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Ex jefa de prensa de la UDI denuncia platas negras: «Había sobres en blanco enviados por mano … siempre a maltraer, arrugados y presionados por la cantidad de billetes que portaban» En su libro «Imputada: la historia de la Negra Tatuada»

Ex jefa de prensa de la UDI denuncia platas negras: «Había sobres en blanco enviados por mano … siempre a maltraer, arrugados y presionados por la cantidad de billetes que portaban»

Lily Zúñiga presentó un adelanto del libro en donde promete revelar los principales secretos del gremialismo. Según la periodista, en las oficinas de la UDI había «miles de sobres que manejan las oficinas. Existían tres tipos: los que portaban el logo del partido, el del Congreso y los que venían en blanco. Estos últimos no eran enviados por correo, sino por mano, directamente al destinatario. Siempre a maltraer, arrugado y presionado por la cantidad de billetes que portaban. Si alcanzaba, se doblaba para tratar de que la mano cubriera su contenido y en ocasiones, esa misma mano ingresaba al bolsillo del receptor quien, con una mirada y una pequeña sonrisa, confirmaba que el mensaje había sido muy bien recibido», relata.


Lily Zúñiga, la ex jefa de prensa de la UDI, imputada por el caso SQM, que hace unos meses destapó la interna del gremialismo y que en su declaración señaló a Jovino Novoa como quien solicitaba la emisión de boletas «ideológicamente falsas» utilizadas supuestamente para financiar campañas políticas, entregó un adelanto de su libro Imputada: la historia de la Negra Tatuada en Revista Caras.

La periodista, que define a Pablo Zalaquett como su padrino político, cuenta que luego de que se decidió a prestar declaración y fue aislada por el mundo del gremialismo, cayó en depresión, lo que la llevó a escribir la historia oculta del partido de Jaime Guzmán. «Lo hice a sugerencia del sicólogo, porque me deprimí. He trabajado toda mi vida y de un minuto a otro me encontré con todas las puertas cerradas. Además mi marido estaba trabajando en Penta y quedó sin pega. Llegó un minuto en que los dos estábamos en la casa, mirándonos las caras. Decidí que era sano decir lo que pienso, ¿qué más me van a quitar?», dijo.

El texto cuenta las irregularidades que habría visto Zúñiga. «Vi, la forma de vida que tienen algunos de los personajes, sus dobles estándares, el rol de la mujer, y algunas denuncias sobre malas prácticas que probablemente lleguen a la Justicia, como maletines, algunos sobres con plata que entran libremente a los bolsillos. Quiero generar conciencia; este es el minuto. Tenemos que abrir los ojos porque nuestros políticos no nos están representando. Empoderarnos no solamente en las calles sino que también con el voto. Llegó la hora de decir basta», sentenció.

«La UDI siempre estuvo dividida entre dos poderes: Pablo Longueira y Jovino Novoa», asegura la periodista. Reconocida con el sector del ex candidato presidencial, cuenta que para ella «nunca fue una ofensa ser una pungueira; éramos los que partíamos de abajo, los que no veníamos de la Católica, los que no éramos rubios ni de ojos azules».

«Pablo movilizaba a las bases. En cambio Jovino es pura frialdad, estrategia, cálculo (…) desde que llegué al partido, Jovino siempre tuvo su escritorio en el segundo piso, e incluso como senador mantuvo a su equipo trabajando ahí. Pablo Longueira, en cambio, nunca tuvo oficina. Novoa designaba, incluso, los autos que podían ingresar al estacionamiento», agregó.

Según la periodista, el poder de Jovino residía en que es «uno de los recaudadores de lucas más importantes y el que paga las cuentas. Eso más todo el poder que él logró a través del tiempo. Por lo mismo es que muchos le temen… Los que quieren ser candidatos y no han sido tocados por la varita de Jovino, le tienen miedo».

