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Las protestas se desencadenaron por acusaciones de acoso sexual contra docentes que los estudiantes consideran no fueron debidamente investigadas o castigadas. Ahora exigen que se implementen nuevos sistemas para las acusaciones, que el personal reciba una mejor capacitación y que se incluyan más voces de mujeres en el plan de estudios de la universidad.
Después de manifestarse por una educación superior gratuita, los estudiantes ahora se han tomado facultades en 10 universidades en una campaña contra el acoso sexual.
Los secundarios también marcharon por el centro de Santiago el miércoles en apoyo al movimiento.
«La idea no es que de esto salga un compromiso de voluntad política de hacerse cargo de los problemas», dijo Danae Borax, estudiante y vocera del movimiento en la escuela de leyes de la Universidad de Chile. «Queremos medidas concretas, y no de esta facultad, sino a nivel nacional que nos permitan avanzar en erradicar la violencia de género».
Las protestas se desencadenaron por acusaciones de acoso sexual contra docentes que los estudiantes consideran no fueron debidamente investigadas o castigadas. Ahora exigen que se implementen nuevos sistemas para las acusaciones, que el personal reciba una mejor capacitación y que se incluyan más voces de mujeres en el plan de estudios de la universidad.
Las tomas en las universidades son la última manifestación del movimiento global #MeToo contra el acoso y abuso sexual.
Por ahora, las demostraciones son más pequeñas que antes y muchas universidades siguen funcionando normalmente. Los manifestantes en diferentes casas de estudios siguen trabajando en una lista compartida de demandas y analizando a quién deberían dirigirlas.
«Todavía es temprano para comparar estas protestas con las de algunos años atrás; son movimientos históricos bien distintos», dijo Emilia Schneider, estudiante y vocera del movimiento en la Universidad de Chile. «Pero nos estamos aproximando a un movimiento de características bien similares en términos de masividad y amplitud social».
