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Miguel Crispi enfrenta la antropofagia en el Frente Amplio: “Hay suficientes enemigos en otros lados para que nosotros estemos haciéndonos zancadillas” Reconoce que “al mundo del Frente Amplio no le gusta” su paso por el Mineduc

Miguel Crispi enfrenta la antropofagia en el Frente Amplio: “Hay suficientes enemigos en otros lados para que nosotros estemos haciéndonos zancadillas”

Macarena Segovia
Por : Macarena Segovia Periodista El Mostrador
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El ex coordinador de RD y candidato a diputado por el Distrito N° 12, asegura que el FA tiene que ser responsable del momento histórico que le tocó vivir. “No podemos dejarnos seducir por la cuña o el codazo fácil, si queremos realmente disputarles la hegemonía a los dos bloques que han gobernado a Chile en los últimos treinta años. Ese tipo de prácticas son las que destruyeron a quienes hoy día aspiramos a reemplazar en el poder”. Crispi afirma, además, que uno de sus desafíos es vincularse más con los sectores populares que no forman parte del relato frenteamplista. “Nosotros no estamos hablando de empleo, estamos hablando de la agenda ética en la política, pero la gente no come ética, come de su trabajo, y en el Frente Amplio nos falta hacer ese tipo de propuestas”, señala.


Miguel Crispi acostumbra cultivar un perfil bajo, pero no por ello menos influyente, cuestión que quedó clara tras convertirse en un actor fundamental en la estrategia del Movimiento Estudiantil de 2011, pero sin focos ni flashes. El dirigente ha construido una ascendente carrera política que lo ha llevado a afrontar la disputa parlamentaria por el Distrito N° 12, por Revolución Democrática (RD), partido que fundó hace unos años junto al diputado Giorgio Jackson y ex militantes de la Nueva Acción Universitaria (NAU) de la Pontificia Universidad Católica, con el fin de dar una fuerte disputa institucional y social.

Reconocido por su habilidad política y trabajo “tras bambalinas”, uno de los principales líderes de los “pantalones largos” de RD, es situado como un actor clave en la conformación estratégica del Frente Amplio (FA) y la disputa del horizonte y la táctica que debe afrontar la emergente coalición política en un contexto de crisis. Rol que también despierta contradicciones con las otras fuerzas que constituyen el FA, principalmente por su paso por el Partido Socialista y su trabajo como asesor del Mineduc, cargo que dejó ante el “fracaso” de los procesos de reformas y cuando RD optó por conformar la nueva alianza política.

-A casi un año de la conformación del Frente Amplio, ¿ha sido difícil construir con tantas fuerzas distintas?
-El Frente Amplio ha vivido un momento de irrupción muy virtuoso, lo que nos ha permitido juntar fuerzas que estaban separadas, que tienen distintas trayectorias. Revolución Democrática, desde su nacimiento, hace una declaración casi como de asalto institucional: ocupar todas las vías institucionales. Ir a las elecciones con Giorgio, tomar un riesgo y decir ‘vamos a empujar la educación desde el ministerio, meternos en Providencia con mucha fuerza’. Hay otros grupos que tienen una trayectoria más larga y más social, yo creo que todo eso es la suma, lo que tiene que conformar el Frente Amplio, que confluyan identidades y trayectorias distintas, que nos aporte un paraguas del proyecto político, ese es el desafío importante que tenemos. En contraposición a lo que hizo la Nueva Mayoría, la Concertación y la derecha, que tienden a diluir las identidades, nuestro desafío es que seamos capaces de convivir en las diferencias.

-Durante las primarias se estableció que Revolución Democrática era una piedra angular, ¿ustedes creen que tiene esa responsabilidad?
-Nosotros asumimos todos los desafíos con mucho sentido de responsabilidad y hemos tomado varias decisiones en estos cinco años de trayectoria, que dan cuenta de una organización política que es de tomar decisiones y llevarlas hasta el final. Lo que nosotros hicimos en el Frente Amplio fue poner un partido a disposición para la candidatura presidencial y hoy día, asumiendo que somos distintos –nosotros somos el tercer partido político más grande de Chile–, y reunirnos con fuerzas que son más pequeñas, entendiendo que tenemos que hacer esfuerzos para evitar tensiones y que el Frente Amplio no naufrague, y creo que hasta el momento ha funcionado.

