La Cancillería expresó en un comunicado su «enérgica condena» a los hechos de violencia registrados contra la Asamblea Nacional (AN, Parlamento) y los legisladores e hizo un llamado a «respetar y cuidar todas las instituciones que sustentan el sistema democrático y la convivencia nacional de ese país hermano».
El gobierno de Chile condenó este miércoles la violencia registrada este miércoles en el Parlamento venezolano y reiteró la necesidad «urgente» de un diálogo entre el Gobierno de Nicolás Maduro y la oposición.
La Cancillería expresó en un comunicado su «enérgica condena» a los hechos de violencia registrados contra la Asamblea Nacional (AN, Parlamento) y los legisladores e hizo un llamado a «respetar y cuidar todas las instituciones que sustentan el sistema democrático y la convivencia nacional de ese país hermano».
La sede parlamentaria venezolana sufrió durante varias horas el asalto de un grupo de simpatizantes del chavismo que, con palos y armas de fuego, tomaron los accesos y entraron a la fuerza a la edificación, causando heridas a varios diputados y asistentes.
El Ministerio de Relaciones Exteriores enfatizó que, de igual manera, Chile rechaza toda manifestación de violencia contra las demás instituciones de Venezuela y reafirmó la importancia de un diálogo «creíble, directo y productivo» entre el Gobierno y los opositores.
El Gobierno chileno se ha manifestado de manera individual y en colectivo a favor de una salida democrática a la actual crisis que se vive en el país caribeño, «con pleno respeto a los derechos fundamentales y basada en un entendimiento entre los principales actores».
El Ejecutivo respaldó además en la misiva las declaraciones del fiscal nacional, Jorge Abbott, quien junto a otros fiscales de la región han expresado su «grave preocupación» por la situación de su par venezolana, Luisa Ortega Díaz.
Diversos fiscales latinoamericanos hicieron un llamado esta semana a respetar la autonomía e independencia del Ministerio Público de Venezuela y rechazaron los «hostigamientos, la persecución y las amenazas» que enfrentan Ortega Díaz y sus familiares.