En el libro cuenta que Novoa internamente era conocido como “El Padrino”, «un hombre frío, calculador, inteligente, ambicioso y amante de su poder». «Siempre acompañado de bellas mujeres que hacían de él la imagen perfecta del poder encarnado en un hombre. Claramente un líder, pero uno sin corazón, sin emoción; si alguien se cruza en su camino, busca eliminarlo a toda costa. ¿Ejemplos? Gonzalo Cornejo, Iván Moreira y Pablo Longueira».

Para la periodista el único que lo enfrentó fue Iván Moreira, cuando decidió enfrentar a Ena von Baer, una de las regalonas de Novoa, en Santiago Oriente. «Ya había gastado toda la plata haciendo campaña, pero Jovino lo cambió de circunscripción y lo mandó al sur. Moreira estaba indignado. ‘Estoy cansado, chato de que este gallo crea que puede hacer lo que quiere y ponerle la pata encima a quien quiera. Voy a dar la pelea’, decía. Igual tuvo que irse y sin un peso, más encima. Ahí Ernesto Silva le ofreció apoyar su campaña y conseguirle recursos a través de Penta», indicó.

Por otra parte, está la imagen de Evelyn Matthei, de quien afirma «es la mujer odiada de la UDI. Los comentarios son del tipo: “Esta mujer está loca, no hay que pescarla, cómo la callamos’. Hay un constante control sobre su imagen. La odian, pero al mismo le temen porque es visceral. Es que ella tiene una inteligencia intelectual increíble, pero una inteligencia emocional bastante cuestionable», asegura Zúñiga.

Respecto a Pablo Longueira, la periodista dice que «en las primarias presidenciales contra RN (…) me encontré con un hombre cansado. El es súper intenso y me llamó la atención verlo a veces con la vista perdida, totalmente ido. Creo que se conjugaron muchas cosas: estaba agotado, tenía un hijo muy enfermo, había que viajar mucho y por la demanda física y emocional, de pronto hizo cortocircuito». «Fue heavy para la UDI. Y a Pablo su mujer le puso un ultimátum: la política o la familia».

A pesar de este retiro de la política, Zúñiga señala que «cuando estalló el conflicto de Penta, él volvió al ruedo interno y empezó a tomar un rol activo. Estaba preocupado. Incluso se especuló que iba a asumir la presidencia. Pero seguramente la Chichi –su señora– le apretó el freno y claramente le exigió no volver».

«No nos podemos meter ahí»

«Cuando armaba una pauta sobre las AFP, me decían: acuérdate que no nos podemos meter ahí. Tampoco se podían tocar las isapres ni nada porque según ellos les podía traer problemas. Eso limitaba mi trabajo porque no se podía entrar en los temas que a la gente le importaban y que, se supone, ellos debían resolver», confidencia la periodista.

Además indica que «las mujeres que cumplían con el perfil UDI eran tratadas de una forma y, las que trabajábamos ahí, de otra». Recuerda que un día José Luis Uriarte, ex presidente de la juventud UDI, le decía: «‘Tan seria, parece que te falta…’. Pero se transformaba en un caballero que no decía ni un garabato cuando según él ‘había señoritas presentes’… Cuando ibas por el pasillo y ellos estaban en reunión te decían: ‘Oye, tráeme un café’. Ninguno se podía parar…».

De acuerdo a la periodista, el traspaso de plata era algo cotidiano, en las oficinas había «miles de sobres que manejan las oficinas. Existían tres tipos: los que portaban el logo del partido, el del Congreso y los que venían en blanco. Estos últimos no eran enviados por correo, sino por mano, directamente al destinatario. Siempre a maltraer, arrugado y presionado por la cantidad de billetes que portaban. Si alcanzaba, se doblaba para tratar de que la mano cubriera su contenido y en ocasiones, esa misma mano ingresaba al bolsillo del receptor quien, con una mirada y una pequeña sonrisa, confirmaba que el mensaje había sido muy bien recibido», relata.

Esta idea del sobre con plata o el misterioso maletín, que va de mano en mano, parece ser una forma de operar de los miembros de gremialismo. Según explica Zúñiga, «cuando explotó el Caso Penta, Marisol –secretaria de Jovino Novoa– andaba con un maletín que tenía todos los documentos. La idea era no dejar registros si la justicia incautaba los computadores».

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