-Pero en las primarias quedaron reveladas algunas tensiones. Desde un polo de izquierda –como ellos se denominan– los ven a ustedes demasiado cercanos a la Nueva Mayoría o más lejanos a un proyecto transformador.
-No sé. Creo que está bien que existan diferencias, si hay un polo que se quiere autodenominar “más de izquierda”, que se organice, está muy bien. Pero las primarias generan ciertas diferencias. En este caso de las candidaturas de Beatriz y Alberto, fueron complementarias, pero no llegamos a un límite de decir que estos son distintos proyectos. Es un mismo proyecto, con énfasis distintos, y eso nos suma. Lo que está haciendo el comando (de Beatriz Sánchez), de incorporar a todas las fuerzas a su espacio de discusión más política y estratégica, y tener un diálogo más cotidiano con el Frente Amplio y con sus mesas, va en la dirección correcta.

-¿Eso es suficiente para aunar a las distintas almas del FA?
-Yo creo que esto es importante, pero no suficiente. El comando está llamado a expresar el malestar que hay en Chile, la mesa política no es el Frente Amplio. El Frente Amplio es la suma de diversidad de causas que hay, por un nuevo sistema de pensiones, una salud justa, todos estamos de acuerdo con un sistema de seguro único de salud, con la recuperación de la educación como un derecho social.

-¿Estuvieron cerrados los comandos en un principio?
-Ambas candidaturas fueron poco permeables, tuvieron dificultades. Pero estoy tranquilo con las señales que ha dado el comando en esta segunda fase.

-¿Cómo valoras la candidatura de Beatriz Sánchez, a quien se le criticó por ser muy blanda en las primarias, que le faltó enfrentarse más a Sebastián Piñera? ¿Crees que eso ha ido mejorando en esta etapa?
-Todos critican y opinan desde sus expectativas. Creo que la fortaleza de Beatriz Sánchez es que ella representaba desde el periodismo ese malestar. Los excesos sucesivos de moldearla no van a funcionar. Ella ganó las primarias por lo que es y debe acercarse a la identidad frenteamplista, pero su fortaleza está en su espontaneidad, las definiciones respecto a distintas crisis que se viven en el país, y la diversidad del Frente Amplio debe complementar donde creamos que falta.

-A nivel programático, se vieron algunas diferencias que pueden ser sustanciales entre Mayol y Sánchez. Por ejemplo, aumentar impuestos reales versus la expropiación, que son formas completamente distintas de aumentar las arcas fiscales. ¿Crees que gana la visión de Beatriz, al liderar ella la primaria?    
-Es difícil desagregar el por qué la gente votó más por Beatriz que por Alberto. Tenemos una base de 300 mil ciudadanos que votaron por el Frente Amplio y esa es nuestra base. Entonces, hay que ver el desarrollo del proceso programático y ver cuál de esas dos visiones prevalece. Yo creo que tiene más llegada el tema impositivo, aumentar los impuestos, así, aumentar la recaudación y poder financiar los derechos sociales en Chile. Pero yo no veo esas diferencias como conflictos, son soluciones que están dentro de un mismo ámbito.

