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La semana más amarga de la ministra Cubillos PAÍS

La semana más amarga de la ministra Cubillos

Macarena Segovia
Por : Macarena Segovia Periodista El Mostrador
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Aula Segura pasó de ser el proyecto estrella a un verdadero dolor de cabeza para la jefa del Mineduc. La iniciativa de choque del Ejecutivo logró sortear el Senado, tras un acuerdo entre Gobierno y oposición, consenso que no fue gestionado ni liderado por la secretaria de Estado. En la propia derecha reconocen que las principales debilidades de Cubillos son que “no tiene llegada con la oposición» y que «no sabe negociar”, porque le falta muñeca y «tacto», carencias que quedaron en evidencia estas semanas. A su favor juega –agregaron en La Moneda– que «es capaz de inmolarse por un objetivo” y ese fue precisamente el rol que cumplió.


“Estamos muy contentos, porque hoy día se recoge la esencia del proyecto”, con esta frase triunfal y una amplia sonrisa, la ministra de Educación, Marcela Cubillos, cerró la maratónica tramitación en el Senado de la iniciativa Aula Segura. Un semblante muy distinto al que mantuvo durante las últimas dos semanas, en las que libró una ruda batalla en la Cámara Alta.

Pasadas las 00:30 horas del jueves, el Gobierno y la ex Nueva Mayoría lograron un acuerdo para aprobar en la Sala, con 33 votos a favor y uno en contra, un proyecto que sacó muchas chispas. Un consenso dado tras una inesperada negociación al interior de la Comisión de Hacienda, en donde los senadores de oposición Ricardo Lagos Weber, Juan Pablo Letelier y Jorge Pizarro, junto a la senadora Yasna Provoste y Jaime Quintana, ingresaron tres indicaciones a lo que se había acordado en la Comisión de Educación el día anterior.

La posibilidad de un acuerdo parecía casi imposible, tanto que en el Ejecutivo ya barajaban la estrategia para poder reintegrar sus indicaciones en la votación en la Sala y, ante las dificultades que tuvo Cubillos para manejar la situación con los parlamentarios, fue el subsecretario de la Segpres, Claudio Alvarado, quien reforzó las gestiones oficialistas para sacar adelante la iniciativa.

La semana no partió bien para la ministra Cubillos. El reportaje de Canal 13 que planteaba la incógnita sobre el adoctrinamiento de estudiantes en el Liceo 1, sembró serias dudas sobre los alcances del despliegue comunicacional realizado por el Gobierno para crear un clima favorable al proyecto Aula Segura. La confirmación de que las imágenes mostradas en el reportaje correspondían a una obra de teatro escolar realizada por las alumnas, tiró al suelo la denuncia de adoctrinamiento y, de paso, debilitó las informaciones entregadas por el ministro del Interior, Andrés Chadwick, que participó del reportaje y que fue emitido un día antes de que el Ejecutivo pusiera discusión inmediata a su iniciativa estrella.

[cita tipo=»destaque»]En el oficialismo le habrían advertido a Cubillos que no se “expusiera a encontrones directos” con la senadora DC, que “evitara darle más espacio” y que era tarea de los parlamentarios de Chile Vamos lanzar los dardos a Provoste. Debido a eso, Cubillos habría disminuido sus asistencias a las sesiones y aumentó sus actividades en terreno, algunas acompañando al Presidente Sebastián Piñera, en las que aprovechó para emplazar en reiteradas ocasiones a los senadores de oposición, respecto a dejar de “defender a los violentistas y a aprobar el proyecto”.[/cita]

Un día antes de la votación en Sala, la oposición barrió con el proyecto gubernamental y, a punta de indicaciones, eliminó la palabra “expulsión” del texto y agregó un periodo de investigación de 10 días y de 5 para la apelación por parte del acusado, lo que cambiaba por completo la esencia de la iniciativa. Hasta le cambiaron el nombre a la ley. Al día siguiente, en la Comisión de Hacienda se reintegró la figura de la expulsión obligatoria en caso de acciones graves y gravísimas o que afecten la convivencia escolar y se otorga la potestad, al director o directora del establecimiento, para suspender, mientras se investiga, al involucrado. También obliga a que el director o directora expulse al miembro de la comunidad si la investigación lo define como culpable.

A pesar de que en el Gobierno han celebrado el acuerdo, las modificaciones eliminaron de cuajo la idea original de darle al director la capacidad de expulsar a un estudiante de forma inmediata, sin investigación ni debido proceso. Por otra parte, la inclusión explícita de la obligación de expulsar al estudiante, fue un punto cedido por la oposición, desde donde se había reiterado hasta el día anterior que no era necesario incorporar la palabra a la ley, ya que este mecanismo se contemplaba en las leyes más generales de educación escolar.

Al interior del oficialismo todos le brindan un apoyo ciego a la ministra y destacan su compromiso con el proyecto y lo bien posicionada que quedó con el despliegue de Aula Segura. Pero también hacen hincapié en que necesitó “mucha ayuda” para sacarlo adelante.

Sus principales debilidades, reconocieron en la propia derecha, es que “no tiene llegada con la oposición» y que «no sabe negociar”, porque le falta muñeca y «tacto», carencias que precisamente quedaron en evidencia estas semanas. Lo que sí juega a su favor, agregaron en La Moneda, es que «es capaz de inmolarse por un objetivo” y ese fue precisamente el rol que cumplió.

Cortar con cuchillo

Una de las razones por la que la ministra no habría logrado liderar el acuerdo sería la constante tensión que vivió con la senadora DC, Yasna Provoste. La relación entre ambas fue tensa y cortante desde el día uno, lo que se vio fomentado por el “duro carácter de ambas”, reconocen desde Chile Vamos.

