imaginacción y Enrique Correa han pasado a ser un símbolo de lo que se necesita despejar y dice relación con los valores de la izquierda.

De que modo es compatible hoy trabajar en el gobierno de MB que ha declarado que defiende el bien común, a los débiles, los discriminados…. con un dirigente de izquierda como Insunza haya trabajado allí? Como se entiende eso? Como se explica a una opinión publica que lo único que ve es la sospecha de que los dirigentes trabajan para defender sus otros intereses (otro jefe?) y no los intereses del bien común ( sin importar que sea asi). Hay una profunda sospecha de conflicto de interés, es decir que están trabajando para otros. Se sospecha acaso que no se trabaja para los valores declarados, sino para otros valores que simbolizan lo contrario? O mas bien, puede alguien que ha trabajado defendiendo SQM, legítimamente trabajar para defender el bien común? La sospecha que pesa sobre Insunza se extiende al estado. Ese es el corazón de la crisis política. Es el corazón de las sospechas que hay que despejar. Esto, sin duda, esta altamente correlacionado con el hecho de que SQM ha sido visto como una maquina de poder que ha literalmente cooptado dirigentes financiando sus actividades políticas con dineros negros. Son dos conflictos muy diferentes, uno es un delito el otro es una sospecha valórica.

Como se comprueba empíricamente que los dirigentes, personeros, funcionarios que están en el estado, están ahí para defender los intereses de la mayoría y no los intereses particulares? Es por ello que se le pregunta a quienes han tenido lazos de cualquier tipo con quienes produjeron tanto mal en este país, si tienen conflicto de interés. Pero en el fondo se les esta preguntando cuales son los valores que defienden. En el Barómetro de la política de Marzo, un 89% de los chilenos dicen que este gobierno trabaja para la defensa de SUS intereses. Como se gobierna un país que cree masivamente que el gobierno no cumple con su rol central de defender los intereses de la mayoría, sino sus propios intereses particulares? Eso no es un conflicto de interés es un problema ético central, es la corrupción de la función de gobernar. (Entendiendo la corrupción muy someramente, como el uso de un instrumento para algo contrario a su naturaleza, para lo que esta diseñado para hacer.) Como se rompe esa unanimidad de sospechas en contra del estado y de los que tienen el poder del dinero, y todos aquellos que alguna vez han tenido algún vinculo con quienes son vistos como fuente del mal ( la dictadura)? Esto es mas importante aun cuando la izquierda es vista históricamente como la defensora de los mas débiles en la sociedad. El que Piñera sea visto defendiendo los intereses del empresariado no es sorprendente porque corresponde al ámbito valorico de la derecha. El que la izquierda sea vista defendiendo los intereses particulares es completamente contradictorio con los valores que históricamente han defendido.

En el futuro la demanda será para ambos, derecha e izquierda, defender los derechos de la mayoría, ningún otro. Despejar ese problema valórico y ético es parte del corazón de esta crisis política. Es por ello que los casos pendientes en que hay sospecha de que una persona puede tener dos jefes, no solo hay que despejarlos, sino fustigarlos. En el tema valórico, por su parte, la percepción de la corrupción de la función pública es mucho mas difícil de despejar, y requiere una profunda transformación de la forma como se ejecuta la función publica y la función política en el estado y en el parlamento.

Esta crisis muestra que no hemos terminado la transición de los valores, el imperio de lo correcto, las líneas de dividen lo correcto e incorrecto. Pareciera que las violaciones a los derechos humanos hubieran destruido las barreras entre lo correcto y lo incorrecto y sus fronteras se vieran hoy difusas. Reconstruir esas barreras, levantar las diferencias entre lo correcto y lo incorrecto es lo que se espera que se despeje para superar esta crisis ética de la política. Y la prueba de que el limite entre los uno lo otro esta aun difuso es la actitud de dirigentes como Pizarro, Novoa, que no admiten ni la discusión del problema. El resto lo podrán hacer los tribunales, pero los tribunales y las leyes no pueden disipar el conflicto ético en que esta la política en Chile.

Quizá sea la primera vez en la historia de Chile que la masa de la población suficientemente empoderada esta exigiendo de manera tan directa el derecho a ser ellos los soberanos de la democracia, descartando los poderes externos a la democracia, como son los empresarios, el dinero, y la corrupción. Al final del día, la historia se desarolla de tal manera que le cae ese peso a este gabinete, el de comenzar a despejar la duda del pueblo chileno, ¿para quien se gobierna?

A mas tardar el 30 de Octubre de 2016 en las elecciones municipales sabremos si la suma de lo realizado por los que mandan en este país, que abarca no solo la presidencia y su gabinete, sino los empresarios, los partidos, el parlamento, los tribunales, han sido capaces de convencer al pueblo de que se gobierna para ellos. Porque de otra manera el lunes primero de noviembre de 2016 estaremos pensando como se seguirá gobernando si “nadie” quiere ir a votar, si sufrimos otro desplome de la participación electoral. El problema, entonces, no serán las reformas y sus consecuencias, sino mas bien la amenaza de populismo que la evidencia internacional muestra que surge cuando no hay sistema de partidos que sean vistos como capaces de representar la voluntad del pueblo.

 

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