La sombra de la Nueva Mayoría, fantasma para RD

-En las elecciones pasadas, desde RD apuntaron a disputar distintos espacios de representación, llegaron al municipio de Providencia, ganaron un cupo parlamentario con Giorgio Jackson y entraron al Mineduc de la mano de algunos asesores, que te incluyeron. ¿Fue un error entrar a espacios que estaban incluidos en el proyecto de la Nueva Mayoría?
-Respecto al ministerio, yo creo que es fácil ser general después de la batalla. Nosotros entramos al Mineduc por las mismas convicciones por las que hemos estado luchando en las calles, empujar la desmercantilización escolar, no nos fue bien en otras áreas y por esas mismas razones nos fuimos del ministerio. En este caso, la experiencia es algo que el Frente Amplio necesita. Nosotros estamos aspirando a gobernar Chile y para eso hay que saber un poco de cómo funciona el Estado y cuáles son las dificultades que vamos a encontrar ahí. Por lo tanto, la participación de Giorgio en el Parlamento, de haber empujado el gobierno de Josefa Errázuriz en Providencia, de haber asumido costos y haber empujado la agenda educacional desde el ministerio, yo creo que son experiencias valiosas. Pero pueden causar molestias, porque no estábamos gobernando con nuestra coalición.

-¿A quiénes les molesta? 
-Al mundo del Frente Amplio que no le gusta. Y dentro de mi partido fue una gran discusión, pero yo creo que ese tipo de experiencias son valiosas para un proyecto de largo plazo.

-Ustedes tenían un respaldo a la hora de entrar al Mineduc, eran la voz de la calle, le iban a dar cuerpo a una de las principales reformas de la Nueva Mayoría y una de las principales demandas del Movimiento Estudiantil. ¿Qué pasó, que se desdibujó eso en el camino?
-El Gobierno hace un viraje completo después del “realismo sin renuncia”. Con Valdés, Burgos, con Eyzaguirre en la Segpres y, en ese sentido, nosotros, más que perder un poder, nunca lo tuvimos, porque no hay ningún asesor en la historia de Chile que parece que hayan sido tan poderosos como nosotros, es inaudito. Pero había un programa que se va diluyendo, al igual que el Gobierno, y por las mismas razones que llegamos nos fuimos, a defender distintas agendas, entre ellas, educación.

[cita tipo=»destaque»]»Hubo un esfuerzo de delimitar ese conflicto en las distintas listas parlamentarias, aún hay movimientos donde no se sabe cómo van a terminar conformadas las listas, pero es algo muy lejano a lo que está viviendo la Nueva Mayoría, por ejemplo, con la DC, que en algún momento pudo ir con Ciudadanos o el PRO. Somos listas donde compartimos el proyecto político que estamos empujando, entonces, puede haber diferencias, pero creo que hay suficientes enemigos en otros lados y adversarios en Chile Vamos y la Nueva Mayoría, para que nosotros nos estemos haciendo zancadillas. Tenemos que ser responsables del momento histórico que nos tocó vivir, no podemos dejarnos seducir por la cuña o el codazo fácil, si queremos realmente disputarles la hegemonía a los dos bloques que han gobernado Chile en los últimos treinta años. Ese tipo de prácticas son las que destruyeron a quienes hoy día aspiramos a reemplazar en el poder».[/cita]

-¿La actual reforma es un fracaso para el movimiento social?
-Así lo han dicho los dirigentes de la Confech, que son los representantes del Movimiento Estudiantil (…). Si no es el Frente Amplio, no sé qué otra coalición va a poder empujar una reforma como la que el mundo social y el estudiantil han esperado durante tanto tiempo. Porque este es el intento que hizo el establishment y para la gratuidad habrá que esperar hasta el 2017. Nosotros tenemos que tomar con responsabilidad esa ambición de querer ser Gobierno y qué implica serlo. Nosotros en el Frente Amplio no somos mayoría en Chile, los sentidos comunes que está impulsando el Frente Amplio no son mayoría en Chile.

-¿En dónde está el sentido común del chileno hoy día?
-Chile es una sociedad y una cultura neoliberal. Es una sociedad que ha derivado de ciudadanos a consumidores y los consumidores se preocupan de sí mismos, de su capacidad de pago. Cuando se impulsa el fin del copago, que es algo del sentido común, la educación no se paga, los mismos ciudadanos dicen “yo tengo un derecho a pagar”, ese es el sentido común. ¡Cómo va a haber un derecho a pagar si los derechos sociales no se pagan, porque eso nos diferencia! Yo creo que en el sentido común en el Chile de hoy, el Frente Amplio es minoría y eso debiera llamarnos la atención. Votaron 300 mil personas, que yo creo que es un buen piso, pero no es ni cerca de lo que tendríamos que llegar.

