Consultado por las críticas que ha debido enfrentar por su aterrizaje en las socieddaes Cascadas de SQM, el empresario apuntó a que éstas se deben «a que se ha perdido el principio de la buena fe».
Rafael Guilisasti renunció al consejo de la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) para posteriormente asumir la presidencia de las sociedades Cascadas, hecho que ha sido cuestionado por varios sectores.
El empresario decidió romper el silencio: «Uno debe enfrentar la cantidad de cosas que se han dicho en estas semanas», señala en entrevista a La Tercera.
Explica que renunció a la Corfo sin haber dicho «sí» a la presidencia de las sociedades cascadas de SQM y detalla que conoció la la situación entre Corfo y SQM Salar durante las sesiones de 2015.
«Fue en dos ocasiones que se trató este tema. Una fue de información muy general, muy preliminar en donde se dio cuenta del estado de avance del proceso de arbitraje y la otra fue cuando el vicepresidente de Corfo expuso acerca de los motivos para no aceptar la conciliación que planteó el árbitro, lo que fue ampliamente conocido y publicado en un diario electrónico en junio pasado. Puedo afirmar categóricamente que no tengo información privilegiada al respecto. Y jamás tuve ninguna reunión con funcionarios o abogados de Corfo relativa a esta materia ni a ninguna otra», declara.
Consultado por las declaraciones del vicepresidente de Corfo, Eduardo Bitran, quien dijo que «Guilisasti tuvo acceso a información reservada y confidencial», asegura: «La decisión del consejo sólo tuvo que ver con las causas para no aceptar el arbitraje. Mi votación y mi argumento en particular fue que no había ninguna condición de contexto para aceptar la propuesta del árbitro y, por lo tanto, los temas en disputa o de fondo era mejor que fueran resueltos continuando con el proceso legal. Por lo tanto, estoy absolutamente tranquilo y convencido de no haber caído en una falta de probidad, de la cual se me acusa».
En esa línea, Guilisasti descarta «categóricamente» que su renuncia a Corfo e inmediata asunción en las sociedades cascadas constituyan una infracción a los deberes que contrajo como consejero. «No he tenido acceso a información privilegiada durante mi desempeño como consejero, como lo expliqué anteriormente», insistió el empresario.
Cree que las dudas que han recaído sobre él se deben a que «se ha perdido el principio de la buena fe. Yo siempre me he preocupado en regular los conflictos de interés en los directorios en que participo por la misma vía con la cual la norma lo indica: la abstención en la deliberación y votación de los temas atingentes. Principio que mantendré absolutamente incólume».
«Tengo la más absoluta certeza de que no tengo ningún tipo de información privilegiada. Añadido a esto, el cargo que he asumido es de presidente de las tres sociedades de inversión que son accionistas de Soquimich, comparten la propiedad con empresas extranjeras y fondos de inversión transados en Nueva York y, por lo tanto, se rigen por las normas que son válidas a cualquier accionista, sin injerencia en la dirección y operaciones de la empresa (…) No es un puro formalismo lo que estoy diciendo, porque parte del programa que vamos a implementar en las sociedades de inversión tiene que ver con una reformulación profunda de los gobiernos corporativos de las mismas», afirmó.
En ese sentido, piensa que los cuestionamientos transversales a su decisión tienen un origen en el actual «clima crispado, en un momento bastante difícil en la sociedad, en que prevalece la profunda desconfianza».
«Las personas han perdido el principio de la buena fe; simplemente es más fácil la polarización y buscar las relaciones a través del juzgamiento, atrincheramiento o caricaturizando a los demás», concluye.