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Sacerdote dispara misil en la Iglesia católica: acusa a obispos de seguir «conveniencia del poder» y abandonar la «salvación de las almas» Peter Kliegel ya había enviado una carta al Nuncio Apostólico cuestionando nombramiento del obispo cercano a Fernando Karadima

Sacerdote dispara misil en la Iglesia católica: acusa a obispos de seguir «conveniencia del poder» y abandonar la «salvación de las almas»

«El Santo Padre dijo en un discurso que ‘la Iglesia parece a un hospital de campaña donde llegan personas heridas buscando la bondad y la cercanía de Dios’. Este “hospital de campaña” es la diócesis de Osorno. Pero en este hospital de campaña no se sana las heridas, más bien sangran cada día más. Para sanar heridas, no sirven palabras bonitas, hay que escuchar y atener al enfermo para sentir y descubrir la razón de su dolor (…) Exijan – como hermanos en el episcopado – que por su propia dignidad como persona y obispo y por el derecho a la dignidad de todos nosotros, fieles y consagrados, el Obispo Juan Barros se decida a repensar su posición en bien de la iglesia», sostuvo el religioso de origen alemán.


El sacerdote católico de origen alemán e Hijo Ilustre de Osorno, Peter Kliegel, envió una carta a los obispos de Chile y a la Iglesia católica en general, donde expone su malestar por la actitud encubridora que ha matenido la jerarquía eclesiástica al silenciar los abusos sexuales que se comenten al interior de la institución religiosa.

«La discrepancia entre las palabras y las actitudes de la jerarquía llegó al límite de lo permitible y aceptable. Callar ahora sería pecar frente a lo que experimentamos como iglesia en los últimos días lo que respecta al Sr. Obispo en Osorno. El asunto no es únicamente uno de Osorno, es de toda nuestra Iglesia chilena. Me explico», comienza advirtiendo el religioso.

«El Santo Padre en su discurso ante los jóvenes insistió repetidamente que se grabaran en su memoria las palabras del Padre Hurtado: “¿Qué haría Cristo en mi lugar?” Leyendo atentamente el evangelio llama la atención que Jesús, en los encuentros con pobres y enfermos, siempre y en primer lugar pregunta: ¿qué quieres, que te haga..?”», prosigue.

En ese sentido, Kliegel señala que esto es lo que nunca se hizo en Osorno.

«En tres años la Nunciatura y el Vaticano, a muchas peticiones, nunca se nos dio una respuesta, apenas un “acuso recibo”. No se nos escucha, tampoco el Santo Padre lo hizo y lo hace. El lema inicial de las actuales OOPP canta: “La iglesia escucha…” El Santo Padre en la alocución a Ustedes (día 16 de enero) dijo que las “principales tareas consiste precisamente en estar cerca de nuestros consagrados, de nuestros presbíteros”….y “que los laicos no son nuestros peones, ni nuestros empleados. No tienen que repetir como «loros» lo que decimos”. Siento que hemos sido tratados ni siquiera como empleados, sino como peones. ¡Cuánta verdad vive en esta frase, expresada del Sumo Pontífice! Una verdad muy dolorosa. A la vista de todo el mundo», indica el sacerdote.

«No tengo el derecho de enjuiciar a alguien, pero no tomar en cuenta el clamor de víctimas de abuso sexual y no tomar las medidas correspondientes, es gravísimo. (A las víctimas hay que creerles, tanto a aquellas que se juntaron con el Papa privadamente, como a las que se han manifestado públicamente.) Tildar un testimonio honrado de parte de una víctima (afirmado en juicios públicos) de calumnia, es gravísimo. Más aún si viene de la boca del Sr. Cardenal Errazuriz», agrega.

«Con estas palabras no se ofendió a “algunos pocos laicos”, se golpeó fuertemente a una comunidad diocesana, a la iglesia nacional, que ya se cansó en su esperanza de una solución humana, social y pastoral. El abandono de nuestras filas de parte de muchos fieles, es silencioso, el descrédito es enorme. Duele», recalca.

Más adelante en su misiva, dice que en el nombramiento de Barros «se subestimó – y esa es la gravedad en la mira – el ambiente histórico en el cual nuestro obispo se movió por más de 30 años, ambiente que él mismo alabó (documentado públicamente) como edificante y que fue el ambiente de un guía pederasta que dañó a nuestra iglesia chilena escandalosamente. No haber “visto nunca nada” en 30 años indica incapacidad de ver al mundo real, de ver la historia personal con mirada crítica. Nuestros feligreses no son tontos y reclaman dignidad. Si yo como sostenedor de un Colegio emplearía a un profesor que trabajó 30 años bajo la guía de un pederasta sin haberse dado cuenta, tendría miles de familias protestando frente a mi casa por tal decisión escandalosa. Mi colegio quedaría sin alumnos. Y con razón. Y nosotros como diócesis. ¿Qué se espera?».

«Una persona puede cometer errores y tiene derecho al perdón – enseñanza de nuestro Maestro Jesucristo – pero hay que reconocerlos en vez de insistir en la inocencia, que no aparece como creíble. La carta del Santo Padre de enero del año 2015, recién publicada, ha revelado que nuestro obispo en su presentación ante la diócesis no fue veraz con nosotros», hace eénfasis en la carta

«Esto duele y aflige», deja en claro.

«Esta mencionada y ahora publicada carta indica que Ustedes como obispos tuvieron clara conciencia de la situación personal e histórica del ahora obispo de Osorno y de lo que esperaba una diócesis entera. Ustedes con clara deliberación querían preservar al Santo Padre de una fatal equivocación, sabiendo que el Papa se puede equivocar. (El mismo Papa declara en una entrevista: “Soy un hombre pecador y falible y no debemos olvidar nunca que idealizar a una persona es una latente agresión. Cuando me idealizan me siento agredido” – “Die Zeit, N° 1,1 2017”) Pero las autoridades de mi iglesia miraron más la conveniencia del poder administrativo que la máxima regla en la pastoral: la salvación de las almas. Esto duele y pone en jaque la dignidad de todos nosotros. La dignidad es un derecho humano inalienable, el mismo Papa nos lo grabó recién en nuestras conciencias. Seguir a dicha premisa es obligación moral», asevera.

Por ello, los llama a exijir –como hermanos en el episcopado- «que por su propia dignidad como persona y obispo y por el derecho a la dignidad de todos nosotros, fieles y consagrados, el Sr. Obispo Juan Barros se decida a repensar su posición en bien de la iglesia de todo un país. Aquí no se trata de querer tener la razón, está en juego un bien mayor: la paz entre los hombres».

Carta Peter Kliegel by El Mostrador on Scribd

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