-¿Le falta tiempo al Frente Amplio?
-Sí, tiempo. Consolidar ese proceso de emergencia es el desafío y no vamos a derribar los sentidos comunes impuestos en dictadura y consolidados por la Concertación. Lo que se hizo en 40 años, no lo vamos a hacer en 40 semanas, nos falta mucho más trabajo, pero tenemos que tener conciencia de ello. Nosotros no somos mayoría en Chile. Si queremos ser Gobierno, tenemos que ser mayoría, no solo electoralmente sino que en sentido común de la gente, y es mucho más sentido Ossandón.

-¿Cuáles son las fuerzas más cercanas o aliadas de RD?
-No quiero hablar por mi partido, esta es mi visión personal. Creo que haciendo el esfuerzo de reconocer virtudes que tiene Nueva Democracia en su trayectoria, que tiene Ukamau, el Movimiento Autonomista, yo creo que si nos diéramos el tiempo de hablar más, dentro del Frente Amplio, nos daríamos cuenta de que hay espacios de confluencias que superan las diferencias.

-Al interior de RD también tiene distintas líneas y visiones que disputan a la interna, ¿cuál es la que ha preponderado?
-Algo que se ha instalado es ventilar las tensiones internas de las fuerzas políticas en la prensa. Lo que sí te puedo decir es que en RD lo que ha preponderado es que, en esa diversidad, nadie puede poner en duda que hay un proyecto unitario y donde hay distintas visiones tácticas de cómo alcanzarlo. Pero en nuestra corta experiencia ha quedado claro que RD no está en tensión, que se pueda quebrar, no tenemos esa cultura. Tenemos una cultura unitaria, de protegernos, de cerrar filas.

-¿Les han traído costos políticos las cercanías familiares con la Concertación y la Nueva Mayoría? ¿Genera ruido interno el tema de estar cerca de esa élite?
-Yo creo que no, fue una instalación más mediática, a partir de una frase de Bachelet, que se tematizó eso. El tema de ser “hijos de” no participa en la discusión. Sí puede ser que a algunos les molesten las antiguas militancias. Por ejemplo, yo fui parte del PS. Lo que sí es un tema a profundizar es cómo nos vinculamos con los sectores populares del país, los sectores de la clase media que no participa del relato del Frente Amplio. Nosotros no estamos hablando de empleo, estamos más en la agenda ética de la política, pero la gente no come de ética, come de su trabajo, y en el Frente Amplio nos falta hacer ese tipo de propuestas.

-¿La Presidenta lo hizo para infantilizarlos?
-No sé, me llamó mucho la atención, me descolocó un poco. Sea lo que sea que haya intentado hacer, no le funcionó.

Llegar a todos los territorios y parlamentarias sin codazos

-Tú vas por el Distrito N °12, que es bastante popular, con una condición social de estratos medios y bajos, esa apuesta a qué apunta, porque a ustedes se les identifica más con los sectores medios y altos, más acomodados.
-Me parece que si RD y el Frente Amplio no son capaces de representar tanto el malestar como las aspiraciones de los sectores populares en Chile, fracasamos en nuestra apuesta. En particular, en el distrito de Puente Alto, La Florida, Pirque, San José, La Pintana, hay muchos desafíos y se expresa de manera muy violenta el modelo neoliberal, y es muy difícil encontrar un tema. Pero el tema de la vivienda en La Pintana y Puente Alto, los cierres de colegios que está haciendo Carter en La Florida, la derecha popular más tradicional de Ossandón en Puente Alto, la crisis del agua latente en San José con Alto Maipo, el transporte, la salud con el Hospital Sótero del Río, que tiene la lista de espera más larga de Chile, ese es el Chile en el que vive la mayoría de los chilenos y es un tremendo desafío aspirar a representar a esa ciudadanía que siente muy, muy lejos a los políticos.

