En discurso ante adherentes que celebraban su triunfo en la Alameda
El ahora presidente electo, quien derrotó a Alejandro Guillier por más de nueve puntos, envió un mensaje de unidad en el que advirtió que «tenemos una exigente misión que cumplir, porque hay un mundo nuevo golpeando a nuestras puertas».
Flanqueado por su familia, los miembros de su comando y quienes fueron sus adversarios en las primarias de Chile Vamos, Felipe Kast y Manuel José Ossandón, el presidente electo, Sebastián Piñera, se dirigió a sus adherentes que llegaron a celebrar su triunfo en la segunda vuelta para enviar un mensaje de unidad y para recalcar en varias ocasiones que su objetivo es ser el “presidente de todos los chilenos”, aunque reconoció, aludiendo a uno de sus eslogan de campaña, que «el camino hacia tiempos mejores no va a ser fácil».
“Viva la diferencia, viva el pluralismo de ideas! Pero nunca esas diferencias deben convertirnos en enemigos, porque cada vez que los chilenos nos hemos enfrentado y convertido en enemigos, hemos consumado nuestras más grandes derrotas», manifestó Piñera, quien de acuerdo a los datos proporcionados por el Servel tras el escrutinio del 99,94% de las mesas del país, se impuso a con el 54,57% de los votos a Alejandro Guillier, quien obtuvo el 45,43%, es decir, una diferencia de más de nueve puntos.
La puesta en escena en el escenario que se montó fuera del hotel Crowne Plaza de la capital fue posterior a la visita que le hizo a Piñera el derrotado candidato de la Nueva Mayoría junto a su mujer, María Cristina Farga.
«Hubo un ganador neto, claro, categórico y por tanto vengo a manifestarle mi saludo», señaló en la oportunidad Guillier, quien anunció que desde su puesto de senador ejercerá una «oposición constructiva» y mantendrá una «colaboración eficaz para que sea un muy buen gobierno».
Por su parte, Piñera manifestó que «quiero hablar desde la intimidad de mi historia y de mi vida. Yo le tengo un gran aprecio a Alejandro Guillier y a María Cristina», y destacó que “el amor por Chile” es lo que tiene en común con quien fue su adversario en el balotaje.
En el discurso que pronunció ante los cientos de simpatizantes que concurrieron hasta el centro de Santiago portando banderas y haciendo sonar bocinas, el presidente electo puso énfasis en que recibía el triunfo con «humildad pero también con esperanza» y en la necesidad de fomentar la unidad, aludiendo a los hitos que marcaron su anteror gobierno (2010-2014), como el terremoto del 27F y el rescate de los 33 mineros.
«Unidos vamos a transformar a Chile en un país desarrollado, un Chile sin pobreza, con oportunidades para todos y que le garantice a nuestros hijos una vida digna, sin abusos, ni discriminaciones arbitrarias», sostuvo, agregando que «así vamos a poder cumplir con el enorme desafío que los chilenos nos han encargado liderar».
Y concluyó: «más allá de las diferencias, nunca más un chileno debe considerar a otro chileno como un enemigo (…) Hacer un buen Gobierno requiere de todos, incluso de aquellos que votaron por Guillier. Hoy día tenemos que unirnos más que nunca, porque tenemos una exigente misión que cumplir, porque hay un mundo nuevo golpeando a nuestras puertas (…) y porque el camino hacia tiempos mejores no va a ser fácil».
