Javier Rebolledo, quien ha investigado los procedimientos de la DINA y los organismos represores de la dictadura, apuntó también al ex ministro Jorge Burgos, el que ante un requerimiento del Programa de Derechos Humanos del Ministerio del Interior dijo ‘a Cheyre no me lo tocan».
El periodista Javier Rebolledo, autor de la Trilogía de los cuervos, una serie de exhaustivas investigaciones que detallan el trabajo operativo de la DINA para exterminar y torturar personas durante la dictadura, denunció las presiones que se ejercieron desde el gobierno para evitar la acción de la justicia sobre el ex comandante en Jefe del Ejército, Juan Emilio Cheyre.
Rebolledo admitió que por lo mismo le sorprendió la decisión del juez Mario Carroza de procesar a Cheyre como cómplice de los fusilamientos de la Caravana de la Muerte en La Serena, ocurridos en octubre de 1973.
«Me sorprendió todo, que lo procesaran incluso, porque fue un largo trabajo del Programa de Derechos Humanos [del Ministerio del Interior] no exento de presiones desde el propio gobierno para llegar a esto. Yo te diría que éramos pocos los que teníamos esperanza de que Carroza resolviera esto», dijo en conversación con Radio Concierto.
El periodista detalló las presiones que hubo desde el Gobierno para evitar que Cheyre fuera procesado. «Hubo presiones. Ahora ya sucedió y no sirvieron de mucho, pero concretamente el ministro de Justicia José Antonio Gómez fue personalmente a hablar con el ministro Mario Carroza, una cosa que no corresponde, y le recordó lo importante que había sido Juan Emilio Cheyre para la transición y lo importante que es para la democracia. En esos términos fue la conversación. No ha salido publicado, pero le pueden preguntar al propio José Antonio Gómez y al ministro Carroza, no creo que lo nieguen porque es así», aseguró.
En estas estrategias también, según el autor, estuvo involucrado el ex ministro Jorge Burgos. «El otro caso tiene que ver con el Ministro Burgos, primero como ministro de Defensa, en momentos en que el ex secretario del Programa de Derechos Humanos, Francisco Ugaz, fue a pedirle información sobre algunos militares, porque el Ministerio de Defensa hace de bisagra con el Ejército y las palabras de Burgos fueron ‘a Cheyre no me lo tocan’.Ese fue el mensaje, que a Cheyre no lo tocaran. Ahora salió Burgos, pero hasta el final le hizo una defensa a rajatabla, sin transar», dijo Rebolledo, quien finalmente hizo una evaluación de lo que políticamente representaba la figura de Cheyre.
«Lo catapultaron o lo elevaron como una figura de ciertas características y eso la Concertación no ha querido entender que ya no es», señaló.