El primer encontrón se dio luego que Provoste pidiera que la Comisión de Constitución –presidida por el senador DC Francisco Huenchumilla– revisase la constitucionalidad del proyecto, una solicitud que sacó ronchas en el Gobierno, ya que dicho parlamentario y sus pares de oposición ya habían advertido sobre la inconstitucionalidad de la iniciativa.

Los asistentes a la comisión recuerdan que otro momento tenso fue cuando Provoste propuso la apertura de la lista de invitados para discutir el proyecto y más de veinte expositores pasaron por la Comisión de Educación, hasta que el lunes La Moneda le puso discusión inmediata.

En cada sesión, el aire se cortaba con cuchillo, porque los intercambios entre Cubillos y la senadora DC se fueron intensificando, “el ambiente era pésimo, pero ambas aportaron a ese clima con su mala disposición”, reconoce un asesor de oposición. En más de una ocasión Provoste le solicitó a la ministra “esperar a que termine la sesión” para irse, ya que la jefa del Mineduc se paraba antes de que Provoste cerrara la comisión.

En el oficialismo le habrían advertido a Cubillos que no se “expusiera a encontrones directos” con la senadora DC, que “evitara darle más espacio” y que era tarea de los parlamentarios de Chile Vamos lanzar los dardos a Provoste. Debido a eso, Cubillos habría disminuido sus asistencias a las sesiones y aumentó sus actividades en terreno, algunas acompañando al Presidente Sebastián Piñera, en las que aprovechó para emplazar en reiteradas ocasiones a los senadores de oposición, respecto a dejar de “defender a los violentistas y a aprobar el proyecto”.

Ante su ausencia, quien debió asistir a todas las sesiones fue el subsecretario de la cartera, Raúl Figueroa. Él fue el encargado de seguir la tramitación y acompañar a los expositores invitados por el oficialismo, razón por la que se le vio en más de una ocasión solo en el Congreso, una situación que no habría sido de todo el agrado de Figueroa, dada la poca consistencia de la iniciativa. El subsecretario es uno de los pocos cuadros técnicos que tiene la derecha en materia de Educación, es quien –reconocen en el Gobierno– “le da sustento al Mineduc, sin él no resultaría ningún proyecto serio”.

Antes y durante el despliegue de Figueroa, todo el manejo de Cubillos estuvo permanentemente reforzado y apuntalado desde el Ministerio del Interior y Chadwick. Es más, es al ministro más poderoso del Gobierno al que se le atribuye el diseño y estrategia en torno a Aula Segura desde el primer momento.

El climax de la tensión entre Gobierno y oposición tuvo lugar en la última sesión de la Comisión de Educación, donde los senadores Latorre, Quintana y Provoste impusieron sus indicaciones y eliminaron del texto la palabra “expulsión”, lo que despertó el enojo en el equipo oficialista.

Durante esa sesión, hubo un hecho que intensificó el mal clima, cuando la senadora DC suspendió la sesión para dar quorum e ir a votar a Sala y volvió una hora después. Esa ausencia generó molestia en la senadora Ena von Baer (UDI), mientras que la ministra Cubillos tomó sus cosas y se fue “a tomar aire para respirar”, contó un asesor. “Esperamos durante una hora a que usted volviera y nadie dijo nada, le pedimos al secretario que la buscara”, emplazó la parlamentaria gremialista a Provoste, quien explicó que se encontraba en Sala votando un proyecto importante y que nunca quiso “pasar a llevar a la minoría” de la comisión. “Si es por trato, senadora, no hablemos del trato que ha habido en esta discusión”, agregó el senador Quintana.

“Era evidente la mala onda”, destacan desde el Senado, una que llega al punto que ni se saludan en muchas ocasiones. Aunque recalcan que esta historia de desencuentros es mucho más “añeja que Aula Segura” y se remonta a la acusación constitucional que lideró Cubillos en contra de Provoste, cuando esta era ministra de Educación en el primer Gobierno de Michelle Bachelet, episodio que terminó con su destitución e inhabilitación para ocupar cargos públicos durante cinco años.

Ahora el proyecto pasa a la Cámara de Diputados, instancia donde el Gobierno espera tener una estrategia distinta para sortear esa instancia, ya que los ojos están puestos en los diputados Gonzalo Winter, Camila Rojas y Camila Vallejo, quienes serían de los más “duros en la comisión”, reconoce un parlamentario de Chile Vamos. A ellos se suma la diputada PPD, Cristina Girardi.

«En este proyecto se ha expresado lo peor y lo mejor de la política: lo peor es un Presidente Piñera y una ministra Cubillos recurriendo a un autoritarismo nunca antes visto. Una violencia política brutal donde, básicamente, se nos hace legislar con una pistola sobre la mesa, con pataletas, con una suerte de obsesión de querer sacar un proyecto tal cual ingresa, sin diálogo democrático», destacó Vallejo.

La diputada Rojas, en tanto, agregó que lo importante es que “la Comisión de Educación sea la que vea los temas de fondo y, en ese sentido, se requiere una disposición democrática para debatir y no queremos esas presiones desde el Gobierno”.

El diputado RN, Diego Schalper, reconoció que se debe tener otra disposición en la Cámara de Diputados. “El proyecto quedó infinitamente mejor, por diversas razones: mantiene la facultad del director y la obligación de realizar un proceso de investigación en vías de la expulsión. Para nosotros ha sido un gran, gran resultado. Lo importante era que la expulsión estuviera encima de la mesa, porque había que dar una señal contra la violencia”.

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