-También es un electorado bastante apolítico. En ese contexto, ¿cuál es la llegada que tiene el FA a ese tipo de espacios?
-La llegada se desarrolla en el trabajo territorial. En términos bien concretos, esta entrevista tiene más un interés político que probablemente una expresión electoral: tiene que ver con la contribución política al Frente Amplio. Pero nuestra llegada en distritos populares se va a hacer con despliegue territorial, con participación en las organizaciones, en temas de conflicto. No sé, abrirse a que esas banderas que nosotros traemos sean puestas a prueba en la conversación cotidiana con la gente, no llegar con todas las soluciones.

-¿Es complejo construir organización en esos espacios?
-Sí, pero, por ejemplo, en Puente Alto hay una situación súper compleja en la Villa Los Robles, donde –así como hablan de Til Til– aquí tienen dos pozos áridos gigantescos y que afectan la calidad de vida de esas personas, que están respirando los gases tóxicos. Esos vecinos están solos, no está el municipio, no están los partidos tradicionales, entonces uno dice para qué mierda están los partidos y sus dirigentes. Entonces, hay zonas de conflicto en donde si el Frente Amplio se presenta, más que en un rol de conducción, en un rol de construcción colectiva, uno puede estar presente. También en los sectores más cotidianos, las juntas de vecinos, los centros de mujeres, el Frente Amplio puede estar, incluso entre los adultos mayores, que cuando hablamos de repartir un 5% de las pensiones en un fondo solidario (…) pero con un sentido de realidad, no vamos a cambiar los sentidos comunes en una campaña.

-¿Es una buena opción competir por un espacio con Camila Vallejo, una candidata que en cierto aspecto comparte un discurso y un electorado muy similar al del Frente Amplio?
-Más allá de Camila Vallejo, el Partido Comunista tomó la decisión de estar en la Nueva Mayoría y nosotros le estamos disputando un espacio político relevante a la Nueva Mayoría. Entonces, vamos a competir fraternalmente. Respeto la trayectoria de Camila Vallejo, me parece un aporte a la política en Chile, pero la Nueva Mayoría, así como Chile Vamos, es nuestro adversario y vamos a disputar voto a voto, no creo que haya otro camino posible. ¿Eso significa que se acaba el mundo? No, es el funcionamiento tradicional de la democracia.

-Pero una de tus compañeras de lista parlamentaria, Andrea Salazar, dio a entender que tu frase “todos juntos contra la derecha” incluía a la Nueva Mayoría. ¿Ves en dicha coalición un posible aliado?
-No, pero yo creo que si dentro del Frente Amplio nos hacemos zancadillas, es muy difícil que logremos nuestros objetivos, por eso es importante construir una cultura, donde la diferencia no genere conflictos que nos lleven a que nuestro proyecto sea inviable.

-Pero, entonces, ¿ha habido tensiones por el tema parlamentario, la definición de listas y candidatos al interior del Frente Amplio?
-Hubo un esfuerzo de delimitar ese conflicto en las distintas listas parlamentarias, aún hay movimientos donde no se sabe cómo van a terminar conformadas las listas, pero es algo muy lejano a lo que está viviendo la Nueva Mayoría, por ejemplo, con la DC, que en algún momento pudo ir con Ciudadanos o el PRO. Somos listas donde compartimos el proyecto político que estamos empujando, entonces, puede haber diferencias, pero creo que hay suficientes enemigos en otros lados y adversarios en Chile Vamos y la Nueva Mayoría, para que nosotros nos estemos haciendo zancadillas. Tenemos que ser responsables del momento histórico que nos tocó vivir, no podemos dejarnos seducir por la cuña o el codazo fácil, si queremos realmente disputarles la hegemonía a los dos bloques que han gobernado Chile en los últimos treinta años. Ese tipo de prácticas son las que destruyeron a quienes hoy día aspiramos a reemplazar en el poder.

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